Las pistas sobre el tapering de Bernanke en mayo de 2013 provocaron un rally histórico en las tasas de los bonos soberanos, los que se mantenían en niveles históricamente bajos a largo plazo.
Sala de Inversión. El anuncio hecho por Ben Bernanke, sobre el retiro del estímulo a la economia de EE.UU. fue uno de los hechos que afectó directamente el rendimiento anual de cartera global beta.
Ese acontecimiento fue determinante para los resultados, pero no obstante, las subidas de las tasas mantuvieron la cartera a raya. Es así como la estrategia arrojó pérdidas de 2,9% en 2013.
Un difícil comienzo. Las pistas sobre el tapering de Bernanke en mayo de 2013 provocaron un rally histórico en las tasas de los bonos soberanos, los que se mantenían en niveles históricamente bajos a largo plazo. La rentabilidad del bono del tesoro a 10 años subió 100 puntos básicos desde mayo de 2012 y 150 desde el verano del mismo añó. Como consecuencia, la cartera Global Beta recibió contribuciones negativas del crédito en casi todos los meses, desde su comienzo en mayo.
La rentabilidad de los bonos del tesoro a 10 años se sitúa actualmente en el 3% y los cupones más altos están empujando poco a poco la rentabilidad de 12 meses al alza en el ETF, replicando el activo. No obstante, si la curva de rentabilidad detiene su ascenso por un tiempo, la rentabilidad global en todo el recorrido de los bonos del tesoro a 10 años empezarán poco a poco a crear un positivo efecto de carry trade en la cartera.
Además, otros dos tipos de activos afectaron directamente en los resultados negativos de la cartera. Primero, la subida de las tasas reales provocó como es lógico que se desinfle la burbuja del oro y que el spot cediese 27% en el año. Y segundo, los bonos de mercados emergentes han sido el otro tipo de activo que arrojaron resultados negativos en 2013.
La nueva trayectoria monetaria de la Fed presionó a las divisas y los bonos de los mercados emergentes. Este fenómeno es uno más de las múltiples razones por las que la estrategia Global Beta fracasó. En un marco económico positivo y con aumento de las expectativas de crecimiento, los bonos de mercados emergentes y las materias primas tendrían una correlación normal con la renta variable. Pero en este ciclo, la renta variable se disparó hacia nuevos máximos. Al haber asignado solo 20% en renta variable, el increíble resultado de los mercados de los EE.UU. no fue suficiente para compensar la presión sobre el crédito y las materias primas.
Nueva pérdida en Diciembre. El último mes del año terminó de forma simbólica caída de 0,4% provocada por la contribución negativa de los bonos nominales vinculados a la inflación y al oro. La renta variable volvió a brillar con una participación de 0,5%. El resultado desde el comienzo fue 2,9%, siguiendo una cartera típica de 60:40, es del 7% desde el comienzo.
Pérdidas en los mercados alcistas. Con la subida de 34,6% en 2013 para el Índice de Resultados Totales del S&P 500, la Global Beta parece trivial. Entonces, ¿Para qué diversificar si se puede comprar el S&P y permitir que el dinero avance solo? Este es el dilema y ahí es cuando la naturaleza humana comienza a operar dramáticamente.
En este escenario, el arrepentimiento por no haber formado parte del rally hace que los inversores desechen las asignaciones de activos y busquen cazar el momentum. En un mercado alcista, esta practica tiene sentido, pero requiere un buen timming. En circunstancias de alta incertidumbre, una cartera ampliamente diversificada permitirá atenuar las caídas, algo muy importante para los efectos combinados, y además permite dormir tranquilos