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Próxima reunión del G-20 buscará sacar a Europa de la actual crisis
Lunes, Octubre 17, 2011 - 13:49

"Esperemos que el próximo año no estemos hablando de la deuda griega", dijo Etienne Davignon, un ex comisario europeo de 79 años y patriarca del proyecto europeo, bromeando en sus palabras de cierre.

Bruselas. Una nube sombría oscurece Bruselas antes de una nueva cumbre europea que buscará crear otra "estrategia exhaustiva" para combatir una crisis de deuda soberana que Europa no ha podido contener en dos años, y que ahora amenaza a la economía mundial.

Este pesimismo era palpable en un encuentro anual de un grupo de estudios europeos celebrado la semana pasada, donde los chistes de humor negro sobre la integración europea estaban a la orden del día.

"Esperemos que el próximo año no estemos hablando de la deuda griega", dijo Etienne Davignon, un ex comisario europeo de 79 años y patriarca del proyecto europeo, bromeando en sus palabras de cierre.

"O esto ya se habrá acabado o nosotros desapareceremos", agregó.

La sesión de apertura fue presentada como "Las tres edades de la UE: ¿apogeo, declive y caída?"

Los signos de interrogación eran la única concesión esperable.

Un cinismo cauteloso rodea la cumbre del próximo domingo 23 de octubre entre 27 líderes de la Unión Europea, el sexto intento en lo que va del año para contener la crisis de la zona euro, que ya ha llevado a rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, y que ahora asedia a Italia y España.

En marzo, los líderes anunciaron una "respuesta exhaustiva", pero debido principalmente a la cautela alemana, adoptaron un catálogo de medidas a medias, descritas la semana pasada por el primer ministro británico David Cameron como "muy poco, muy tarde".

En julio, con el contagio en el mercado de bonos extendiéndose por primera vez a Italia, la tercera mayor economía de la zona euro, los líderes de la zona monetaria de 17 naciones acordaron un segundo rescate para Grecia que involucraba pérdidas "voluntarias" para los tenedores de bonos privados y más poderes para el fondo de rescate EFSF.

Los operadores rápidamente notaron que el acuerdo tardaría meses en implementarse y que podría verse descarrilado en cualquiera de los 17 parlamentos nacionales que debían aprobarlo, o por el fracaso de Grecia en lograr sus metas fiscales. La confianza se evaporó.

Los costos de endeudamiento de España e Italia se elevaron tanto que el Banco Central Europeo debió intervenir de emergencia en agosto para comprar los bonos de esos países y obligar a bajar los rendimientos.

Tras semanas de fuerte debate, primero en el parlamento alemán y luego en el eslovaco, y discusiones con Finlandia sobre su demanda de garantías sobre los préstamos a Grecia, el aumentado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera de 440,000 millones de euros finalmente está listo para actuar.

Pero las metas han cambiado. La situación se ha deteriorado y ahora se requieren acciones más radicales.

Nuevas metas, nuevos obstáculos

Grecia se salió de curso nuevamente y existen dudas de si alguna vez podrá devolver el dinero prestado, ya que el país se hundió aún más en recesión, y la resistencia pública a las medidas de austeridad se ha acrecentado.

Alemania y sus aliados del norte de Europa exigen que los tenedores privados de bonos aumenten su aporte a un segundo rescate para Grecia, pero siguen insistiendo en que esto deberá hacerse sobre una base "voluntaria".

Ahora se habla de construir un cortafuegos alrededor de Grecia y convencer a los inversores de que las otras deudas soberanas de la zona euro son seguras.

Los elementos claves de la más reciente "estrategia exhaustiva" son: reducir la deuda de Grecia y darle más tiempo para recuperarse; impulsar la capacidad de los bancos europeos para absorber pérdidas; apuntalar el fondo de rescate para evitar el contagio a economías mayores; y lanzar medidas para una mayor integración fiscal de la zona euro.

Sin embargo, hay posibilidades de que cada uno de esos elementos sea insuficiente, o se vea sobrepasado por los eventos, especialmente con el sombrío panorama económico que enmarca las medidas de austeridad.

La ayuda para Grecia podría ser muy escasa para evitar un cese de pagos. Los bancos podrían verse en problemas para recaudar capital, y los Gobiernos, temerosos por sus propias calificaciones crediticias, podrían equivocase a la hora de decidir qué hacer si no pueden tomar dinero del mercado.

Las autoridades esperan estabilizar el mercado de bonos de la zona euro mediante el uso del EFSF para ofrecer seguros ante pérdidas parciales a los inversores que compren nuevos bonos españoles o italianos.

Esto podría no ser suficiente para restaurar la confianza si la turbulenta política en Italia, exacerbada por la desaceleración económica, frustra los planes de austeridad. Los mercados probarán las defensas de Europa.

Más rebajas de calificación crediticia podrían agravar la crisis. Si la nota "AAA" de Francia fuera puesta en duda debido a las necesidades de capital de sus bancos (fuertemente expuestos a la deuda de la periferia de la zona euro), entonces la estrategia de rescate podría fracasar.

Con tantas condiciones, las probabilidades de que la "estrategia exhaustiva" logre el objetivo son totalmente inciertas.

La presión por ver acciones decisivas de otras grandes economías, que dominó la reunión de ministros de Finanzas del G20 la semana pasada en París, podría aumentar las probabilidades de éxito de los europeos.

Los tesoros y Bancos Centrales de todo el mundo están tan alarmados por el riesgo de colapso financiero que podrían estar listos para apoyar incluso un tambaleante plan europeo.

Las autoridades europeas siguen rechazando la opción radical de una reestructuración obligatoria de la deuda griega, que desataría un "evento crediticio" y causaría un remezón en los mercados financieros.

Las soluciones radicales como utilizar al BCE como el financista europeo de último recurso o emitir bonos conjuntos de la zona euro son un tabú político en Alemania.

Excluyendo esas medidas, debería esperarse que la crisis de deuda de la zona euro siga haciendo ruido, si es que no explota.

Autores

Reuters