Después de tener déficits primarios desde el 2009, México se comprometió el jueves a pasar de un déficit primario proyectado del 0,4% del Producto Interno Bruto (PIB) este año a un superávit del 0,4% del PIB en el 2017.
Un débil crecimiento económico, bajos precios del petróleo y dificultades para cumplir con las promesas de recortes al gasto amenazan el esfuerzo de México para alcanzar un superávit presupuestario el próximo año, en momentos en que las calificadoras consideran rebajar su nota de deuda.
Después de tener déficits primarios desde el 2009, México se comprometió el jueves a pasar de un déficit primario proyectado del 0,4% del Producto Interno Bruto (PIB) este año a un superávit del 0,4% del PIB en el 2017.
Moody's y Standard & Poor's colocaron en negativa la perspectiva crediticia de México este año, señalando preocupaciones de que el débil crecimiento económico pueda presionar los niveles deuda debido a menores ingresos por el colapso de los precios del crudo.
Jaime Reusche, analista senior de Moody's para México, dijo que los ingresos mayores a los esperados que trajo la reforma fiscal aprobada en 2013 han ayudado a compensar la disminución de los ingresos petroleros. Pero si los ingresos fiscales no se mantienen, el Gobierno podría incumplir sus objetivos.
"El presupuesto sigue dando señales de consolidación, que de hecho pueden ser favorables para conservar la nota donde está. La prueba estará en hacerlo", dijo Reusche el viernes.
El austero presupuesto de México para el 2017 establece recortes profundos que recaen principalmente en las secretarías de Educación, Comunicaciones y Transporte y Agricultura. El gobierno propuso recortes por casi 240.000 millones de pesos, un 1,2%del PIB, frente al presupuesto aprobado de 2016.
Standard & Poor's y Moody's están preocupados de que la deuda como proporción del PIB pueda seguir aumentando en los próximos años.
Pero el jefe de economistas de la Secretaría de Hacienda, Luis Madrazo, dijo que el Gobierno ya ha realizado profundos recortes presupuestarios en 2016 para estabilizar la trayectoria de la deuda con el PIB. "Tenemos que asegurarnos de que los recortes sean permanentes", dijo el funcionario el domingo.
Alcanzar la meta puede ser difícil. El año pasado, cuando los precios del petróleo arrastraron al peso, México anunció recortes al gasto por 124,300 millones de pesos, casi un 3% del presupuesto.
Si bien el Gobierno hizo algunos recortes, el gasto total aún se salió de su presupuesto original en más de un 4%, o 197.000 millones de pesos, el año pasado.
La Secretaría de Hacienda dijo en una respuesta por escrito enviada a Reuters que el gasto programable y sin inversiones financieras, tales como absorber una parte de los pasivos de pensiones de la petrolera estatal Pemex, fue sólo del 1,5% por arriba del presupuesto.
Alcanzar un superávit "no va a ser fácil, las presiones son enormes", dijo Ernesto Cordero, un senador del opositor y derechista Partido Acción Nacional (PAN), y ex secretario de Hacienda.
El propio banco central de México advirtió el mes pasado que el país se enfrentaba a una fecha límite "impostergable" para recortar su deuda con el fin de mantener la confianza de los inversores extranjeros.
El gasto del año pasado aumentó casi un 5.9 por ciento en términos reales, el mayor incremento desde 2008, según un análisis que hizo Reuters de informes que la Secretaría de Hacienda presentó al Congreso.
Hacienda dijo que el aumento fue sólo del 2,6%, sin tomar en cuenta las inversiones financieras y los costos de pensiones.
Aun así, México fue capaz el año pasado de recortar su requerimiento financiero del sector público con la ayuda de un remanente del banco central.
"Incluso si México logra el objetivo (superávit), la calidad del ajuste es siempre importante, no tener demasiados beneficios que ocurren sólo una vez", dijo Pramol Dhawan, un director de fondos de mercados emergentes de PIMCO.
Ayudado por mayores ingresos fiscales que los esperados, México pudo realizar este año grandes recortes al gasto de Pemex, aliviando las preocupaciones de que la petrolera estatal podría requerir un rescate importante.
Pero el gasto del Gobierno federal ha sido más difícil de frenar.
Una medida del gasto programable, conocida como gasto corriente estructural, subió un 3.7 por ciento el año pasado en términos reales, más allá del techo de 2% establecido por la Secretaría de Hacienda en una regla propia de austeridad aprobada a finales de 2013.
De acuerdo con Hacienda, la ley permite que el Gobierno pueda superar el límite gracias a una reciente reforma fiscal que elevó los ingresos federales.
Los analistas dijeron que también sería difícil para el Gobierno contener el gasto antes de las elecciones estatales el próximo año, luego de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del presidente Enrique Peña Nieto perdió los comicios para renovar siete gobernaciones este año.