Medido en dólares corrientes, el volumen de créditos vigentes destinados al consumo era de US$ 3.225,9 millones al cierre de marzo.
Observa.com.uy El crédito al consumo detuvo su caída en marzo, pero eso no implicó una reactivación de ese segmento del negocio financiero. Detrás del estancamiento de los préstamos a las familias está la fuerte desaceleración en el aumento del salario real, la caída del empleo y la pérdida de confianza de los consumidores respecto al rumbo de la economía.
Luego de que en febrero tuviera lugar una caída pronunciada del crédito de 4,5% respecto a igual mes del año anterior, en marzo hubo un incremento de apenas 0,5% en la variación interanual, según el Índice de Financiamiento al consumo de El Observador (IFC-EO). El indicador evalúa en pesos constantes –descontando el efecto de la inflación– el monto de global de crédito vigente que tienen las familias con la totalidad del sistema financiero.
De esta manera, no solo considera los bancos de plaza sino además las administradoras de crédito, que tienen un importante rol en el financiamiento al consumo de las familias uruguayas, principalmente a los hogares de menores ingresos. Por otro lado el índice, construido a partir de información del Banco Central (BCU), no considera el financiamiento a la vivienda ni el crédito automotor.
Medido en dólares corrientes, el volumen de créditos vigentes destinados al consumo era de US$ 3.225,9 millones al cierre de marzo.
La mayor expansión del crédito al consumo se dio en la cartera del Banco República, el actor que acapara prácticamente la mitad del segmento. El nivel de financiamiento otorgado tuvo un crecimiento de 4,2% en los últimos 12 meses relevados, con una expansión de 5,7% en el primer trimestre.
Los bancos privados siguieron reduciendo su stock de crédito a las familias respecto a igual mes de 2015, pero a un ritmo menor al de febrero, cuando el deterioro fue de 18,1%. Respecto a marzo de 2015, la caída en el sector fue de 6,4%, y de 8,4% si se considera el primer trimestre.
Los datos también muestran una caída en el volumen de préstamos otorgados por las administradoras de crédito, aunque bastante menor a la de los bancos privados. En marzo la caída fue de 0,8% respecto a igual mes del año pasado, y en el trimestre fue de 2,7%.
El pesimismo de los uruguayos a la hora de visualizar la coyuntura económica y las perspectivas para su propio bolsillo juegan un papel fundamental en el menor ritmo de aumento del crédito en los últimos meses.
En marzo la confianza del consumidor continuó debilitándose. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la cátedra SURA de la Universidad Católica y Equipos Consultores mostró una caída de 5,3% con respecto a febrero.
Los uruguayos están menos propensos a la adquisición de algunos bienes durables, como autos e inmuebles. Lo mismo sucede con la contratación de créditos, donde la tendencia es a mantener o incluso reducir la exposición al financiamiento.
En marzo el salario real registró un incremento de 0,9% respecto a igual mes del año pasado. Ese incremento reflejó una desaceleración significativa respecto a igual mes del año pasado, cuando mostraba un aumento de 3,6%. Esa desaceleración se debe, principalmente, al mayor empuje inflacionario.
Por otra parte, el mercado de trabajo sigue eliminando puestos de empleo. La tasa de ocupación en febrero de este año cayó a 58,3% de la población en edad de trabajar, por debajo del 58,8% de igual mes del año pasado. En ese mismo período, el desempleo pasó de 7,1% a 8% de la población económicamente activa.
Las expectativas de que no haya una rápida recuperación de los niveles de empleo, que en los próximos dos años el salario real sufra una leve disminución y una inflación que no tiene perspectivas cercanas de moderación son elementos a considerar para seguir la evolución del crédito al consumo.