La moneda interbancaria cayó al piso mínimo de 33,90/34,10 por cada dólar, frente a una notoria ausencia de oferta por parte de los exportadores y una masiva demanda de billetes estadounidenses por parte de ahorristas mayoristas y minoristas.
Buenos Aires. El peso argentino mayorista se desmoronó un inusual 7,62% este miércoles, a un nuevo mínimo récord, dada la fuerte dolarización de carteras ante la falta de credibilidad sobre la recesiva economía doméstica y temores de inversores de insolvencia soberana, dijeron operadores.
La moneda interbancaria cayó al piso mínimo de 33,90/34,10 por cada dólar, frente a una notoria ausencia de oferta por parte de los exportadores y una masiva demanda de billetes estadounidenses por parte de ahorristas mayoristas y minoristas.
El mercado abrió minutos después del anuncio del mandatario con un tipo de cambio de 32,15 pesos por dólar, ligeramente por encima de los 32,07 del día anterior. Pero después de la media jornada escaló sin freno.
Argentina acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un adelanto de fondos para garantizar el financiamiento que necesita para el año próximo y superar la turbulenta situación que atraviesan sus mercados, dijo este miércoles el presidente Mauricio Macri.
"Esta decisión apunta a eliminar cualquier incertidumbre que se hubiera generado alrededor, ante el empeoramiento del contexto internacional", el mandatario argentino durante su breve discurso.
Operadores coincidieron en que este anuncio no se tradujo en tranquilidad como preveía el Gobierno, e incluso el volumen cambiario operado fue de importancia, a lo que se sumó un abultado caudal de negocios frente a las liquidaciones de futuro con cierre el viernes por fin de mes.
La devaluación del día fue la segunda más grande en la era presidencial de Macri, quien a la semana de asumir en diciembre de 2015 liberó el mercado cambiario y el peso cayó casi un 30% en una sola jornada.
Actualmente, una misión del FMI se encuentra en Argentina analizando el cumplimiento del acuerdo, tras casi tres meses de su firma, un período en que las variables financieras cambiaron rotundamente y aumentaron las dudas entre inversores sobre la capacidad de pago del Gobierno de su ahora abultada deuda pública.