La economía de Cuba se había estancado en los últimos años junto con la implosión de su aliado estratégico Venezuela, lo que resultó en restricciones al consumo de combustible y energía. En el 2019 la escasez se ha extendido a productos básicos como harina, pollo y huevos.
La Habana. Israel Hidalgo y su esposa salieron temprano en la mañana de su hogar para hacer compras en un supermercado de La Habana tras escuchar que podrían estar vendiendo pollo, un alimento básico en la dieta cubana que cada vez más se pierde en una economía plagada de escasez.
Después de que Cuba comenzó a limitar la ventas este mes, culpando en parte al gobierno de Trump y sus reforzadas sanciones económicas a la isla, la pareja quería abastecerse aunque esto implicara hacer tres horas de fila bajo el sol del Caribe para obtener los boletos que garantizan sus raciones.
Una vez dentro del supermercado volvieron a hacer filas para comprar dos bolsas de muslos de pollo cada uno, mientras los compradores se codeaban en busca del producto. Poco después pagaron en la caja registradora como si hubiesen ganado la lotería.
"Nacimos en esta revolución y estamos acostumbrados a tiempos difíciles", dijo Hidalgo, un herrero de 61 años. "Nos estamos preparando para que empeore", apuntó.
Las extensas filas fuera de las tiendas, con estantes en su mayoría desabastecidos, son cada vez más comunes en Cuba y el gobierno ha indicado que las cosas van de mal en peor.
En un discurso el mes pasado, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó a la administración Trump de participar en una "asfixiante persecución financiera que hace que la importación de bienes y recursos de primera necesidad sea particularmente difícil".
Las nuevas sanciones de Estados Unidos impuestas en parte a Cuba por el apoyo al presidente venezolano, Nicolás Maduro, han agravado los problemas económicos.
La economía de Cuba se había estancado en los últimos años junto con la implosión de su aliado estratégico Venezuela, lo que resultó en restricciones al consumo de combustible y energía por parte de entidades estatales. En el 2019 la escasez se ha extendido a productos básicos como harina, pollo y huevos.
Con el incremento de sanciones estadounidenses que hacen que los inversionistas y bancos se muestren más cautelosos al tratar con Cuba, algunos economistas esperan que la economía pase del estancamiento a una recesión en toda la regla a finales de este año.
La economía local ha promediado un crecimiento anual del 1% en los últimos tres años, en comparación con la tasa del 5% al 7% que los expertos dicen que se necesita para recuperarse por completo del golpe causado por la caída de su antiguo benefactor, la Unión Soviética, en 1991.
"Si bien la crisis no será tan grave como en la década de 1990, tendrá un impacto social preocupante en los hogares más vulnerables, que ya tienen salarios de subsistencia", dijo Pavel Vidal, un economista que asesoró al Banco Central de Cuba y que es actualmente profesor de la Universidad Javeriana, en Cali, Colombia.
Preparándose para tiempos económicos más difíciles, el gobierno cubano ha recurrido a una herramienta que conoce: un mayor control para manejar la crisis y prevenir el malestar social.
Betsy Díaz, ministra de Comercio Interior, dijo la semana pasada que el gobierno racionaría "temporalmente" las ventas de un grupo de productos básicos como huevos, usando la libreta de abastecimiento instaurada tras la revolución de 1959 y limitaría la venta de otros, como pollo, para asegurar que todos reciban una cuota justa.
"Un momento crítico". Algunos economistas cubanos sostienen que la crisis se debe fundamentalmente a una economía ineficiente de planificación centralizada que importa más de dos tercios de los alimentos que consume y exporta poco. Consideran que el racionamiento es una solución a corto plazo y que el gobierno debe abrirse a reformas.
"Este podría ser un momento crítico que genere el consenso necesario para aplicar los cambios", dijo Vidal. "El gobierno necesita dar más espacio al sector privado y la inversión", añadió.
Cuba ha promulgado algunas reformas económicas en los últimos años, incluyendo la expansión del sector privado a partir de 2010 y la introducción de una nueva ley de inversión extranjera en 2014 que recortará los impuestos en alrededor del 50%.
Pero economistas como Omar Everleny dicen que la apertura es demasiado cautelosa. El gobierno ha dado marcha atrás en reformas clave como las del sector agrícola, y las empresas estatales siguen siendo profundamente ineficientes y distorsionadas por la coexistencia de dos monedas a múltiples tipos de cambio.
Cuba está atrasada en el pago de una deuda comercial a corto plazo de aproximadamente US$1.500 millones y advirtió sobre la austeridad antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, iniciara la última ronda de ajuste al embargo comercial estadounidense de casi seis décadas.
La ayuda de Venezuela con el envío de petróleo subsidiado a La Habana había ocultado durante mucho tiempo el verdadero alcance de los problemas económicos de Cuba. Los cargamentos comenzaron a caer a partir de 2015 tras una baja en los precios del crudo que afectó duramente a la economía venezolana y mermó los envíos a la isla a la mitad.
El mes pasado, Estados Unidos también comenzó a sancionar a los buques y empresas que envían petróleo a Cuba desde Venezuela a cambio de servicios de salud y otros técnicos, amenazando la red de energía y el transporte.
Las sanciones de Estados Unidos están afectando los dos sectores que habían marcado la economía local: el turismo y la inversión extranjera. Ambos habían florecido brevemente después del anuncio de la distensión en las relaciones bilaterales en 2014 entre La Habana y Washington.
Los ingresos por turismo cayeron un 4,6% en 2018, según datos oficiales publicados el mes pasado. El anuncio en 2017 de restricciones de viaje más estrictas para los ciudadanos estadounidenses jugó un papel importante.
"En un momento dado, las visitas de Estados Unidos cayeron más del 40%", dijo a Reuters el ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, y agregó que aún espera que el turismo crezca este año.
Mientras tanto, el gobierno de Trump ha activado una larga ley según la cual los cubano-estadounidenses pueden demandar a compañías extranjeras que se beneficien de sus propiedades nacionalizadas durante los primeros años de la revolución.
La medida ha contribuido a la inquietud de los inversores y bancos extranjeros, según diplomáticos y empresarios occidentales.
La administración de Trump ha amenazado con endurecer aún más las restricciones a los viajes de estadounidenses e imponer un límite a las remesas de efectivo a Cuba.
Mentalidad de asedio. Cuba ha dicho que continuará avanzando por el camino hacia más reformas "sin prisa, pero sin pausas".
Sin embargo, hasta el momento no ha respondido, por ejemplo, al clamor de los empresarios de Cuba de asuntos básicos como la creación de mercados mayoristas para el sector privado y el derecho a importar y exportar.
Analistas y diplomáticos occidentales dicen que existe el riesgo de que el liderazgo de Cuba adopte una mentalidad de asedio frente a la creciente hostilidad de Estados Unidos y recurra a sus aliados tradicionales como Rusia, Vietnam y China, en busca de ayuda.
"Las sanciones de Estados Unidos podrían ser contraproducentes", dijo un diplomático. "Cuba se ha cerrado históricamente en momentos como estos", señaló.
Los cubanos no están en un situación tan extrema como la del llamado "Período Especial", después del colapso de la Unión Soviética. Pero están cada vez más conectados con el resto del mundo a través de internet y los viajes al extranjero, y muchos se han cansado de los intentos del gobierno de culpar al embargo de los Estados Unidos por la mayor parte de los males del país.
"Estamos en total caída libre", dijo la esposa de Hidalgo, Carmen Lozano, de 55 años, aferrándose a sus dos bolsas de pollo racionado.
La desigualdad ha aumentado en los últimos años en Cuba y la crisis económica de la isla podría tener un impacto más desproporcionado ahora, según analistas y economistas. La mayoría de los cubanos carecen del efectivo para abastecerse de bienes escasos o exclusivos y comprar lo que necesitan en el mercado negro.
En un país donde el gobierno enarbola las garantías de un cierto nivel de igualdad como un tema esencial, las autoridades parecen muy conscientes de la necesidad de lograr un equilibrio.
"El nuevo programa de racionamiento del gobierno está tratando de abordar ese descontento a fuego lento al hacer que las pequeñas cantidades de bienes que están en existencia, estén más disponibles", dijo William LeoGrande, profesor de gobierno en la American University.
"El gobierno entiende que el descontento sobre la economía es su mayor vulnerabilidad política, por lo que harán todo lo posible por mantener el suministro de bienes básicos", señaló.