El Senado votó a favor de la iniciativa a última hora del sábado por 56 votos contra 40, lo que deja al proyecto listo para el que el presidente Barack Obama lo convierta en ley antes de la autorización de gastos federales vigente expire en la medianoche del miércoles.
El Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de financiamiento del gobierno de US$1,1 billones, poniendo fin a la amenaza de un cierre de las agencias federales, en una extendida sesión marcada por amargas divisiones partidistas.
El Senado votó a favor de la iniciativa a última hora del sábado por 56 votos contra 40, lo que deja al proyecto listo para el que el presidente Barack Obama lo convierta en ley antes de la autorización de gastos federales vigente expire en la medianoche del miércoles.
El proyecto de 1.603 páginas enfrentó una dilatada y áspera batalla en el Senado y en la Cámara de Representantes, especialmente por las disputas en torno a los cambios a la regulación bancaria y una reciente decisión ejecutiva de Obama sobre inmigración.
Los demócratas liberales, liderados por la senadora Elizabeth Warren, objetaron el debilitamiento de la ley de reformas financieras conocida como Dodd-Frank, que busca una mayor regulación a las actividades de Wall Street.
El proyecto aprobado financia a la mayoría de las agencias del gobierno hasta septiembre del 2015. El Departamento de Seguridad Nacional, en cambio, recibirá un trato diferente con una extensión de sus fondos sólo hasta el 27 de febrero. En ese momento, los republicanos controlarán ambas cámaras del Congreso.
La oposición republicana insistió en dar un financiamiento de menor plazo a ése departamento para tener en sus manos la opción de negar a la agencia fondos que sean usados para implementar la orden ejecutiva de Obama sobre inmigración, a la que se oponen férreamente.
La medida de Obama busca aliviar la amenaza de una deportación que pesa sobre millones de inmigrantes indocumentados.
La votación del Senado puso punto final al más reciente capítulo de la batalla por el financiamiento, que ya se extiende por cuatro años, entre demócratas y republicanos durante un período de enormes déficit presupuestarios.
La batalla se reanudaría el próximo año, pero con un giro: los republicanos tomarán el control del Senado después de haber ganado las elecciones legislativas del 4 de noviembre y tendrán también una cómoda mayoría en la Cámara de Representantes.
Pese a todo, los republicanos necesitarán la cooperación demócrata en el Senado, en donde se requieren 60 de los 100 votos para avanzar en la mayoría de los proyectos.