Si la crisis implica nuevas oportunidades, Perú ha sabido ejemplificar esta premisa en su máxima expresión al vivir casi ajeno a ella y traducir las carencias de las potencias occidentales en inversiones y progreso para su economía, con un crecimiento insólito en el contexto actual.
América del Sur ha sido una de las regiones más beneficiadas por el receso de las grandes economías, porque países como Perú han relanzado su desarrollo y ahora son el objeto de aquellos inversionistas sin opciones dentro del estancado mercado europeo y estadounidense.
"Hace unos años el desafío era la salida brusca de capital que devaluaba la moneda y creaba inflación, pero ahora el reto es manejar bien la entrada de capitales e incentivar la inversión directa extranjera, que da estabilidad al país", recordaba a Efe el ministro peruano de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla.
América Latina y el Caribe tendrán una "modesta aceleración del crecimiento económico" en los próximos dos años, con tasas de crecimiento del 3,9% en 2013 y del 4,4% en 2014, según las proyecciones difundidas por la ONU.
Estas tasas representan, no obstante, una mejora con respecto a la notable desaceleración registrada en 2012, un año que terminó con un crecimiento global del Producto Interior Bruto (PIB) de la región del 3,1%, frente a tasas del 4,3% en 2011 y del 6% en 2010.
La previsión de la ONU, incluida en su informe sobre "Situación y Perspectivas de la Situación Económica Mundial 2013", revisa a la baja las tasas de crecimiento apuntadas en junio, cuando la ONU proyectó crecimientos del 4,4% para 2013 y del 4,7% para 2014.
Desde finales de los 90 Perú "solidificó sus fundamentos macroeconómicos, abrió su mercado y estableció reglas claras de inversión" que le han mantenido en un ascenso continuo "con la tasa de inflación más baja de Latinoamérica y una acumulación de reservas internacionales netas superiores a los US$60.000 millones", añadió Luis Miguel Castilla.
Así su Producto Interior Bruto (PIB) llegó hasta los 154.000 millones de dólares en 2010, lo que suponía un incremento del 60 % respecto al que tenía siete años antes, según reflejan los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Entre esas dos fechas el PIB peruano creció en un promedio del 8,5 % interanual, solo estancado en 2009 por el estallido de la crisis internacional y, al mismo tiempo, su saldo de deuda pública bajó en 26 puntos porcentuales al pasar de los 28.000 millones de dólares (47 % de su PIB) en 2003 a los 12.000 en 2010 (21%).
BUENA SALUD FINANCIERA
Para el economista peruano Jorge González Izquierdo la recuperación de la economía de Perú en tan solo un año, tras el batacazo de 2009, tiene como claves "la buena salud de su sector financiero y su superávit fiscal que permitió reducir la deuda externa en gran medida".
"Al contrario que en Europa y Estados Unidos, aquí no hubo ningún banco en quiebra. El crédito sigue fluyendo y no hay angustia alguna por déficit o deuda externa, así que el consumo permanece optimista con un incremento anual del 6%, mientras que el de la inversión privada es de alrededor del 12%", señaló.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha proyectado que el país continuará su tendencia creciente, aunque "con una desaceleración", que ha engrosado su PIB por encima del 6% en 2012, "una tasa muy buena de crecimiento por ser el justo potencial de la economía peruana", a decir de González Izquierdo.
El experto explicó que parte de esa previsión se basa en que "el capital privado de largo plazo ha entrado este año por primera vez de forma muy grande a Perú, hasta el punto de suponer el 10% del PIB en solo el primer semestre de 2012", lo que da seguridad al Estado por ser "un tremendo ingreso que además no es especulativo".
Tales cifras han provocado un efecto llamada para empresas extranjeras, entre ellas unas 300 ó 400 de capital español, según estimó el Gerente de Desarrollo de Negocio y Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de España en Lima, Manuel Caamaño, aunque en el registro de su organismo sólo existen 200 porque su inscripción no es obligatoria.
"En su mayoría son pequeñas y medianas empresas (pymes) llegadas al país en los últimos cuatro años, cuyos sectores predominantes son la ingeniería, la construcción y las TIC (tecnologías de la información y comunicación), donde ahora tienden a invertir en el país, cuando antes buscaban establecer relaciones comerciales".
En Perú la construcción ha vivido particularmente un 'boom' en los últimos años pero, al contrario que en España, el ministro Castilla precisó que "el crédito hipotecario sólo supone el 3 % del PIB, sin activos tóxicos y con un déficit importante de viviendas en los segmentos medio y bajo".
ENORME BRECHA EN INFRAESTRUCTURA
Ahora el reto del Perú es gestionar ese nivel de entrada de capital y canalizarlo hacia sus principales necesidades como la infraestructura que interconecte el país, "donde existe una brecha muy importante que oscila entre los US$30.000 y US$40.000 millones", cuantificó Castilla.
El ministro peruano señaló que el ahorro estatal no es suficiente para cubrir esa demanda y abrió los brazos a la inversión privada directa "bajo la modalidad que sea" para aumentar la potencia energética, mejorar la red viaria del país y promover el metro de Lima, entre otros objetivos.
"Para ser competitivo es necesario una buena cartera de proyectos", agregó González Izquierdo, y en esa línea se celebró en 2012 en Lima la décima edición del Foro de Liderazgo Latinoamericano, que reunió a instituciones públicas con inversores privados.
Allí, el ministro peruano de Energía y Minas, Jorge Merino, avanzó que Perú recibirá inversiones por US$53.000 millones en los próximos diez años para desarrollar 47 proyectos energéticos.
Las metas de su ministerio son aumentar la potencia hidroeléctrica del país con nuevas centrales y el acceso del gas natural a la población con la instalación de gasoductos.
Uno de ellos es el Gasoducto andino del sur, que en aquel encuentro fue distinguido como la infraestructura más estratégica para la región aunque, en opinión de González Izquierdo, "los inversores siguen muy cautelosos porque no está claro si habrá gas suficiente para abastecerlo.
En este Foro de Liderazgo Latinoamericano se fijaron los cien proyectos más prioritarios para Latinoamérica, encabezados por la ampliación del puerto Lázaro Cárdenas de México, el metro de Panamá, la vía Parque Rímac de Lima y el Polo Petróquímico Sur de Perú, donde el gobierno peruano prevé inversiones por valor de US$15.000 millones.
En este aspecto González Izquierdo mostró su preocupación por la "insistencia del gobierno peruano de promover la participación de la empresa estatal Petroperú" en la compra o gestión de determinadas instalaciones energéticas, "lo que no favorece al país ya que necesita dejar paso a la inversión privada".
PROTESTAS SOCIALES
Sin embargo todo el empeño del gobierno peruano por promover las inversiones privadas no resulta suficiente a veces para que estos proyectos cuajen, especialmente en el sector minero, el que más inversiones concentra pero que se ha convertido en fuente de enconadas protestas sociales en todo el país.
La más famosa es la que mantiene en vilo a Cajamarca, en el norte del país, por frenar el proyecto aurífero Conga, para el que la Minera Yanacocha, la principal productora de oro de Sudamérica, prevé invertir US$4.800 millones y utilizar varias lagunas naturales como almacén para los residuos de la actividad minera.
De momento el proyecto está paralizado ante la fuerte oposición de los cajamarquinos, en cuyas protestas murieron cinco personas, pero a juicio de González Izquierdo, "el retraso en la ejecución de estos proyectos puede resultar hasta beneficioso para Perú porque evitaría una saturación de inversiones en poco tiempo".
"Si se cumple la inversión extranjera directa en minería, gas y petróleo en los plazos fijados entraría tanto capital en tan corto período de tiempo que nos podría provocar problemas como graves deterioros en la balanza de pagos o inflación", añadió.
En cambio el ministro Castilla consideró que "el espacio de crecimiento es muy grande y no habrá exceso de inversión si se saben administrar hacia la oferta energética y la infraestructura para mejorar la misma capacidad de absorción".
Aún así, para la población del primer productor mundial de plata y el segundo de cobre y zinc, con inversiones previstas por Proinversión por valor de US$42.000 millones en este sector, la minería despierta grandes suspicacias por sus constantes acusaciones de contaminación medioambiental.
En protestas por esta circunstancia fallecieron el pasado año otras cuatro personas en la provincia de Espinar, donde opera la suiza Xtrata Tintaya, y en la región central de Áncash, en la que trabaja la estadounidense Barrick.
"Optamos por el diálogo para identificar los problemas y crear un entorno de mayor confianza entre la empresa privada, la comunidad y el gobierno. Esto se dio otros proyectos que ya se ejecutan, pero a veces los conflictos son inevitables", indicó Castilla.
Para González Izquierdo las protestas "no hacen peligrar los proyectos venideros porque lo que ha valido para los inversionistas extranjeros es que el gobierno ha apoyado el proyecto Conga. Si lo hubiera rechazado hubiera hecho mucho daño".
No obstante, el economista aseveró que, más allá de esta circunstancia, un "obstáculo muy serio" de Perú para asumir el monto actual de inversiones es la "incapacidad de los gobiernos regionales y locales de gastar rápido y bien, ya que concentran el 70% del gasto de inversión, pero gastan los recursos con cuentagotas".
Por esta razón el Perú, al igual que otros países sudamericanos, recibe con los brazos abiertos las inversiones que huyen de Europa y Estados Unidos, porque su monto es tan grande que les supone una oportunidad única en su historia para acortar la brecha que les separa de los países desarrollados.
Esto implica, al mismo tiempo, un gran desafío, ya que el rápido crecimiento debe ir acompasado de políticas internas que repercutan en la productividad del país o, de lo contrario, el riesgo de sufrir una desestabilización de su economía también será alto.