La caída de este lunes en las bolsas chinas causó preocupación en el mundo entero, pero es difícil aquilatar su impacto. Lo que sí afecta a Latinoamérica es la desaceleración del crecimiento de la economía china.
La caída de este lunes en las bolsas chinas causó preocupación en el mundo entero, pero es difícil aquilatar su impacto. Lo que sí afecta a Latinoamérica es la desaceleración del crecimiento de la economía china. Buscando las causas de lo ocurrido, algunos expertos indican que las bolsas chinas son particularmente sensibles a rumores, debido a la gran cantidad de particulares involucrados: unos 90 millones de inversionistas individuales –en su mayor parte aficionados que no conocen a fondo el mercado financiero– han colocado allí sus ahorros con la esperanza de obtener ganancias rápidas. Otros analistas atribuyen los problemas a la política del gobierno, que interviene inyectando capital sin lograr tranquilizar al mercado.
Pero dista de haber un diagnóstico definitivo. “Todavía se especula sobre los motivos de la caída de las bolsas en China, de modo que resulta difícil decir qué repercusión tendrán en Latinoamérica. Pero si se interpreta la debilidad del mercado accionario chino como respuesta a la ya prolongada desaceleración del crecimiento del PIB, esto tendría naturalmente repercusiones en las economías latinoamericanas, que en muchos casos dependen bastante de la demanda china”, indica Magdalena Forster, analista del Deutsche Bank Research.
Enrique Dussel, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en las relaciones entre América Latina y China, afirma que los efectos de la caída bursátil son menores. Recuerda que “la bolsa de valores en China es reciente todavía y tiene un ínfimo efecto en el resto de la economía china”. Igualmente hace notar que “solo un muy pequeño grupo de empresas chinas –la mayoría vinculada y de propiedad pública– cotiza en la bolsa de valores”.
Inversiones sostenidas. Independientemente de lo ocurrido en las bolsas, la desaceleración del crecimiento chino resulta relevante por la dimensión de la economía de ese país. Hay quienes prevén que podría poner en peligro los planes de inversión en América Latina, estimados en unos 250 mil millones de dólares en el curso de una década. Magdalena Forster no lo ve así. “Esperamos que las inversiones chinas en el extranjero chinas sigan creciendo en general, independientemente de factores cíclicos”, indica la analista. Y, en lo tocante a Latinoamérica, estima que China mantendrá un interés continuo en las materias primas de la región.
Tampoco Dussel espera un impacto inmediato. “No es previsible en el corto plazo”, indica. Pero hay otros aspectos a considerar, como “el aumento de la eficiencia del aparato productivo chino, es decir, una menor utilización de insumos para la producción”.
El gigante asiático es un importante mercado para países de la región. “Cerca de una cuarta parte de las exportaciones de Chile, por ejemplo, fueron destinadas en 2014 a China, en su mayoría cobre. Pero también las exportaciones brasileñas, peruanas y uruguayas se concentran considerablemente en China”, señala Magdalena Forster.
El fin del boom. En estos casos, el impacto de una baja de la demanda china es evidente. Además, se hace notar por partida doble, ya que los precios de las materias primas también han caído. Y 73% de las exportaciones latinoamericanas a China lo constituyeron en 2013 productos primarios, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Por eso, la especialista del Deutsche Bank Research subraya que, “para estos países resulta importante diversificar sus exportaciones, mantener la competitividad y emprender o proseguir reformas estructurales que reduzcan su dependencia de las materias primas”.
La experta hace ver que los problemas que afectan a Latinoamérica son, sin embargo, más amplios: “La conjugación de factores externos, como el término del boom de las materias primas, y factores internos, como la política fiscal y monetaria o la inseguridad política. Todos esos factores han frenado el crecimiento del PIB de la región. En este año prevemos un crecimiento cero para la región e incluso una recesión en la mayor economía de Latinoamérica, Brasil”. Pero la perspectiva hacia adelante es más optimista: “Creemos que el crecimiento económico volverá a cobrar impulso en la región el año próximo”.