Una huelga general inesperadamente amplia en España realizada este jueves y la creciente oposición en Italia al primer ministro, Mario Monti, se encuentran entre los indicadores de que la resistencia está creciendo.
Roma/Madrid. La mayoría de la gente del sur de Europa ha permanecido sorprendentemente estoica hasta ahora ante algunos de los recortes presupuestarios más dolorosos que se recuerden, pero algunas señales están mostrando que la paciencia puede agotarse pronto.
Una huelga general inesperadamente amplia en España realizada este jueves y la creciente oposición en Italia al primer ministro, Mario Monti, se encuentran entre los indicadores de que la resistencia está creciendo en una región que está en el centro de las preocupaciones sobre un recrudecimiento de la crisis de deuda de la zona euro.
Portugal sigue estando muy moderado por el momento, e incluso Grecia, escenario de repetidas protestas callejeras violentas, se ha aquietado recientemente. Pero hay señales de que los líderes políticos pronto estarán directamente en la línea de fuego en toda Europa, especialmente si son necesarios más recortes para reducir la deuda soberana.
El ambiente parece una combinación de dos tendencias opuestas: la aceptación del mensaje de que los profundos recortes son la única manera de salvar a sus países de la catástrofe económica y una sensación creciente de que un mayor dolor no puede ser soportado por los ciudadanos que sufren privaciones y miseria.
El problema para políticos como Monti y Mariano Rajoy en España es que las medidas de austeridad autoimpuestas para reducir la deuda en medio de la presión de los líderes de la zona euro podría profundizar la recesión y crear una necesidad de recortes aún más graves.
Los inversores están empezando a mostrar nuevamente interés en las dificultades económicas y la incertidumbre política en España e Italia, con los rendimientos de los bonos empezando a subir después de haber sido controlados a principios de este año.
"Hay una especie de aceptación resignada, pero la aceptación resignada no es una posición de equilibrio estable. La gente se harta de que la hagan sentir culpable por su horrible situación", dijo el profesor Erik Jones, de la Johns Hopkins de Bolonia.
Jones sostuvo que los ciudadanos están dispuestos a suspender el juicio sobre sus políticos y aceptar el sacrificio si creyeran que habrá ganancias a largo plazo, pero no indefinidamente.
Enfoque peligroso. Jean-Paul Fitoussi, profesor de economía del Instituto de Ciencias Políticas en París, dijo a periodistas el viernes en una conferencia de negocios en el norte de Italia que las medidas de austeridad son "un enfoque peligroso que podrían provocar disturbios sociales".
Muchos españoles parecen resignados a los recortes de Rajoy, cuyo gobierno conservador fue elegido por una mayoría abrumadora en noviembre pasado con pleno conocimiento de que él planeaba duras medidas de austeridad.
El viernes, el gobierno anunció un ahorro de 27.000 millones de euros (US$36.000 millones) del presupuesto del gobierno central, lo que equivale a 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Una encuesta reciente mostró que la mitad de los españoles adultos aceptaría recortes en la asistencia sanitaria y los servicios de educación si eso es lo que se necesita para que la economía vuelva a encaminarse.
Los sindicatos representan sólo una quinta parte de los trabajadores y muchas personas ignoraron la huelga del jueves ante el temor de perder sus puestos de trabajo.
Sin embargo, la huelga tuvo un impacto mucho más grande que un paro anterior llevado a cabo hace 18 meses, en una señal de que la paciencia puede estar acabándose en un país con la peor tasa de desempleo de la Unión Europea.
"Un montón de gente acepta la austeridad y las reformas económicas como una especie de castigo divino. Pero cuando la alta tasa de desempleo se prolongue, estoy convencido de que las protestas sociales van a aumentar", dijo José Antonio García Rubio, secretario económico de Izquierda Unida, un partido minoritario de izquierda que tuvo buenos resultados en las elecciones generales de noviembre.
Rajoy también sufrió un revés inesperado en unos comicios regionales en Andalucía el 25 de marzo, en otra señal de que su margen de maniobra no es tan grande como se pensaba anteriormente.
Se acaba luna de miel. En Italia, el ex comisario europeo Monti se ha ganado los aplausos de Europa y Estados Unidos, entre otros, por su experiencia económica y actuar con rapidez para frenar la crisis de deuda.
Pero él también está enfrentando problemas recientes por una reforma laboral que está en el centro de su programa para dejar atrás el crecimiento crónicamente estancado de Italia.
Los sindicatos están planeando protestas y una huelga general, en momentos en que los índices de aprobación de Monti han caído y en que se encuentra implicado en disputas con los partidos políticos, de los que depende para la aprobación de leyes.
Los problemas políticos se deben en parte a las elecciones locales de mayo, ya que los políticos están ansiosos por salir de la sombra del tecnócrata Monti y mejorar sus bajos niveles de popularidad antes de las elecciones generales de la próxima primavera boreal.
Los políticos también están proclives a ser castigados en Grecia, donde se espera una elección general el 6 de mayo después de que el país se vio obligado a aceptar los aún mayores recortes en las pensiones, los salarios y los servicios a cambio de un segundo rescate internacional.
Aparte de una violenta protesta realizada en febrero, cuando tiendas y bancos fueron incendiados, Grecia ha estado relativamente tranquila en las últimas semanas, en contraste con las manifestaciones casi diarias del pasado verano boreal por parte de decenas de miles de personas en las afueras del Parlamento.
Los griegos parecen estar esperando castigar a la desacreditada clase política en las elecciones. Se espera que casi un tercio de los votantes se abstenga o vote en blanco, según las encuestas.
"El año pasado, me pasé todo el verano protestando frente al Parlamento, pero nada ha cambiado. Nadie está escuchando", dijo a Reuters Angeliki Koutsioumba, de 58 años.
"Malditos sean todos. Debemos castigarlos con nuestro voto en las elecciones", agregó.
Los portugueses también se han mostrado resignados ante la austeridad después de un rescate internacional, y una huelga general de protesta realizada el 22 de marzo tuvo poco impacto en la economía.
"Este tipo de huelgas no ayuda a nadie, no son la solución. Sólo el trabajo duro nos sacará de este agujero", dijo a Reuters Filipa Almeida, una diseñadora de Lisboa.
Sin embargo, Antonio Costa Pinto, profesor de investigación del Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa, dijo que la resignación no iba a durar para siempre.
"El descontento está allí, así que si no hay señales de recuperación (...) esta aceptación será difícil de mantener, especialmente si son necesarias más medidas de austeridad", dijo.