Para algunos actores del subcontinente, el tropezón es mayor por escenarios de temporada, como Brasil, donde una grave sequía en zonas agrícolas pesará sensiblemente sobre las exportaciones del gigante.
En los recientes meses, la tendencia a la baja en el precio de las materias primas de importancia estratégica en América Latina, como el crudo, el oro, el cobre, el acero y el café, representa un reto importante para la región. Para algunos actores del subcontinente, el tropezón es mayor por escenarios de temporada, como Brasil, donde una grave sequía en zonas agrícolas pesará sensiblemente sobre las exportaciones del gigante.
En materia de commodities, el principal responsable es el precio del mineral de hierro, con el que se produce el acero, que ha golpeado la economía brasileña y ha impulsado a empresas grandes y medianas a suspender temporalmente actividades, despedir personal y realizar otros ajustes para reducir costos.
Chile tiene su atención en el cobre, primordial en su economía. A través de Codelco, de propiedad estatal, es el primer productor y exportador de ese commodity. En diciembre, los precios del cobre registraron el nivel más bajo desde septiembre del 2009.
Para Perú y Colombia la situación tampoco luce bien: también tienen como debilidad la alta dependencia de los precios de las materias primas en su economía. Las exportaciones peruanas de oro llegaron a caer hasta 36% en los primeros 10 meses del 2014 y nada hace pensar que la situación mejore en el corto plazo. En Colombia es el crudo el que derribará sonrisas: el país pronosticó un barril de US$88, pero lo venderá a 46. Se pronostica que su PIB apenas alcanzará 3.8% de expansión.
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Desplome en crudo colapsa finanzas públicas en México
Pese a haberse registrado en los años recientes el mayor número de reformas tanto en materia tributaria como en el régimen fiscal de Pemex, no se logró aumentar el monto de los ingresos no petroleros y la dependencia de los recursos provenientes de la actividad petrolera prácticamente se mantuvo alrededor de 34% en los recientes 15 años. Para el 2006 representó 38% de los ingresos presupuestarios del Sector Público en México, ello de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda.
En el presupuesto para el 2015 se calculó un precio promedio de la mezcla mexicana de exportación de 79 dólares por barril (d/b), cifra que implicaba ingresos por aproximadamente US$31.000 millones. En lo que va del año, las noticias han sido negativas: la mezcla registra un precio promedio de US$40 por barril. Esto arrojaría ingresos por alrededor de US$15.700 millones, casi 50% menos de lo presupuestado.
La historia no termina ahí. Las estimaciones para el precio del hidrocarburo para los próximos tres años, por lo menos, rondan los US$40, en un contexto en el que los grandes productores no están dispuestos a sacrificar su cuota de mercado.
Pese a los esfuerzos realizados con la aprobación de reformas al sistema tributario, a través de la aplicación de mayores tasas impositivas, nuevos impuestos y de haber incrementado el padrón de contribuyentes a través de la fiscalización, se logró un crecimiento limitado en la recaudación de ingresos tributarios. La imposibilidad de incurrir en la ampliación de los niveles de deuda o en un mayor déficit fiscal orilló al Gobierno mexicano a realizar un recorte de 124.000 millones de pesos (US$8.356 millones) en el presupuesto para el 2015.
Para países como Estados Unidos, que no generan importantes ingresos fiscales por la producción de petróleo, la caída de los precios son buenas noticias económicas, dado que la gasolina más barata pone más dinero en los bolsillos de los consumidores. Pero para los países dependientes del petróleo, como México, puede ser una pesadilla.
Productores de petróleo como Rusia, Venezuela, Nigeria y México necesitan precios por encima que la cotización del barril supere los US$100 para equilibrar sus balances fiscales. De acuerdo con algunas corredurías, Arabia Saudí necesita alrededor de 99 d/b para apoyar su gasto. (Con información de José Luis Caballero)
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Bajos precios de metales golpean empleo en Brasil
Como un importante productor de minerales ferrosos y metales no ferrosos, Brasil sufrió en 2014 los efectos de la caída global en el precio de los commodities. Las compañías medianas y grandes vieron sus operaciones afectadas, con paralización de proyectos, despidos, reducción de los márgenes y ajustes internos para reducir costos.
Las consecuencias fueron fuertes sobre las cuentas externas del país. Brasil cerró el 2014 con un déficit de cuenta corriente de 4.2% del PIB, con US$90.900 millones, un significativo aumento en relación al 2013 (3,6% del PIB), debido, en gran parte, a la contribución negativa de los commodities a la balanza comercial, que cerró con un déficit de US$3.900 millones, el primer resultado negativo en catorce años.
En el caso del mineral de hierro, la baja en el precio llevó a un fuerte declive en la balanza comercial del país. Por el contrario, el alza del níquel ayudó a algunos de los productores, como Vale y Votorantim a compensar las pérdidas.
Las “cuatro grandes”
Tan sólo la caída de 50% en el precio del concentrado de hierro provocó una baja de US$8 mil millones en la cuenta de las exportaciones. Este es el segundo mayor producto de exportaciones del país, sólo superado por la soya. Actualmente, en cerca de US$65,90 por tonelada, se encuentra en su menor nivel desde el 2009.
“A pesar del aumento de 15 millones de toneladas en la cantidad exportada, la baja en el precio provocó una caída de 20% en los ingresos”, dijo el secretario de Comercio Exterior, Daniel Godinho. Considerando todos los commodities, las exportaciones brasileñas dejaron de recaudar US$12.900 millones.
China es el principal cliente del país. En los primeros nueve meses del 2014, los embarques de concentrado de hierro al mercado chino sumaron US$11.200 millones, 21% menos que en el mismo período del 2013, a pesar de un aumento de 3% en el volumen, a 158 millones de toneladas.
Vale, que junto a las australianas BHP Billiton, Rio Tinto y Fortescue Metals conforman las denominadas “cuatro grandes”, registró en septiembre una baja de 9% en sus ingresos totales brutos a 66.400 millones de reales, con un retroceso de 15% en la división de minerales ferrosos. Pero eso fue antes de que el concentrado de hierro cayera a cerca de US$70 por tonelada. Hasta septiembre, el precio anual medio estaba en US$105.
Aún así, Vale logró mantener sus operaciones rentables, gracias a la alta ley de su mineral y sus bajos costos de producción. Analistas de Morgan Stanley estiman que Vale tuvo un costo medio de US$28 por tonelada. El costo es inferior al de sus principales competidores (de US$35 a US$55 por tonelada), aunque esa ventaja fue contrarrestada en las ventas a China debido al mayor costo de flete para la compañía (US$17 por tonelada).
En una posición menos cómoda que Vale, varias otras empresas fueron obligadas a revisar sus operaciones en Brasil. En este grupo están los gigantes del sector siderúrgico Gerdau, Usiminas y CSN. Las tres productoras de acero tenían planes para grandes incrementos en el volumen del mineral extraído de sus minas, pero en los últimos meses han dado señales de modificarlos.
Incluso entre las grandes de la industria, Anglo American dio inicio en el 2014 a los embarques de su multimillonario proyecto Minas-Rio. Después de un retraso de cuatro años y una amortización de US$4.000 millones, el proyecto entró en operaciones justo en un momento desfavorable para los precios, que deberá ser compensado con reducciones de costos, afirmó el director de operaciones de la Unidad de Negocios de Mineral de Hierro de Anglo American en Brasil, Rodrigo Vilela.
Minas-Rio es uno de los proyectos que van a contribuir en el 2015 a aumentar la oferta global, lo que viene ayudando a presionar la cotización del commodity en el mercado. Empresas más pequeñas, sin una gran escala de producción y sin una estructura logística propia para llevar el mineral a los puertos, también han sido afectadas. (Con información de Valor Económico / Brasil).
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Caída del petróleo amortigua falta de brillo del cobre para Chile
Hay un viejo dicho entre los economistas chilenos para graficar la alta dependencia del país de las exportaciones de materias primas. “Cuando en China estornudan, a Chile le da gripe”.
Y parte de esa enfermedad ya ha comenzado a verse en el país este año. El precio del cobre -que en gran parte del 2014 se mantuvo en torno a US$3 la libra- se ha desplomado más de 12% en lo que va del 2015, cotizándose a niveles de US$2.52 por unidad. Su piso al cierre de este reportaje fue los US$2.49 con que se negoció el 26 de enero, su valor más bajo desde julio del 2009.
Alrededor del 40% de las exportaciones del país proceden de la minería, por lo que una caída en el valor del metal impacta negativamente la actividad local, la bolsa y el balance fiscal. Por lo mismo, el débil desempeño del commodity ha encendido las alarmas en el mercado, posicionando esta tendencia a la baja como uno de los mayores riesgos para la economía en el 2015.
De hecho, la caída no es menor considerando que el Presupuesto fiscal se diseñó con un cobre promedio de US$3.12 para este año. Desde que se anunció el proyecto (septiembre de 2014), el precio ha bajado 17,5% y el valor promedio de este año se ubica en US$2.66.
Según economistas locales, la brecha entre el cobre estimado en el Presupuesto y el valor actual podría generar menores ingresos para al Fisco por sobre US$2.700 millones, con un déficit fiscal que pasaría de 1,9% del PIB a 3% del Producto de mantenerse las condiciones actuales. Según cálculos privados, la recaudación fiscal se reduce US$60 millones por cada centavo menos de precio del cobre.
Los bancos de inversión han tomado nota de esto y recortaron sus estimaciones de precio del cobre para este año, desde US$3.01 a US$2.96, según el LatinFocus Consensus Forecast de enero. El déficit fiscal esperado se aumentó en 0.1 punto a 2% del Producto.
Noticias positivas en el horizonte. Sin embargo, en esta oportunidad, para Chile se conjuga favorablemente otro factor que podría inyectarle algo de optimismo a la economía: la fuerte y persistente caída del petróleo, cuyo valor ha disminuido más de la mitad en los últimos seis meses, y 18% en lo que va del 2015 sin existir un repunte a la vista.
A juicio de los expertos, la baja en el crudo no sólo compensaría los menores ingresos del metal de manera directa, sino que también incentivará el consumo y la inversión tanto de las personas como de las empresas. El país importa más del 90% del combustible que consume.
Valentín Carril, economista jefe y director de Estrategias de Inversión para Latinoamérica de Principal Financial Group Chile, recalca que el efecto de un bajo precio del cobre no es tan fuerte en la balanza de pagos, ya que gran parte de la producción minera no es local.
Además, postula que una baja en las bencinas mejora la confianza de los consumidores y, por ende, la actividad. "Además la caída del petróleo beneficia a países de gran importancia para la economía global y para Chile, y en especial a sus dos socios estratégicos más importantes: China y Estados Unidos", agregó.
Con todo, el experto señala que gracias a la baja del petróleo el panorama económico local se ve un poco mejor que hace unos meses atrás y al incorporar este elemento, ajustará sus estimaciones de crecimiento para la actividad local para este año, del actual 2% a cerca de 2,5%.
El economista de BBVA Reseach, Cristóbal Gamboni, apuesta por un escenario similar ya que en su opinión la tendencia a la baja en los precios va a perdurar más en el caso del crudo, que en el del cobre. Prevé que el metal rojo se mantendrá en torno a los niveles actuales por algún tiempo para luego confluir a valores más alineados con sus fundamentos, en torno a US$2.70 - US$2.80 la libra en el mediano plazo.
"La caída del precio del petróleo en estos momentos está reafirmando nuestras expectativas de crecimiento, porque nosotros ya estamos por sobre el mercado", expuso Gamboni. BBVA apuesta porque el PIB cierre en torno al 3% este año.
Patricio Rojas, de la consultora Rojas y Asociados, sostiene que los efectos de un cobre más bajo están acotados a nivel de ingresos fiscales y de las grandes mineras, a diferencia del petróleo, ya que una disminución en sus precios afecta a todos los sectores.
"Los consumidores están teniendo un aumento de ingreso imponible que es bastante probable que se gaste y ayude a la recuperación del consumo privado en el 2015, y adicionalmente, las empresas están teniendo una reducción de costos de energía y combustible", indica.
La duda está, según Rojas, en si estos mayores ingresos -especialmente en el caso de las empresas-, serán utilizados o no este año en otros proyectos y en eso jugará un rol fundamental una mejora en las expectativas empresariales, fuertemente deterioradas luego de la aprobación de la reforma tributaria en septiembre.
Balanza en negativo. El economista y académico de la Universidad Gabriela Mistral, Erik Haindl, señala que hasta el momento gana el efecto adverso del cobre y que la situación tendrá un equilibrio sólo si el promedio anual del metal se empina hasta US$2.8.
"Y si el cobre no repunta vamos a tener un año complicado, ya que se va a echar a perder el déficit de cuenta corriente, lo que implica presiones más fuertes al dólar, entre otros". Así, Haindl prevé que la economía no crecerá más de 2% este año.
En tanto, César Guzmán, de Inversiones Security, postula que para tener una ganancia en términos de intercambio en este escenario, el petróleo tiene que caer más de tres veces lo que baje el cobre.
Security cree que la actividad local crecerá 2,5% este año y en esa línea, Guzmán afirma que el deterioro del entorno externo en las últimas semanas -que incluye la caída del cobre- "sin duda sesga a la baja todas las proyecciones".
"Sin el alza de las expectativas de los empresarios, no habrá un repunte de la inversión, mientras que el deterioro en el mercado laboral que prevemos para este año podría traducirse en peores perspectivas por el lado del consumo. No vemos ningún factor que pueda levantar significativamente las deprimidas expectativas este año", añade. (Con información de Diario Financiero / Chile).
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Perú, impactado por los bajos precios de metales
Un reciente artículo de Bloomberg destacaba a Perú como uno de los pocos países emergentes que ha resistido la caída de los commodities. Sin embargo, la caída de los precios internacionales de los metales se ha reflejado en significativas reducción de las exportaciones peruanas.
Entre enero y octubre del 2014, los envíos peruanos totalizaron US$31.682 millones, un 10% menos que lo registrado en el mismo periodo del 2013. De manera desagregada, las exportaciones de cobre disminuyeron 9.2% en los 10 primeros meses del 2014.
Los envíos de oro se desplomaron 35,8% y los envíos de plata refinada se redujeron 25,9%. El cobre y el oro son las principales exportaciones del Perú. El 2013 representaron el 23,3% y el 19,1% de los envíos respectivamente.
Para The Economist, los bajos precios del cobre y oro van reducir el monto de las exportaciones nacionales en el corto plazo, y van a mantener además el déficit de cuenta corriente peruano alrededor de 4,8% del Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos años, magnitud similar al registrado en el 2014. La entidad estima que los ingresos por exportación deberían comenzar a fortalecerse posteriormente cuando nuevos proyectos mineros se pongan en marcha. No obstante no se espera un superávit en balanza comercial para antes del 2018.
Caída del crudo. Sobre la caída del crudo, el Banco Central del Perú señala en un informe que las bajas cotizaciones internacionales del petróleo podrían ejercer una mayor presión a la baja para la inflación, si es que el desplome de la cotización se mantiene hasta mitad del año. La caída del crudo está haciendo además más difícil al Perú atraer inversionistas para la exploración de hidrocarburos.
La entidad emisora estima también que la producción de minería metálica se reduciría en 2,2% en el 2014, algo menos de lo previsto anteriormente (-2.8), ello debido a un incremento de la producción de oro y zinc en Yanacocha y Antamina, respectivamente.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCR) recuerda que en el 2014 la inversión privada disminuyó afectada por la reducción de la inversión en el sector minero, por la finalización de proyectos como Toromocho y Antapaccay y menores inversiones en empresas como Southern y Antamina. Para el 2015 se considera una caída de la inversión minera por segundo año consecutivo al culminarse la construcción del proyecto Constancia.
Consejo del FMI. El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda acelerar los megaproyectos mineros para incrementar la tasa de crecimiento de nuestra economía. El FMI advierte además que los riesgos los riesgos externos para la economía peruana se inclinan a la baja. The Economist también advierte que los riesgos a la baja para nuestro pronóstico persistirán, sobre todo si los precios de los productos principales de exportación del Perú, colapsan por un período prolongado.
Proyectos retrasados. Además, de acuerdo a la Unidad de Inteligencia de Bloomberg, la cartera de nuevos proyectos mineros de cobre del Perú posee un mayor riesgo de retraso o cancelación, dadas las objeciones ambientales y sociales. La agencia indica que de que 12 proyectos dejados de lado en el 2013, 10 eran nuevas minas.
Según estimaciones del Banco Central de Reserva, la cartera total de proyectos de inversión en el sector minería e hidrocarburos con retrasos alcanza los US$24.097 millones, demoras que han restado algunos puntos de crecimiento al PBI durante el 2014.
El banco central es optimista y prevé que los retrasos que han sufrido algunos proyectos como Toromocho y las Bambas se superarán en el corto plazo y se podrá duplicar la producción de cobre a más tardar, en el 2018. (Con información de Gestión / Perú).
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Precio del petróleo generará déficit de $9 billones en Colombia
El crudo que representa cerca del 55% de las exportaciones y alrededor del 20% de los ingresos fiscales de la nación, generará por la abrupta caída de su precio, un impacto en la economía colombiana este año que significará un déficit de $9 billones, como consecuencia de menores dividendos de la estatal petrolera Ecopetrol e impuestos (renta y Cree).
Carlos Ronderos, ex ministro de Hacienda de Colombia comenta que los efectos se sentirán en la inversión pues las compañías que estaban inyectando recursos en el sector ya no están tan motivadas y replantearán sus intenciones pues muchos proyectos son inviables en estos momentos, lo que se suma a la reducción en gastos en operación.
Ronderos agrega que “cuando se hizo a finales del año pasado la reforma fiscal no estaba contemplado una baja tan pronunciada de los precios del petróleo, así que el hueco fiscal no cubre la nueva situación”.
El Gobierno había hecho cuentas con un petróleo a US$97 por barril, en el marco fiscal de mediano plazo. Sin embargo, tras la caída de precios, tuvo que ajustar este supuesto durante el 2014 y lo puso en US$88. La caída a US$46 el barril fue un escenario que ni los analistas como los del Fondo Monetario Internacional pronosticaban. La coyuntura fue determinante para que el organismo replanteara sus previsiones para 2015 y de 4.5% que había estimado crecería el PIB bajara la proyección a 3.8 por ciento.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, indicó que este faltante se financiará con la reforma tributaria (que va a dar $4.5 billones por encima de los impuestos que se venían recaudando) y con endeudamiento con entidades multilaterales.
Adicional, el jefe de cartera aseguro que el país tiene un ahorro de $6 billones que están en un fondo de estabilización en el exterior para enfrentar la contingencia de la baja de los precios del petróleo, entre ellas la disminución de las regalías.
Ante el incierto panorama, el plan financiero de 2015, presentado el pasado martes por Cárdenas, contempla que el próximo año el barril estará en promedio a US$48, lo cual indica que de continuar con esta tendencia a la baja, el golpe en las finanzas públicas será mayor en el 2016.
Cárdenas envió un parte de tranquilidad y dijo que “Colombia se acomoda y adapta al nuevo escenario petrolero, sin traumatismos y de forma gradual de manera que podamos cumplir con las normas del marco fiscal y sostener el nivel de inversión pública que nos va a permitir que la economía mantenga su buen dinamismo”.
Francisco Llorreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP) manifiesta que la proyección de exploración y producción de la industria será menor que en años anteriores ya que la actividad exploratoria estará enfocada en cumplir prioritariamente con obligaciones contractuales. Este año se espera recorrer 14.000 kilómetros de exploración sísmica y perforar 126 pozos exploratorios. Sin embargo, no hay que obviar que son cifras preliminares, por ejemplo el año anterior se esperaba la perforación de 212 pozos y solo se logró la de 113. Resultado de esto, se espera que en 2016 la producción disminuya a 1 millón 6.000 barriles diarios de petróleo (bdp) y para 2018 se podrían dejar de producir 220.000 bdp.
Como coletazo de la cancelación de proyectos, los empleados serán los más perjudicados. De acuerdo a la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo se proyecta que 25.000 puestos de trabajo de los 137.000 que se generan el sector, se pierdan.
¿Cómo viabilizar los proyectos? Atender retos de trámites y entorno a las operaciones, ajustes a Contratos E&P y mecanismos de promoción de áreas exploratorias, acciones para reducir costos de operación, analizar beneficios de extensión de más de 20 Contratos de Asociación y agilización devoluciones saldos / anticipos de impuestos, son algunas de las propuestas que pone sobre la mesa la ACP para evitar aplazamiento de inversiones y viabilizar proyectos. (Con información de La República / Colombia)