Guedes, un banquero experto en mercados y economista entrenado en la Universidad de Chicago, consiguió el poder para encabezar la radical agenda de reformas del presidente Jair Bolsonaro, con la que buscaba resucitar la economía de Brasil, pero seis meses después ha perdido brillo.
Brasilia. Cuando el 1 de enero Paulo Roberto Nuno Guedes se convirtió en ministro de Economía de Brasil no podía haber asumido con mejores auspicios.
Guedes, un banquero experto en mercados y economista entrenado en la Universidad de Chicago, consiguió el poder para encabezar la radical agenda de reformas del presidente Jair Bolsonaro, con la que buscaba resucitar la economía de Brasil e impedir un desplome de las finanzas públicas.
Seis meses después, sin embargo, la estrella está dejando de brillar. Las dificultades de Guedes -el defensor más articulado, comprometido y enérgico de la agenda de reforma del gobierno- podrían oscurecer la visión de los inversores sobre Brasil.
"Parece decidido a que la victoria se transforme en una derrota", dijo Thomas Traumann, consultor y autor del libro "El peor trabajo del mundo", sobre los 14 ministros de Hacienda de Brasil que precedieron a Guedes.
"Su principal fracaso ha sido no reconocer la victoria cuando la tuvo al alcance".
Traumann dijo que el proyecto de ley de reforma de las pensiones del gobierno que se está tramitando en el Congreso probablemente genere ahorros entre 700.000 millones y 800.000 millones de reales (unos US$200.000 millones) durante la próxima década.
Si bien es menos que la meta del gobierno de 1.237 millones de reales (US$321 millones), es mucho más que el proyecto de ley del expresidente Michel Temer que estaba en camino de ahorrar entre 400.000 millones a 500.000 millones de reales (unos US$130.000 millones) en ahorros.
Pero Guedes ha dicho públicamente que incluso 850.000 millones de reales (US$221.179 millones) no tendrían en la práctica valor, serían una reforma "abortada".
La actitud agresiva y optimista de Guedes lo ha llevado a varias confrontaciones públicas con legisladores, como en marzo, cuando insultó a la madre y la abuela de la representante del Partido de los Trabajadores, Zeca Dirceu, durante una audiencia de la comisión sobre la reforma de las pensiones.
"Casi toda su agenda depende del apoyo del Congreso, pero quieren que el parlamento se someta", dijo Traumann. "La posición del gobierno de Bolsonaro es de conflicto permanente. No funciona con el Congreso: nunca lo ha hecho".
Dejar las amenazas. Defensores de Guedes dicen que la crítica es injusta.
Un portavoz del Ministerio de Economía señaló varios logros de sus primeros seis meses, como el avance en la reforma de pensiones, la creación de 326.000 nuevos empleos, un acuerdo para el desarrollo de campos petroleros en aguas profundas y pasos para generar miles de millones de reales de ingresos para que el gobierno arregle las finanzas públicas.
Sin embargo, una encuesta reciente de la firma de inversiones XP Investimentos mostró que los índices de aprobación de Guedes han disminuido, una situación que lo afecta no sólo a él entre los altos funcionarios del gobierno y los legisladores.
Parte del problema es el pobre desempeño de la mayor economía de América Latina, que incluso podría estar contrayéndose debido a varios factores, muchos de ellos imposibles de predecir.
El alto desempleo, la desaceleración mundial, la resaca de la profunda recesión de 2015-16, la huelga de los camioneros el año pasado y el desastre minero que afectó la producción en el gigante de mineral de hierro Vale; todo ha pasado factura.
Sin embargo, Guedes ha hecho poco para fortalecer su propia posición.
Ha dejado en claro su descontento con legisladores y con el sistema político al que acusa de obstaculizar el avance de la preciada reforma de pensiones. Esto ha llevado a que líderes legislativos, a los que necesita convencer, lo critiquen en la televisión.
"A veces, Guedes piensa que es más importante que Brasil, pero no lo es", dijo en una reciente entrevista con Reuters el diputado federal Marcelo Ramos, presidente del comité especial del Congreso para la reforma de las pensiones.
"Brasil no trabaja para él; él trabaja para Brasil. Las cosas se harán con él o con otro", dijo Ramos, miembro del Partido Liberal de centroderecha.
La oposición dice que el enfoque obsesivo de Guedes en la reforma de pensiones está provocando que le falte claridad de corto plazo para dar un giro a la economía y reducir los 13 millones de desempleados.
Guedes parece considerar la reforma de las pensiones como una panacea. A mediados de abril, dijo que el crecimiento económico podría acelerarse a una tasa anual de 3,5% en el segundo semestre de este año si se aprueba la reforma.
Incluso entonces, pocos lo creían. Ahora, con la economía posiblemente en recesión y con perspectivas de crecimiento de menos del 1,0% este año, nadie lo piensa.
"Si el súper ministro dice 'reforma de pensiones o muerte' y no da una señal de que tanto puede negociar, la gente tiene derecho a preocuparse, no invertir y no consumir", dijo un economista jefe en Sao Paulo, que pidió no ser identificado.
"A medida que nos acercamos al final del año, la recesión es el resultado obvio", agregó.
La posibilidad de que Guedes renunciara en un arrebato de hace seis meses habría provocado un sismo en los mercados brasileños, lo que pocos querían poner a prueba. Sin embargo, su salida ahora puede no ser el escenario de pesadilla para los inversores que alguna vez fue.