Los programas de ahorro, los controles de capital y los altos impuestos obligan a salir al extranjero a muchas empresas griegas.
Savas Rombolis, director del Instituto del Trabajo en Atenas, hablaba de cifras alarmantes. De los 11 millones de griegos, actualmente solo trabajan 3,6 millones, mientras entre desempleados y jubilados suman los 3,9 millones. Con estas cifras, Grecia está de camino a convertirse en un país de parados y jubilados, una situación a la que también contribuye la huida de empresas del país y la pérdida de puestos de trabajo.
Para la Asociación Griega del Comercio Minorista (ESEE), se trata de una auténtica estampida. Desde el verano, más de 60.000 negocios habrían solicitado un número fiscal en la vecina Bulgaria para cambiar su sede social, declaró Vassillis Korkidis, director de la ESEE, al diario Kathimerini. Además, otros 10.000 propietarios de empresa se están marchando a Chipre, agregó Korkidis.
El cierre provisional de los bancos y la aplicación de controles de capital agravaron enormemente el problema de la economía griega, se dice desde la red de empresas Endeavour Greece. Según una encuesta realizada por esta red el pasado julio, el 13% de las empresas ya había abandonado el país y un 23% estaba estudiando las posibilidades de hacerlo. “Con los controles de capital, muchos vieron amenazada su existencia, debido a la dependencia griega de las importaciones”, aclara a DW Anna Zilakou, portavoz de Endeavour Greece. Zilakou pone como ejemplo su propia empresa de bebidas, una empresa que usa materia prima nacional, pero que importa los envases de aluminio y tiene que pagar a proveedores desde Atenas. Una tarea difícil con la entrada en vigor de los controles de capital.
Escapar de la burocracia y la política fiscal
Algunas empresas buscan además una salida ante la burocracia y la inseguridad del país. Sobre todo en cuanto a la política fiscal, que trae de cabeza a muchos empresarios. “Las leyes cambian constantemente y las empresas no pueden hacer un plan financiero a varios años”, lamenta Zilakou.
En cuanto a los controles de capital, las empresas exportadoras griegas tuvieron enormes problemas cuando entraron en vigor, explica Olga Dimopoulou, abogada grecoalemana radicada en Colonia. ”Muchos camiones se quedaron varados en Alemania porque ni los conductores ni las empresas tenían acceso a sus cuentas”, continúa la abogada.
Para los que no quieren cambiar su sede social también hay otras soluciones de escape. Por ejemplo, abrir una cuenta de empresa en el extranjero. Dicha cuenta les permitiría pagar a sus distribuidores y disponer de su dinero en Atenas, aclara Dimopoulou. Pero aun así, el que quiera hacerlo tendrá que viajar fuera para legitimarse. “Tanto bancos como procuradores quieren conocer personalmente a los mandantes para ver con quién hacen tratos”, advierte la abogada.
Aunque desde el Gobierno de Atenas no se diga, los controles de capital continuarán hasta la segunda mitad de 2016, pese a la alarma que provoca la huida de empresas. Pero para los políticos, más alarmantes son las cifras de las últimas encuestas.
Según el semanario To Vima, en la primera encuesta realizada tras las elecciones parlamentarias de septiembre, el partido gobernante Syriza solo obtendría el 18,5% de votos y la oposición el 14,9%. A tan solo dos meses de las urnas, los partidos mayoritarios habrían perdido la mitad de los electores.