La Reserva Federal podría estipular una alza en las tasas de interés por primera vez en casi una década.
Ralph Solveen, vicedirector del área de investigación del Commerzbank, se muestra convencido: “El próximo miércoles, la Reserva Federal anunciará una alza en los tipos de interés por primera vez desde hace nueve años, y con ello, pondrá fin a la larga era de tasa cero en su política monetaria”. Ello tendría consecuencias no solo para la economía estadounidense, sino también para Europa, Asia y los países emergentes. A diferencia de lo que podría suceder en Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá durante largo tiempo la “tasa casi cero”.
Por una parte, porque el jefe del BCE, Mario Draghi, aún lucha contra los supuestos peligros de la deflación en Europa, y por otra, porque la recuperación de las economías europeas aún es muy frágil como para comprometerla con alzas en los tipos de interés.
¿Paridad euro-dólar?. Si la Reserva Federal (Fed) decide subir las tasas, el euro tenderá a devaluarse, y probablemente lo acercará a una virtual paridad con el dólar (actualmente la moneda europea se cotiza en 1,09 dólares). Un euro débil implica ventajas para todos los exportadores europeos que colocan sus productos en la zona del dólar, pues dichos productos se vuelven más baratos, no solo en Estados Unidos, sino también en Asia, donde el comercio transfronterizo se contabiliza igualmente en dólares.
En cambio, se vería el final de la caída en los precios de materias primas y la energía, pues el descenso en los precios de las materias se neutralizaría con un dólar fortalecido. Y si suben los precios de las materias primas al mismo tiempo que el dólar se fortalece, Draghi pondría festejar: los europeos importarían con cada factura emitida en dólares una inflación que el presidente del BCE vería como deseable para la eurozona.
¿Qué tan fuerte sería el varapalo?. Cuán devaluado resultaría el euro, depende también de la fuerza con la que la Fed tire de las riendas en su política monetaria. “Contamos con un avance lento por parte de la Reserva Federal, pues ellos también temen que la economía estadounidense tenga dificultades con tasas más altas y un dólar más fuerte”, dice Solveen. “De acuerdo con nuestros análisis, la posible variación en los intereses tendría poco impacto en el consumo privado. El dólar fuerte frenaría la economía en el próximo trimestre un poco más fuerte de lo que hoy lo hace”. Por eso, los expertos del Commerzbank cuentan con que “la Fed alzará los intereses de modo un poco más acelerado de lo que esperan los mercados”.
Si bien una alza en los tipos de interés por parte de la Fed sería manejable para Europa y Estados Unidos, algo muy distinto ocurriría con las potencias emergentes. Los gobiernos deben hacerse a la idea de que deberán captar mayores capitales provenientes de los propios países. Éstos sacaron provecho de la actual política de la Fed, dado que atrajeron a accionistas extranjeros con altas tasas de interés y buenos niveles de crecimiento económico. Ahora, los inversionistas podrían retirar su dinero para colocarlo en certificados estadounidenses que prometan mejores ganancias y menos riesgos.
Pausa veraniega. A los productores de materias primas como Rusia y Brasil, que debido a los efectos de la caída en los precios de petróleo, cobre y otros, se encuentran ya en recesión, un cambio en la política monetaria estadounidense los afectaría doblemente. Un curso alcista del dólar haría menos atractivas las materias primas para los inversionistas fuera de Estados Unidos, facturadas normalmente en la divisa estadounidense. Eso presionaría a la baja los precios, así como los urgentemente requeridos ingresos de divisas.
“La Reserva Federal se reserva el derecho de reaccionar con una pausa en las alzas a los tipos de interés, ante posibles fluctuaciones en los datos o violentas reacciones de los mercados”, dice un análisis del Commerzbank. Es una circunstancia que los responsables de las políticas económica en las potencias emergentes probablemente estén deseando desde ahora.