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Te cobro, te doy
Lunes, Febrero 3, 2014 - 10:36

La reforma hacendaria y la reforma financiera han pasado a un segundo plano ante la relevancia histórica de la aprobación de la energética. Sin embargo, éstas tendrán un efecto importantísimo en el bolsillo de los mexicanos desde enero de 2014.

En la casa de Carlos Mantilla, un soldador de una empresa de reparaciones industriales, se compran todas las semanas 10 litros de Coca-Cola y tres kilos de comida para Rambo, el french poodle de su hija. Los Mantilla están pagando un crédito hipotecario sobre una vivienda de interés social en la zona conurbada de Tijuana. Todavía les quedan 16 años de cuotas por pagar. Todos los viernes suelen ir en automóvil desde su casa hasta un centro comercial. Hacen compras y paran a comer hamburguesas en Burger King, el restaurante preferido de su hijo. 

Muchas de estas cosas van a cambiar. La reforma fiscal y la reforma financiera, aprobadas en los últimos meses, van a afectar directamente y a corto plazo el bolsillo de la familia Mantilla mucho más que la tan mencionada reforma energética.

Según el documento Getting it right de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estas reformas eran necesarias para reducir la pobreza y permitir el desarrollo sostenido de la clase media. 

El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, puede sentirse satisfecho. Se aprobaron antes que terminara 2013 las dos reformas estructurales asignadas a su dependencia. Sin embargo, el mercado está agitado y quedan varias preguntas que se resolverán a inicios de 2014 cuando las reformas empiecen a implementarse. ¿Qué tanto responden estas reformas a las necesidades de la población mexicana? ¿Son suficientes para que el país crezca al 4%, como lo dijo Peña Nieto después que fueron modificadas en su camino?

Recaudar para avanzar. La reforma hacendaria aprobada el 31 de octubre busca tres objetivos: ampliar la base tributaria, aumentar la recaudación y reducir la dependencia del gobierno en el petróleo. El resultado fue un paquete de medidas que reforman, adicionan y derogan diferentes disposiciones de la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA), la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y la Ley Federal de Derechos. 

La aprobación fue un proceso atropellado, político y muy criticado. El objetivo inicial de recaudar 225.000 millones de pesos (US$18.000 millones) extra se tuvo que reducir a 180.000 millones de pesos (US$15.000 millones) anuales, ya que varias de las iniciativas fueron atajadas en el camino.

Muchos analistas califican la reforma como insuficiente por esta razón, una “miscelánea fiscal”. El IVA a alimentos y medicinas -una medida que Standard & Poor y Deloitte consideraban como fundamental- , el IVA a las colegiaturas, el IVA a los intereses sobre los créditos hipotecarios, el impuesto sobre la compra-venta de casa, no se aprobaron por la presión ejercida, sobre todo, por la izquierda (el PRD). Eran medidas políticamente incorrectas que habrían afectado de una forma drástica el bolsillo de la clase media y muy seguramente habrían puesto en riesgo el consenso para la aprobación de la reforma energética. 

Muchas de las iniciativas que afectaban directamente a este sector de la población se atajaron, pero otras sobrevivieron. Entre ésas están: el aumento de las tasas impositivas a individuos que ganen más de 500.000 pesos (US$40.000) anuales; la ley del IEPS, que establece un impuesto del 8% para la comida chatarra (contenido calórico muy alto) y la comida de animales domésticos; la eliminación gradual de los subsidios sobre la gasolina; el impuesto de un peso por litro a las bebidas saborizadas; la homologación del IVA en las zonas fronterizas, que lo aumenta de 11% a 16% y que muy seguramente va a afectar la economía de esas regiones. 

La comida de Burger King, los juguetes del niño Mantilla, la Coca Cola, la comida de Rambo, los viajes al centro comercial, subirán de precio a principios de 2014. Una de las deficiencias de la reforma, explica José Luis Chicoma, del think tank de políticas públicas ETHOS, es que estas recaudaciones no están etiquetadas. Es decir, lo que pagará de más la familia Mantilla puede usarse en cualquier tipo de gasto y, por ejemplo, el impuesto a la comida chatarra -que pretende ayudar a solucionar el problema de obesidad, que en México es un asunto de salud pública- no llegará necesariamente a la Secretaría de Salud. 

“La reforma fiscal debe tener un componente asistencialista y un componente productivo, pero no un componente político ni populista”. explica Chicoma. Entre las pocas medidas asistencialistas están la creación del seguro de desempleo para los trabajadores y una pensión para los adultos mayores.

El senador perredista Luis Ángel Espinoza Cházaro considera que la reforma es un éxito: “los mayores cambios en la reforma no afectan a la clase media, que es la que siempre carga la peor parte”, dice. 

El sector empresarial, sin embargo, no quedó contento, a pesar de que la reforma eliminó el Impuesto Empresarial a Tasa Único (IETU), uno de los pocos cambios fiscales que había logrado el gobierno de Felipe Calderón y que no gozaba de ninguna simpatía entre los empresarios.

La industria alimentaria y la minería se verán fuertemente afectadas por nuevos impuestos que las afectan directamente, pero otras medidas afectarán por parejo a todas las empresas. La reacción de algunos amenaza entorpecer la reforma con amparos -figura creada en el siglo XIX para proteger los derechos constitucionales-. “Estamos seguros que la reforma es justa, estamos preparados”, respondió Luis Videgaray ante los anuncios de los descontentos en una entrevista a Carmen Aristegui, en su noticiero MVS. 

Según Luis Liñero, socio de impuestos de Deloitte, “es una reforma recaudatoria que recoge dinero de las empresas y personas que ya están cautivas. Es apretarles aún más el cinturón a los que ya pagan”. Eduardo Ortiz-Juárez,  economista del PNUD Nueva York, explica: “México es el país con la menor recaudación en América Latina. Recoge el 11% del PIB, lo que no nos deja tener un sistema de protección social más comprensivo”.

Una de las razones para la baja recaudación es que el 60% de los trabajadores se emplea en la informalidad. Para intentar combatirla, se aprobó en la reforma el Régimen de Incorporación que anima a los trabajadores a empezar a pagar impuestos con  beneficios como el acceso a los servicios de seguridad social y un descuento inicial del 100% del pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR), que disminuirá paulatinamente. Para muchos la iniciativa es insuficiente para ampliar la base tributaria.

Créditos como en botica. Para la Cepal, “la reforma fiscal tendrá como resultado un crecimiento en 2014”. Las voces difieren, pero lo que no se puede negar es que la reforma se firmó al vapor, y requería un debate mucho mayor. Como dice José Antonio Ardavín, director del Centro de la OCDE en México para América Latina, “es la madre de todas las reformas. Es la fuente de los recursos”.

Prestar más y más barato es la promesa de la reforma financiera, según el discurso que dio Enrique Peña Nieto el 27 de noviembre, cuando se aprobó el proyecto que modificó 34 leyes federales. A diferencia de la reforma fiscal, ésta no presentó tanta resistencia. Está fundamentada en tres objetivos: fomentar la sana competencia en el sistema financiero, fomentar el crédito y hacer más eficientes las instituciones financieras. 

Después de la crisis de 1994, el sistema financiero quedó descuadernado y el crédito se había convertido en una misión imposible para las familias mexicanas. 

Para la clase media, como para las pymes, la reforma parece ofrecer un mejor escenario para poder conseguir crédito, pero, por otro lado, los bancos tendrán más facilidades para reclamar las garantías. La senadora del PRD Dolores Padierna acusa que con la reforma se está “criminalizando” a los deudores. 

Varias modificaciones como la anterior alentarán la competencia, lo que debería traducirse en menores tasas. Uno de los cambios más importantes abre la posibilidad a que los clientes de un crédito transfieran sus créditos al consumo a otra institución. 

Según analistas de Barclays, la reforma será determinante para estimular la economía de las familias, la generación de empleos y el mercado interno. El impulsar una mayor oferta y colocación de crédito para pequeñas y medianas empresas se reflejaría en un efecto positivo en la clase media, que se debería replicar en la demanda agregada y en el empleo. 

Sin embargo, pasarán años para sentir los efectos de la reforma financiera en el mercado. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) demuestra que se requiere un mayor conocimiento y dominio de las finanza personales. 

En México, el 63% de las personas que ahorran lo hacen a través de mecanismos informales, como guardar el dinero en su domicilio, y sólo el 35,50% de los ahorradores utiliza métodos formales para invertir, o pedir prestado.

¿Festejar qué? De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) los mexicanos son menos optimistas sobre la situación económica actual del país ante los posibles efectos de la reforma fiscal y de la reforma financiera el próximo año.

El índice del INEGI registró bajas en cuatro de sus componentes, en particular en el que muestra las expectativas de los consumidores sobre la condición económica del país dentro de un año.

Mientras los desnudos y los arañazos se apoderaron de la tarima del Congreso en la recientemente aprobada reforma energética, la financiera y la hacendaria pasaron a un segundo plano. Éstas, sin embargo, son las que más van a afectar desde comienzos de 2014 el bolsillo del mexicano de a pie y las que podrían acercar a México a esa quimera de la igualdad. Por ahora, en la casa de los Mantilla, Rambo va a tener que empezar a comer huesos, y la familia tendrá que replantearse sus hábitos de bebida y comida ahora que el fisco les cobrará por cada caloría consumida. Pero podrán conseguir mejores condiciones el próximo año para el plazo del crédito que todavía les queda. Te cobro, te doy.

Autores

Camilo Olarte