Un reciente sondeo entre presidentes financieros de la Cámara de Comercio de Estados Unidos mostró que casi la mitad de las empresas había congelado sus inversiones y decisiones estratégicas durante el juicio político a la depuesta presidenta Dilma Rousseff.
Una recuperación del gasto en equipos y maquinarias de las empresas brasileñas debería liderar en los próximos meses el camino hacia la salida de una recesión en la mayor economía de América Latina, ofreciendo apoyo al presidente centroderechista Michel Temer.
Un reciente sondeo entre presidentes financieros de la Cámara de Comercio de Estados Unidos mostró que casi la mitad de las empresas había congelado sus inversiones y decisiones estratégicas durante el juicio político a la depuesta presidenta Dilma Rousseff.
La destitución de Rousseff el miércoles por cargos de violar las normas presupuestaria puede liberar una ola de nuevas inversiones bajo el gobierno de Temer, su ex vicepresidente y quien desde mediados de mayo ha ejercido como presidente interino.
Temer ha impulsado una agenda proempresarial y ha seducido a los inversores con sus planes para controlar la deuda pública, vender activos gubernamentales y crear un entorno más predecible para los negocios, en un intento por sacar a Brasil de la que probablemente sea su peor recesión.
La perspectiva de que Temer siguiese gobernando durante el resto del mandato de Rousseff, hasta 2018, había favorecido nuevas inversiones en meses recientes, incluyendo las de la automotriz Renault y el fabricante chino de paneles solares BYD Energy.
Cifras económicas publicadas el miércoles mostraron que la inversión total en el segundo trimestre aumentó por primera vez desde mediados de 2013.
La evidencia de una recuperación fortalecería la posición de Temer en el Congreso, donde intenta promover impopulares reformas presupuestarias y a las pensiones. Los resultados de esos cambios son mucho más importantes para los inversores que cualquier breve luna de miel tras el juicio político.
Por primera vez en años, los economistas han subido sus previsiones de crecimiento en lugar de recortarlas y la importación de bienes de capital creció un 16% en el segundo trimestre.
La producción local de bienes de capital ha crecido casi todos los meses del año, porque las empresas desempolvan sus planes de inversión.
Si bien la recesión mantiene una capacidad ociosa significativa, varias empresas de manufacturas han mostrado su disposición a renovar sus instalaciones por el temor a perderse el comienzo de una recuperación.
"Hay señales relevantes e inequívocas de que el peor momento para la inversión ya quedó atrás", dijo Rodolfo Margato, economista de Santander Brasil. "La inversión ofrecerá una contribución significativa para que la economía crezca un 2 por ciento el próximo año", agregó.
El consenso del mercado es que el producto interno bruto de Brasil crezca un 1,2% en 2017, según una encuesta semanal del banco central, lo que supera las flojas expectativas de apenas un 0,3 por ciento de hace cuatro meses.
No obstante, la economía brasileña ha tenido desde 2010 un desempeño inferior a las previsiones.