El desempeño laboral de la región se abordará en el trigésimo sexto período de sesiones de la CEPAL que se realizará en México este mes.
La evolución de los mercados laborales en América Latina y el Caribe durante 2016 será en general negativa, debido a la previsión de un contexto macroeconómico y de crecimiento más deteriorado que el año pasado y al debilitamiento de algunos indicadores de empleo, advierten la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los organismos de las Naciones Unidas señalan en una nueva edición de Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe que estos factores, en especial el bajo dinamismo en la generación de empleo, llevarían a un incremento del desempleo urbano de más de medio punto (0,5) porcentual en 2016 con respecto a 2015.
“El proceso de continua mejora de los indicadores laborales que benefició a la región durante gran parte de los últimos 15 años se frenó en un contexto macroeconómico global más desfavorable”, indican Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y José Manuel Salazar, Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, en el prólogo del documento.
“Esto subraya la importancia de medidas no solo para mitigar los efectos de la crisis en el corto plazo, sino también para enfrentar las brechas y rezagos de más largo plazo, tales como la poca diversificación productiva, las brechas de productividad, la alta informalidad y la desigualdad”, agregan.
El Director Regional de la OIT será uno de los participantes especiales en el trigésimo sexto período de sesiones de la Cepal, que se realizará en Ciudad de México del 23 al 27 de mayo. Durante el evento, Salazar expondrá en la mesa redonda sobre la dimensión regional del seguimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que contempla una serie de objetivos relacionados específicamente con crecimiento inclusivo y trabajo decente.
El informe CEPAL-OIT realiza un balance del desempeño de los mercados laborales de América Latina y el Caribe en 2015. Indica que, principalmente como resultado de la leve contracción del producto interno bruto (PIB) regional, ese año la tasa de desempleo promedio registró su primer aumento desde 2009, al pasar de 6,0% en 2014 a 6,5% en 2015.
Este aumento fue producto de una mayor entrada de buscadores de empleo al mercado de trabajo en comparación con años anteriores, quienes no encontraron la cantidad necesaria de puestos de trabajo. Esto fue consecuencia de una débil generación de empleo asalariado como resultado del bajo dinamismo de la actividad económica, agrega el estudio.
Además, a nivel regional se registró un deterioro de la calidad del empleo, dado que en vista de la falta de suficientes puestos de trabajo asalariado, se expandió el trabajo por cuenta propia, generalmente de menor calidad.
Según el documento, la debilidad en la generación de empleo en 2015 se expresó en la tercera caída anual consecutiva de la tasa de ocupación (en 0,4 puntos porcentuales), la cual implicó una reducción del número de perceptores de ingresos laborales por hogar. Esta caída en los ingresos ha jugado un papel importante en el aumento de la pobreza estimado para 2015 (a 29,2% de los habitantes de la región, de acuerdo con últimas proyecciones de la CEPAL).
Sin embargo, CEPAL y OIT recalcan que el deterioro de los indicadores de empleo y desempleo no es un fenómeno generalizado en la región.
En 2015, solo en siete de 19 países de América Latina y el Caribe la tasa de desempleo aumentó, mientras que en nueve cayó y en otros tres se mantuvo prácticamente estable. En general, en los países de Centroamérica, México, República Dominicana y las naciones del Caribe la evolución del mercado laboral fue más favorable que en América del Sur, cuyo desempeño se vio afectado por el impacto del contexto externo en su actividad económica y la inflación, entre otros factores.
En la presente edición de Coyuntura laboral se analiza además la evolución del empleo en las áreas rurales de los países de la región entre 2005 y 2014 con el fin de identificar si las mejoras observadas en este período para los mercados laborales en su conjunto también se registran en estas zonas, y si las brechas respecto a las áreas urbanas se redujeron.
Los datos disponibles muestran que las áreas rurales sí se beneficiaron de las mejoras respecto a los indicadores de cantidad y calidad del empleo en el total regional. Sin embargo, las brechas urbano-rurales no se achicaron.
Sobre este tema, el informe concluye que para avanzar en la reducción de los déficits de trabajo decente en las áreas rurales es indispensable una mayor modernización y diversificación productiva, además de mejoras de la productividad del sector agropecuario. Además se recomienda fortalecer las instituciones laborales para contribuir a la formalización del empleo rural, mejorar la protección social, un mayor cumplimiento del salario mínimo y otras normas del trabajo, así como disminuir los obstáculos para la inserción laboral de las mujeres y jóvenes rurales.