Uruguay intenta despegarse de Brasil en la depreciación de su moneda, pero el rumbo del real de los últimos días acota el margen de maniobra.
La progresiva devaluación del real en Brasil parece no encontrar un piso. Este martes la moneda brasileña cerró en 4,05 unidades por dólar, su cotización más baja desde que el vecino adoptó su régimen de flotación cambiaria en 1999. Mientras tanto, en Uruguay, pese a que Banco Central realizó la mayor venta de dólares en una jornada en lo que va del año, el dólar terminó con un leve repunte.
La continua pérdida de pie del real frente al dólar se da producto de la preocupación que existe en el mercado sobre el rumbo del ajuste fiscal que promueve la presidenta Dilma Rousseff. Los rumores de distancia entre el gobierno y el PMDB (su principal aliado político y el partido más grande de Brasil) elevan la tensión sobre la posibilidad de que sus legisladores veten los planes de ajustes fiscal que promueve Rousseff. Según consignó Valor, eso implicaría un perjuicio para las finanzas públicas equivalente a US$ 31.555 millones. Asimismo, también se acrecientan los rumores sobre una posible rebaja de la calificación soberana de grado inversor por parte de la calificadora Fitch, siguiendo los pasos que hace pocos días tomó la agencia Standard & Poor's.
Las autoridades del equipo económico uruguayo han intentado transmitir en distintas apariciones públicas que el país no está en condiciones de seguir el ritmo devaluatorio de Brasil, al tiempo que han dejado en claro que, por ahora, las baterías están centradas en evitar a toda costa que la inflación supere el umbral de los dos dígitos.
"No podemos seguir a Brasil en el tipo de cambio. No tiene sentido porque el panorama macroeconómico y político dista bastante del panorama en Uruguay", dijo hace poco más de un mes el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara. En este sentido, indicó que el país se está comportando de forma similar a otros emergentes y productores de commodities como, por ejemplo, Chile, Colombia, Nueva Zelanda y Australia. En la misma línea, el ministro de Economía, Danilo Astori, dijo esta semana en entrevista con Claves Políticas de Nuevo Siglo TV que la situación de Brasil no puede tomarse como "referencia" para el accionar de los instrumentos de la política económica local, en particular el tipo de cambio.
"Así como nos comparamos con Brasil, me gustaría que nos comparáramos con Nueva Zelanda, Chile, Colombia, Perú, México, y vamos a ver que estamos siguiendo un camino equilibrado", dijo.
No obstante, Astori mostró confianza en que, de confirmarse una desaceleración de la inflación durante la última parte del año, haya "más margen" para una política cambiaria con "más acento" en la apreciación del dólar. Lo concreto es que la brecha cambiaria con Brasil ya comienza a repercurtir en variables locales como el comercio exterior, el turismo y las compras al otro lado de la frontera (ver página 4). "Es una cuestión de equilibrios cambiantes. Hoy tenemos que mantener el manejo de las herramientas que tenemos en este momento", explicó Astori.
"Es muy probable que si se confirma una desaceleración de la inflación, tengamos más acento en la apreciación del dólar", dijo Danilo Astori.
La posición de las autoridades del equipo económico ha encontrado reparos en algunos de los más influyentes analistas privados, que sugieren al gobierno evitar un "freno artificial" al precio del dólar –por las abultadas ventas del BCU– con el objetivo de no soportar una inflación por encima de los dos dígitos durante un tiempo.
"En Brasil el dólar pasó los BR$ 4 y acá, como en 1999, no nos damos por enterados. Que la orquesta siga tocando", dijio Javier de Haedo.
El economista y socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, dijo la semana pasada en El Observador TV que no se debería evitar que el tipo de cambio se deprecie si efectivamente esa es la tendencia, al tiempo que cuestionó el ritmo de ventas de reservas por parte del BCU. En una línea similar se había expresado el socio de la consultora Deloitte, Pablo Rosselli, quien además consideró insuficientes las proyecciones de depreciación del peso que se estimaron en el proyecto de Presupuesto.
El presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, Álvaro Queijo, había declarado a El Observador que se comparte la idea de "no seguir locamente a Brasil", pero destacó que tampoco se puede "subestimar" la importancia que tiene el país norteño, ya sea como cliente, proveedor o competidor. "Hay que estar atentos y mirar de reojo, aunque la situación sea diferente, a 1999. Un par de meses me puedo alejar, pero en el largo plazo la brecha debe ser de menor tamaño por el grado de relacionamiento que hay y para no perder competitividad", puntualizó.
Ventas récord del BCU
El dólar interbancario cerró ayer con una leve suba (0,12%) a $ 28,82, pero no fue una jornada tranquila para el BCU, que vendió US$ 64,5 millones en el mercado spot, el volumen de divisas más abultado desde que volvió a operar decididamente en el mercado cambiario a fines de julio para contener el avance del billete verde, que en el año ya se apreció 18,4%. Desde el 24 de julio hasta ayer, el BCU vendió en el mercado spot US$ 444 millones.
Consultado sobre la intervención del BCU en el mercado de cambio para contener la suba de la divisa, Astori dijo que la autoridad monetaria "tiene mucho margen" para practicar esa política. "No podemos decir que las reservas caen en picada", aseguró. Un operador de una mesa de cambios que prefirió mantenerse en el anonimato dijo que existe una "fuerte presión" en la plaza financiera para que la divisa continúa apreciándose. "Todo el mundo está viendo un dólar más alto, y más si se tienen en cuenta lo que está pasando con uno de nuestro principales socios comerciales (por Brasil)", explicó.
Algunos operadores de mercado especulan con que el dato de inflación de setiembre no mostraría una desaceleración de la inflación como proyecta el gobierno, lo que está detrás de la agresividad con la que sale la autoridad monetaria cada jornada a contener la suba del dólar.