Aldo Ferrer embajador de ese país en Francia, dijo que “en la Argentina muchas veces hubo respuestas equivocadas a las preguntas de la realidad mundial, y la incapacidad de resolver los conflictos de intereses entre el campo y la industria minaron las bases del desarrollo”.
El embajador argentino en Francia, Aldo Ferrer; y el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, coincidieron en que la integración del campo y la industria permitirá dejar al descubierto la gran potencialidad industrial argentina.
En la XVII Conferencia Industrial que se realiza en el Hotel Hilton y que será clausurada por la presidenta Cristina Fernández, Ferrer expresó que “en la Argentina muchas veces hubo respuestas equivocadas a las preguntas de la realidad mundial, y la incapacidad de resolver los conflictos de intereses entre el campo y la industria minaron las bases del desarrollo”.
En ese sentido, indicó que “transcurrimos el período dorado de post guerra con estos conflictos, atrapados por la inestabilidad institucionalidad y no logramos una relación de interdependencia de los sectores".
"Después vino la catástrofe, el golpe de estado y la instalación del modelo neoliberal, en el momento en el que en el mundo se daba el proceso que termina hoy con esta crisis fenomenal”, afirmó Ferrer.
Según el embajador, “este gigantesco casino construido en los últimos 20 años entró en una etapa final generando una crisis sistémica y global”, por lo que “recibimos la advertencia de que con la especulación no hay salida”.
También advirtió sobre el riesgo de la “primarización”, por lo que llamó a la “transformación continua del aparato productivo” y destacó que “la ciencia, la tecnología y la industria son factores fundamentales”.
“Las buenas respuestas a la globalización pasan por entender que es necesario la capacidad de gobernarse, de mantener las cuentas públicas en orden, de vivir con lo nuestro, de la soberanía, y se deberá tener una estructura compatible entre el campo y la industria con carácter federal”, aseveró.
A su turno, Lavagna consideró que “no hay antinomia posible entre campo e industria” porque “el modelo de desarrollo del país tiene que ser único, absolutamente integrado, aprovechando todas las oportunidades que la naturaleza nos ha dado y el ser humano ha creado”.
“Estamos viviendo un momento desafiante a nivel internacional lleno de incertidumbre, de riesgos y posibilidades. Los cambios que se vienen son de tipo estructural, como un corrimiento hacia el este y hacia el sur desde Estados Unidos de los flujos que cambian las relaciones de poder en el mundo”, dijo Lavagna.
Por otra parte, el economista consideró que un programa de desarrollo tiene que tener como puntos fundamentales “que el consumo es el motor del proceso de crecimiento, el aliado de la inversión y de la inversión productiva”.
“La combinación entre consumo e inversión pondrá dinámica y es un complemento perfecto para las exportaciones. Para mí esa dupla que se debe ayudar con una reducción de impuestos y con productividad son los que garantizan el círculo virtuoso para la distribución del ingreso más equitativa”, concluyó.