El NSYE se fundó el 8 de marzo de 1817 y se ha expandido a pasos agigantados. Contrario a lo que podría parecer, no están conspirando, más bien están compitiendo y lo hacen en tiempo real.

En el número 11 de la calle de Wall Street, en Nueva York existe un lugar en el que se reúnen algunas de las empresas que más dinero generan en el mundo.

El NSYE se fundó el 8 de marzo de 1817 y se ha expandido a pasos agigantados.  Contrario a lo que podría parecer, no están conspirando, más bien están compitiendo y lo hacen en tiempo real.

La New York Stock Exchange, es la bolsa de valores más grande del mundo. Según cálculos de NYX Data al cierre de 2016 el valor de capitalización de la bolsa fue de US$20,21 billones.

Para el mismo año el Banco Mundial ha estimado que el valor de toda la economía del planeta asciende a US$75,86 billones.

Así, en tan sólo en un edificio de 1.400 metros cuadrados, se concentra tanta riqueza como lo es el 27% del valor de la economía mundial, dividido en 3.151 empresas.

Aunque el lugar es satanizado por muchos, por estar íntimamente relacionado con crisis económicas severas, como la de 1929 y la 2009, lo cierto es que la bolsa facilita el financiamiento a inmensos proyectos productivos.

Cómo funciona. Las bolsas de valores son un centro donde varias empresas ponen a disposición del público acciones y otros productos de sus empresas. 

¿Cómo es que los inversionistas se benefician de ello? De dos formas, principalmente.

En primer lugar al final de cada trimestre las empresas pagan una parte de las ganancias que obtuvieron a los inversores que tienen sus títulos. 

Pero la forma en que más se benefician los inversores tiene sustento en una práctica simple: comprar acciones baratas y venderlas caras.

Aunque tenemos presentes las imágenes de personas corriendo y gritando, en una habitación con displays que presentan números verdes y rojos eso ha cambiado, pues ahora, gracias a la tecnología casi todas las compra-ventas se hacen con computadoras.