En su informe de fin de año al directorio ejecutivo del BID, Luis A. Moreno resumió los problemas de la región, el desempeño de la institución durante el año pasado y sus prioridades para el futuro.
Las economías de América Latina y el Caribe se desempeñaron con firmeza frente a un entorno externo problemático, dijo el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, pero la región debe seguir impulsando reformas para asegurar su crecimiento en el futuro.
En su informe de fin de año al directorio ejecutivo del BID, Moreno resumió los problemas de la región, el desempeño de la institución durante el año pasado y sus prioridades para el futuro.
Observó que la tasa de desempleo en América Latina descendió a un nivel sin precedentes y que durante los últimos 10 años 58 millones de personas en la región salieron de la pobreza. Hoy día, uno de cada tres latinoamericanos forma parte de la clase media.
“Los principales indicadores dan una parte de tranquilidad que es bienvenida y demuestra que estamos haciendo las cosas bien”, indicó.
La región, favorecida por los altos precios de los productos básicos, continuó incrementando su comercio con el resto del mundo. Merece un destaque especial el intercambio comercial con Asia, que ha crecido a razón de 20% anual desde 2000, hasta alcanzar a un total estimado de US$442.000 millones en 2012.
Sin embargo, subsisten muchos problemas. Sesenta y seis millones de latinoamericanos no ganan lo necesario para atender a sus necesidades cotidianas y el comercio entre los países de América Latina y el Caribe aún alcanza apenas 19% del comercio total de la región, lo cual representa una gran oportunidad de crecimiento en el futuro.
“Debemos concentrar nuestra visión de futuro en los sectores que nos permitirán mantener una base productiva diversificada, aumentar nuestra capacidad de innovación y competir con éxito en un planeta en plena evolución”, dijo Moreno. “No hay nada más rentable que invertir en ampliar el capital social”.
Moreno urgió a los países a que rebajen sus costos mediante la inversión en infraestructura. “También debemos esforzarnos para eliminar las barreras financieras, burocráticas y de información”, manifestó. “Nos corresponde despejar la ruta para que la iniciativa privada florezca y podamos sacar ventaja de una mayor inserción que no sólo es deseable, sino inevitable”.
Moreno dijo que el BID mantuvo su curso de introducción de prácticas óptimas en su gestión operacional y administrativa, fomentando la transparencia, la responsabilidad y los mecanismos financieros. Señaló que hoy en todos sus proyectos el BID determina, durante la etapa de preparación, si el proyecto podrá medir sus resultados anticipados usando métodos rigurosos de evaluación.
El BID en 2012. En 2012, el BID aprobó nuevos mecanismos de financiamiento a fin de ayudar a los países a hacer frente a los desastres naturales y a disponer de salvaguardias contra los efectos de las crisis económicas.
En 2012, el BID aprobó 170 operaciones por un total de US$11.500 millones, incluyendo 44 proyectos sin garantía soberana, para el sector privado, por valor de US$1.500 millones. Como muestra de la firme demanda de productos y servicios del BID, el promedio de aprobaciones casi se duplicó durante los cinco años recientes, en relación con el quinquenio anterior. Los países pequeños y vulnerables recibieron 44% de las aprobaciones y casi la mitad de éstas se destinó a proyectos de infraestructura.
El BID también suministró US$871 millones de financiamiento no reembolsable —29% más que en 2011— con un mayor caudal de contribuciones de países miembros para la creación de un Fondo Climático para el sector privado y recursos adicionales para la Iniciativa Salud Mesoamérica, el Fondo de Tecnología Limpia, el Fondo de Donantes Múltiples para Iniciativas de Integración Regional y el Fondo de Transparencia.