Con una agenda reducida y acotada, la administración del presidente interino deberá mantener los sólidos indicadores macroeconómicos que en los últimos años han ayudado al país capear diversas crisis políticas y frenar a cualquier arranque populista del Congreso peruano.
Tras varios días turbulentos y de inestabilidad política marcada por la vacancia presidencial de Martín Vizcarra, la irrupción y renuncia de Manuel Merino y la asunción de Francisco Sagasti al sillón de Pizarro, hoy Perú respira cierto aire de tranquilidad al contar con un presidente interino y un gabinete de ministros que goza de la legitimidad que su fugaz predecesor nunca consiguió.
Así, después de tener tres presidentes en una sola semana, la economía peruana recibe a Waldo Mendoza, flamante ministro de Economía y Finanzas con una caída interanual de 6,95% en septiembre último, su séptima bajada mensual consecutiva tras la aparición del primer caso de COVID-19 en los primeros días de marzo. La contracción fue menor a las registradas en los meses anteriores, que tuvo como punto más bajo en abril, periodo en el que Perú registró un histórico desplome de 40,5%.
Esto, sumando a un déficit fiscal cercano al 10% (en 2019 era de -1,6%) y una deuda pública de 35% del PIB, hace que la economía peruana, que durante los últimos 21 años creció ininterrumpidamente, luche por reactivarse en medio de una profunda recesión de cara a un año electoral que suele sembrar más incertidumbre que indicadores positivos.
“El próximo año la deuda pública estará bordeando 45% del PIB, que es una cifra preocupante. A mediano plazo la mirada de las calificadoras de riesgo va a estar ahí. No creo que bajemos la calificación de riesgo, pero sí nos va a poner en observación porque casi hemos duplicado la deuda y en el mediano plazo las agencias de calificación verán qué tan sostenible es este nivel de deuda pública. La próxima administración, que entra en 2021, tiene que hacer una consolidación fiscal y más que ajustar los niveles de gasto, debe buscar eficiencias”, dice César Fuentes, directo de la Maestría en Gestión Pública de Esan.
Por lo pronto, de acuerdo con Carlos Parodi, profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad de Pacífico (UP), en los pocos meses que quedan de gestión, el titular del MEF deberá enfocarse en tres prioridades: manejo responsable de las finanzas públicas, rápido aumento de la inversión pública y, retomar lo que su predecesora María Antonieta Alva venía haciendo, ya que se trata de un gobierno de transición y no hay margen de tiempo para realizar grandes reformas.
“Waldo Mendoza es un especialista en políticas macroeconómicas y en especial en política fiscal. Tenemos asegurado el manejo responsable de las finanzas públicas y, por ende, la estabilidad macroeconómica. Además de las dos prioridades adicionales, tanto el presidente [Sagasti] y Mendoza inspiran confianza en que el gobierno es serio y está en buenas manos”, dice.
Otro punto a tomar en consideración, según el economista Alejandro Indacochea, presidente de Indacochea Asociados, es la aprobación del presupuesto 2021 propuesto por el Ejecutivo antes del 30 de noviembre que asciende a S/ 183.000 millones (US$ 51.450 millones), de los cuales S/ 47.000 millones (US$ 13.213 millones) se financiarán con recursos por operaciones oficiales de crédito.
“Hay 532 proyectos que el Congreso busca incluir [en el presupuesto] por S/ 5.000 millones. También está pendiente la devolución de los aportes de la Oficina de Normalización Previsional (ONP) por S/ 15.956 millones, un 3,4% del PIB. No son cifras pequeñas en un momento en el que tenemos el déficit históricamente más alto. Vamos a tener necesidades y nos seguimos endeudando. Bajo este panorama, lo peor que nos podría suceder es que nos quedemos sin dinero y la pandemia continúe porque el futuro es incierto y hemos generado sobre expectativas de la vacuna”, dice.
Inversión pública, motor de crecimiento
La inversión pública es otro indicador que a nivel local en los ultimos meses estuvo en caída libre, (aunque en octubre registró un crecimiento de 6,6% comparado con similar mes de 2019) y que actualmente los especialistas es señalado como una de las armas para reactivar la economía. En ese sentido, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, anunció que la inversión pública crecería en noviembre nuevamente y consideró que su impulso será fundamental para acelerar el proceso de recuperación de la economía peruana.
"Podemos hacer mucho con la política monetaria, pero la inversión pública es indispensable si queremos que la recuperación sea rápida", dijo durante su participación en la exposición Análisis de la situación económica de Perú, organizado por AmCham Perú.
En ese sentido, el economista Eduardo Recoba destaca la urgencia de concretar esa inversión. "Necesitamos que el gasto público se acelere porque esto tampoco se dio con [el expresidete Martín] Vizcarra. De otro lado, la inversión pública debe colgarse a un ritmo más sólido de lo que hemos observando en los últimos meses. Necesitamos mejor trazabilidad de datos para atender a una población vulnerable, pobre y muy austera que necesita un bono universal familiar mucho más recurrente, con un continuismo que tenga otro tipo de solidez, cosa que tampoco hizo Vizcarra", dice. "También tenemos que acelerar el ritmo de los proyectos privados. Tenemos una cartera de proyectos mineros de US$ 8.300 millones y solo avanza Quellaveco, por US$ 5.000 millones, pero al ritmo propio de la empresa y de la situación por el COVID-19 y así en seis o siete meses no tendremos ni la oferta ni la demanda que necesitamos para vencer esta recesión atípica", dice.
El ministro de Economía de Perú, Waldo Mendoza, tendrá que manejar eficientemente los escasos recursos fiscales y priorizar los gastos como la atención de la emergencia sanitaria.
Según Carlos Parodi, acelerar la inversión pública no es suficiente. "De cada S/ 10 que se invierten en Perú, solo S/ 2 son inversión pública. Requerimos conectar esto con el aumento de la inversión privada y no solo me refiero a la gran empresa, sino la vinculada a la micro, pequeña y mediana empresa que son las que más generan empleo", dice.
Sin embargo, con millones de peruanos que han perdido su trabajo en los últimos meses, la idea de invertir en cualquier negocio, por más pequeño que sea, es complicada. "Hay un problema de solvencia. Las empresas no van a poder pagar sus deudas. Muchas están subsistiendo por Reactiva Perú, pero más adelante se viene todo un programa de reestructuración de empresas muy difícil y también de deudas personales. Es importante dejar los proyectos populistas que implican el congelamiento de deuda que propone el Congreso. Los recursos van a ser escasos y el ministro de Economía tiene que ser muy determinante y saber decir que no a este tipo de medidas. Tenemos que priorizar el gasto en salud, educación y atención de emergencia", dice Alejandro Indacochea.
Efecto rebote
Una semana antes de la vacancia presidencial que produjo masivas protestas sociales, la ministra de Economía y Finanzas de ese entonces, María Antonieta Alva, advertía que Perú lideraría el crecimiento económico de América Latina, considerando que en 2021 el PIB crecerá 10%. Hoy, la pregunta que queda en el aire es que si esta crisis política podría complicar la ansiada recuperación económica.
Para César Fuentes, a pesar de que la idea de que la política y la economía van por cuerdas separadas es errónea, la continuidad de políticas macroeconómicas impulsadas por el MEF en los últimos 20 años ha ayudado al país a sobreponerse de varis crisis políticas que han generado incertidumbres temporales en algunos momentos. "No obstante, el MEF ha podido trabajar mejor seguimiento de la inversión pública y desarrollar más el mercado de capitales, pero, por lo general, a nivel de estabilización, creo que han hecho un buen trabajo. En la medida en que se habla de mayor cobertura de salud y mejor educación, es natural que el gasto aumente, a pesar de que la base tributaria es pequeña, pero son gastos que se tienen que hacer y ese es el gran dilema de los próximos años", dice.
Carlos Parodi coincide con Fuentes: "En los últimos 20 años, a pesar de los problemas con todos los presidentes, nadie puede negar de que habido solidez macroeconómica y eso se debe a que tanto el BCR como el MEF han estado integrados por técnicos de primer nivel. Eso ha permitido de alguna forma que la macroeconomía vaya de una forma sólida, aunque la microeconomía, no tanto. Se ha dado una combinación de una bonanza macro con un malestar micro, porque no se han dado las reformas para lo micro. Ahora, a esta situación se le suma la pandemia, que es un elemento que no estuvo en los últimos años en los que se lidiaba solo con la política y es más complicado. Hay que tener más imaginación, criterio y responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas".
No obstante, todos aseguran que esta pandemia no será eterna y si bien este año la economía cerrará con una contracción aproximada de 12%, 2021 tiene mejores perspectivas. "Cualquier cosa que se compares con eso va a ser positivo y va haber un rebote, por ese lado no tengo duda. Lo que a mí sí me genera duda en el tema político son las elecciones. Hasta ahora no veo equipo, ni candidatos", apunta Carlos Parodi.
Alejandro Indacochea prefiere no adelantarse a abril de 2021. "Por el momento, por el lado económico no hay que hacer grandes programas en los meses que quedan de gobierno. Esta es una situación de mantenimiento en guerra y la prioridad es salud y la atención de la emergencia sanitaria. A los más necesitados hay que atenderlos con canastas familiares apoyándonos en los comedores populares. Los bonos tienen que ser replanteados y en materia de trabajo, tenemos que desarrollar programas de reentrenamiento. Va a ser imposible dar trabajo a todos, eso es populismo, tanto del Ejecutivo y el Legislativo", concluye.