Si bien Argentina, Venezuela y Ucrania tienen notas de crédito de "basura" por parte de las tres grandes agencias de calificaciones, los rendimientos de los bonos argentinos en dólares sobre los valores equivalentes del Tesoro estadounidense cayeron a unos 600 puntos básicos, desde más de 1.000 en el último año.
Londres. Los inversores que han evitado los bonos en dólares de alto rendimiento del "Trío Tóxico" formado por Argentina, Venezuela y Ucrania pueden estar arrepintiéndose después del fuerte repunte argentino a lo largo del último año.
Si bien los tres países tienen notas de crédito de "basura" por parte de las tres grandes agencias de calificaciones, los rendimientos de los bonos argentinos en dólares sobre los valores equivalentes del Tesoro estadounidense -la prima que exigen los inversores para mantener esa deuda- cayeron a unos 600 puntos básicos desde más de 1.000 en el último año.
Los diferenciales venezolanos y ucranianos, en contraste, se han disparado al alza.
"El Trío Tóxico de hecho es ahora el Dúo Tóxico porque Argentina estuvo muy bien y renunció a la membresía este último año", dijo Edwin Gutierrez, jefe de deuda soberana emergente de Aberdeen Asset Management.
Esto, a pesar del hecho de que Argentina sigue en default, forzada en ese estado por la orden de una corte estadounidense para que arregle con los "inversores holdout", designados como "buitres" por el gobierno argentino y que exigen el pago completo de unos bonos que fueron reestructurados tras un incumplimiento del 2002.
Incluso mientras continúa su disputa legal, la deuda de Argentina ha repuntado y la perspectiva de que vea un cambio de gobierno en las elecciones que se realizarán más adelante este año la convierten en la inversión más popular del trío.
"Argentina es una historia prometedora. Los inversores en deuda en problemas entraron como el comprador marginal pero no son el vendedor marginal", dijo Gutierrez, agregando que tomó ganancias a partir de una posición superior al promedio de mercado en bonos argentinos, bajándola a neutral.
"El optimismo se deriva de la idea de que vamos a tener un cambio de régimen al final del año, y los últimos acontecimientos sugieren que será un candidato amigable con el mercado", agregó.
Los diferenciales venezolanos subieron hasta alrededor de 3.000 puntos básicos desde 1.000 en enero del año pasado, mientras que los de Ucrania saltaron a más de 4.000 puntos base desde unos 800 puntos.
Pero los inversores en bonos dicen que a pesar de las similitudes en los niveles en los que operan los mercados para los títulos venezolanos y ucranianos son muy diferentes.
Ucrania negocia una reestructuración de su deuda en dólares, en manos de un pequeño conjunto de inversores como Franklin Templeton, Pimco y Blackrock, al tiempo que Rusia tiene alrededor de US$3.000 millones de sus bonos en dólares que vencen en diciembre.
Su situación, sostienen los inversores, es muy difícil, con Kiev pidiendo a los acreedores que pasen a pérdida el valor nominal de sus bonos.
Si bien el Fondo Monetario Internacional respalda un plan de recuperación económica con préstamos por US$17.500 millones, ha advertido que los esfuerzos para restaurar la estabilidad financiera enfrentan riesgos "excepcionalmente altos" derivados de nuevos conflictos y acreedores resentidos.
Esto significa que la deuda no logró atraer ni siquiera el interés de especialistas en deuda en dificultades que buscan valor en activos con precios que bajaron al fondo.
Los bonos ucranianos actualmente cambian de manos a un valor bastante inferior a la mitad de su precio nominal.
En cambio, Venezuela, con bonos que también se negocian por debajo de la mitad de su valor nominal, es ampliamente vista como una perspectiva prometedora de inversión.
"La narrativa para Venezuela por muchos años ha sido 'estos muchachos tienen tanto petróleo y su política ha sido muy proclive a honrar su deuda'", dijo Colm McDonagh, jefe de deuda de mercados emergentes de Insight Investment, que es parte de BNY Mellon.
El gobierno de Venezuela recientemente renovó sus promesas habituales de honrar su deuda a pesar del deterioro de la economía, con factores como la caída de los ingresos petroleros por el fuerte declive de los valores energéticos.
"Los rendimientos son tan atractivos que si ellos no hacen un default en el próximo par de meses, se pierde mucho 'carry' (rendimientos)", dijo James Barrineau, co-responsable de deuda emergente de Schroders.
Sin embargo, gran parte de este optimismo inversor no se extiende más allá de este año.
"Mi preocupación es que ellos pasen este año pero cuánto más tiempo se extienda la situación sin un ajuste de las políticas, se tornará más difícil, la probabilidad de un default crecerá con el tiempo. Ellos tienen que hacer ajustes antes de quedarse sin distintas opciones heterodoxas", dijo Stuart Culverhouse, jefe global de análisis de la correduría Exotix.