La cara positiva de ese escenario muestra datos como los 14 años ininterrumpidos de crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB), una racha inédita en la historia del país.
El cambio tecnológico que aumenta la productividad. El encarecimiento de la mano de obra. Los problemas de competitividad en sectores intensivos en materia de empleo. Esos y otros factores se conjugaron en los últimos años para consolidar un escenario de dos caras bien distintas: por un lado, crecimiento económico y por otro, un sostenido deterioro del mercado laboral.
La cara positiva de ese escenario muestra datos como los 14 años ininterrumpidos de crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB), una racha inédita en la historia del país.
La cara oscura, no obstante, muestra un aumento del desempleo –que llegó a niveles de 2008– y una caída en la tasa de ocupación, que aleja al país de la situación de "pleno empleo" en la que se encontraba hace unos años.
Ese fue el diagnóstico presentado este miércoles por la consultora PwC, en el marco de una conferencia titulada "El mercado laboral bajo la lupa".
Presentación. Para entender las causas detrás de esta aparente contradicción entre el buen pasar de la economía y la pérdida de empleo es necesario descomponer el dato del PIB y ver cómo le ha ido a cada sector, explicó la economista Mercedes Comas.
Así, se concluye que el crecimiento de la economía ha estado explicado "de forma prácticamente exclusiva" por unos pocos sectores: las comunicaciones, el inicio de actividades de la nueva planta de celulosa, el sistema financiero y el cambio de la matriz energética; todos ellos poco intensivos a nivel de empleo, sobre todo comparados con la industria y el comercio que han pasado zozobras en los últimos años.
Mientras que el PIB aumentó 5,1% en el acumulado entre 2014 y 2016, en esos tres años la actividad se retrajo en la construcción (0,5%), el comercio (1%) y en transporte y logística (1,7%).
Pero además, el cambio tecnológico y su impacto en el empleo ya se está reflejando en los números de la industria uruguaya. Al comparar los valores de 2016 frente a los de 2008, la producción industrial aumentó 15%, pero el empleo se redujo en esa misma proporción.
En aquellas industrias que no registraron un descenso de la tasa de empleo, ese indicador creció por debajo del aumento de la producción. La única excepción es la refinería, que aumentó el empleo en 24%, pero su producción lo hizo a 18%. Entre 2012 y 2016 la industria –sector que engloba casi a uno de cada cinco del total de trabajadores del país– perdió 18.000 puestos de trabajo, lo que implica una caída de 17% en cinco años. En ese mismo período, la construcción –que da trabajo al 7% del total de ocupados– perdió 23.000 empleos, una baja de 31%.
A ese panorama se le agrega un encarecimiento de la mano de obra, al menos si se compara con los países vecinos. Desde 2006 a la fecha, el salario de los uruguayos medido en dólares aumentó por encima de lo que lo hizo en Brasil y Argentina.
Ello se explica fundamentalmente por el aumento sostenido de los sueldos unido a la caída del tipo de cambio.
Demanda laboral cayó en mayo. La demanda laboral disminuyó 4,4% en mayo respecto al mismo mes de 2016, según el informe mensual elaborado por la consultora Advice, que releva las vacantes publicadas en la prensa. Si bien se trata de la menor brecha interanual en lo que va de este año, el informe coincide con el diagnóstico de PwC y advierte que "el incremento de la actividad percibido en el primer trimestre no se ha reflejado en una creación de empleo".