El ejecutivo argentino y el country head de la institución, Diego Masola, se reunieron ayer con un grupo de periodistas para compartir su visión sobre diferentes temas.
Observa.com.uy Cuando en la primera mitad del año el gobierno dio a conocer el ajuste fiscal que había diseñado para mitigar el rojo de las cuentas públicas, uno de los argumentos esgrimidos fue que la medida era necesaria, entre otros, para evitar que Uruguay perdiera el grado inversor.
Sin embargo, si la economía uruguaya no logra retomar la senda de crecimiento (la proyección del gobierno es terminar 2016 con una magra expansión de 0,5%) es "muy improbable" que las calificadores de riesgo no le bajen la nota, alertó el vicepresidente y principal de economía internacional del banco canadiense Scotiabank, Pablo Bréard. De todas maneras, descartó que el grado inversor peligre en el corto plazo.
El ejecutivo argentino y el country head de la institución, Diego Masola, se reunieron ayer con un grupo de periodistas para compartir su visión sobre diferentes temas.
Masola dijo que el ajuste es una "medida recesiva" y "de emergencia", pero agregó que el gobierno estuvo bien en tomarla. A esto sumó que, más allá de la suba de impuestos implementada, se deberá encarar también una rebaja del gasto público para seguir achicando el déficit fiscal.
En su momento, el gobierno había informado que de los US$ 460 millones del desequilibrio fiscal que busca recortar para el final de esta administración, US$ 125 millones vendrán de una reducción de gastos y US$ 335 millones del aumento de ingresos.
En relación a la inserción internacional del país, en tanto, Bréard sostuvo que los acuerdos de libre comercio no serían la mejor alternativa sino que apuntó hacia los acuerdos sectoriales. En esta línea, puso como ejemplo el que lograron en el terreno agrícola China y Australia. "Me parece que es el camino a seguir", dijo.
La suba de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (que pondrá un freno a la llegada de inversiones a esta parte del mundo) junto a la suba del precio del petróleo es "todo viento de frente" para Uruguay, sostuvo Masola. Por este motivo, se prevé que el próximo año sea uno de "transición hacia un ritmo de crecimiento más elevado", añadió Bréard.
A la hora de enumerar los porqués externos que complicarán el escenario para el país, Bréard mencionó un dólar más fuerte (y más capitales refugiándose en él), tasas de interés más altas (lo que elevará el costo de financiamiento), y suba en el precio del crudo. "Es un cóctel medio complicado para la actividad económica el año que viene", afirmó.
La región. Asimismo, los ejecutivos se detuvieron a comentar algunos aspectos de los países vecinos.
A Brasil (donde lo único que faltó fue que los bancos quebraran, dijo Bréard) los mercados parecen haberle dado luz verde tras el juicio político a la expresidenta Dilma Rousseff. Ahora, valoró, en el país norteño se vive un "cambio de naturaleza estructural".
Brasil –que hoy está en "emergencia fiscal"– tiene frente a sí una "década buena", pero que recién empezará a partir de 2019, agregó.
En cambio, Argentina se encuentra en una situación "peor" que el otro gigante sudamericano. Al igual que su vecino, también tiene una situación fiscal crítica. "Te dejaron incendiada Roma", ilustró Bréard en referencia a la pasada administración.
En este escenario, en 2017 el gobierno encabezado por Mauricio Macri tendrá que lidiar sí o sí con una mayor devaluación de su moneda.
A la hora de elogiar algunas de las medidas tomadas por la nueva administración en este último año, Bréard mencionó, entre otras, el levantamiento del cepo cambiario.
Ante un panorama que no termina de enderezarse al otro lado del Río de la Plata, Bréard resaltó que la "vulnerabilidad" de Uruguay hacia Argentina es menor que tiempo atrás.