Al tratar de explicar de dónde obtendrán los recursos para obtenerlo, funcionarios estadounidenses han sugerido que se podrían poner impuestos del 20% a productos mexicanos o también uno del 2% a las remesas que los connacionales envían.
El equipo de Donald Trump ha calculado que la construcción de un muro entre la frontera de México y Estados Unidos costaría al rededor de US$21.600 millones.
Al tratar de explicar de dónde obtendrán los recursos para obtenerlo, funcionarios estadounidenses han sugerido que se podrían poner impuestos del 20% a productos mexicanos o también uno del 2% a las remesas que los connacionales envían.
Tal como en su momento los señaló el canciller Luis Videgaray, si el gobierno de los Estados Unidos decreta algún tipo de impuesto a la importación de productos mexicanos, lo más probable es que, en los hechos, los mismos estadounidenses serían los que terminarían pagando el muro.
¿Cómo es esto posible? La teoría económica te explica cómo sucedería.
Cuando se habla de importación de bienes, se está hablando de un mercado, no importa si es interno o externo. Es por este mismo motivo que la compra de productos del exterior responde a la dinámica de las leyes de la oferta y la demanda.
Precios. El "sitio" en el que los productores y los consumidores se encuentran se llama mercado. Ahí llegan a un acuerdo en el que ambos satisfacen sus intereses es a través de un precio.
Los precios son algunos de los elementos más importantes del mercado, porque es a través de los mismos que se logran acuerdos y así es como la economía continúa moviéndose.
Este mecanismo de precios es tan importante, que la mayoría de los bancos centrales, como el Banco de México, tienen como mandato vigilar su estabilidad a lo largo del tiempo.
Aunque hay factores intrínsecos de la economía por los cuales es inevitable que los precios aumentan y disminuyan, también existen otros, ajenos a los negocios que los impactan directamente, como, por ejemplo, los impuestos.
Cómo funcionan los impuestos. Obtener US$21.000 millones no es nada sencillo, pero imponer una tasa impositiva a los productos mexicanos afectaría en la misma, o en mayor proporción, a los productores y consumidores estadounidenses, pues ambos importan mercancías mexicanas.
En el gráfico superior se observa que, en condiciones de libre mercado, los productores y consumidores llegan a un precio de equilibrio, en el que todas las mercancías son vendidas.
Lo que pasa al introducir un impuesto es que, independientemente de que nominalmente se cobre a productores o consumidores, ambos terminan pagando una parte del mismo.
Los costos de los productores aumentan, por lo que tienen que elevar los precios de sus productos. Esto hace que menos personas puedan adqurirlos, lo que ocasiona que los consumidores pierdan.
El monto de sobre costos que los exportadores puedan soportar dependen de otros factores, como la elasticidad de la oferta y de la demanda en el mercado específico.
No obstante la misma cámara de representantes de Estados Unidos ha admitido que, en su mayoría, son los consumidores quienes pagan los impuestos.
Además, en el agregado económico, los consumidores no sólo pierden por que pagan impuestos, también pierden pues a algunos les será prácticamente imposible de acceder a algunas mercancías por los elevados precios, de este modo el bienestar de la sociedad en su conjunto disminuye.
El aplicar medidas fáciles, como los impuestos, es siempre mejor solución a los problemas, ni en Estados Unidos, ni en China y mucho menos en México.