Jairo Tuta, profesor de tecnología de un colegio de Bogotá, de 35 años, estima en un 40% la pérdida de su poder adquisitivo a causa de la depreciación del peso.
La devaluación de las monedas de países emergentes frente al dólar afecta la vida cotidiana de millones de personas, al encarecer los productos de importación y disparar la inflación.
Las tasas de cambio centrarán sin duda parte de las discusiones de la reunión semestral del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, así como de los ministros de Finanzas del G20 de potencias industrializadas y emergentes, que se celebrarán esta semana en Lima.
La vida más cara
"Antes podíamos comprar tres botellas de aceite de cocina (por mes), pero ahora compramos solamente dos y a fin de mes lo reemplazamos por cacahuetes molidos", cuenta Gibson Chivunda, empleado de una tienda de productos electrónicos en Lusaka, la capital de Zambia.
La moneda zambia, el Kwacha, perdió la mitad de su valor frente al dólar desde inicios de año. "Los productos importados son demasiado caros. Las tiendas los cambian varias veces por día", agrega este padre de familia, de 38 años.
Jairo Tuta, profesor de tecnología de un colegio de Bogotá, de 35 años, estima en un 40% la pérdida de su poder adquisitivo a causa de la depreciación del peso, y ahora planifica sus compras de productos de primera necesidad "para todo el mes", a fin de adelantarse a la carrera de precios.
Viajes, compras: se acabaron los gastos extras. "A fin de mes voy a Estados Unidos. No aplacé el viaje a causa del dólar, pero ya no voy con la misma idea. Antes siempre viajaba para comprarme ropa y cosméticos, ahora iré a pasear, a conocer el país", dice Priscilla Rocha, una jurista de Rio de Janeiro.
La devaluación brutal del real frente al dólar obligó a esta brasileña de 28 años a cambiar sus usos y costumbres. Antes "todas las semanas me compraba algo", pero ahora ya lleva un mes sin poner el pie en un centro comercial, explica.
Anggrita Desyani, de 25 años, portavoz de una asociación científica vinculada al gobierno en Yakarta, no se vio particularmente afectada por la devaluación de la rupia indonesia, aunque admite que ahora se lo piensa dos veces antes de hacer compras grandes.
A su padre, que piensa en cambiar el disco duro de su computadora, le aconsejó esperar: "Está mucho más caro que cuando cambié el mío, hace unos meses", dice.
Salarios, ingresos. Jairo Tuta empezó en agosto a dar cursos particulares para completar su salario. Son cuatro horas más de trabajo diario, aparte de las ocho que pasa en un colegio de Bogotá.
Utiliza además con mucha más parsimonia su tarjeta de crédito. "Tuve que hacer trabajos muy costosos en mi casa y comprarme libros muy caros, necesarios para mi trabajo. Solo en esas ocasiones la usé".
El patrón de Gibson Chivunda revisa los salarios una vez al año. "El kwacha se devaluó pero mi salario solo se revisará en junio del año que viene. Esto tiene mucho impacto en mis ingresos".
Ahorros
"Todos los meses ahorro el 20% de mi salario y lo cambio por dólares, porque no sé si el real seguirá cayendo", detalla Priscilla Rocha, la abogada brasileña.
Una solución a la que también se orienta Chivunda. "Pienso abrir una cuenta en dólares. Es sin duda la única solución inteligente. Algunas tiendas empiezan a facturar en dólares", agrega.