A menos que la Casa Blanca y el Congreso alcancen un acuerdo para reducir el déficit, en enero entrará en vigor automáticamente un paquete de aumentos de impuestos y recortes de gastos por US$600.000 millones.
Nueva York. Los inversores estadounidenses despertaron este miércoles con el mismo presidente y los mismos problemas de estancamiento partidista en Washington, y esperaban la misma solución de frente a una inminente crisis presupuestaria que amenaza a la economía: patearla y lidiar con ella después.
Las acciones caían con fuerza por preocupaciones de que las peleas partidistas impida un compromiso. El índice S&P 500 cayó por debajo de un nivel clave por primera vez en dos meses.
Las acciones de bancos y de firmas de defensa cayeron en una venta generalizada por parte de inversores que habían comprado papeles de esos sectores a la espera del triunfo del republicano Mitt Romney.
El presidente Barack Obama venció a Romney y obtuvo un segundo mandato, pero aún debe lidiar con una Cámara de Representantes controlada por la oposición que podría dificultar la firma de acuerdos, especialmente de cara al inminente "abismo fiscal".
A menos que la Casa Blanca y el Congreso alcancen un acuerdo para reducir el déficit, en enero entrará en vigor automáticamente un paquete de aumentos de impuestos y recortes de gastos por US$600.000 millones. Los inversores temen un duro impacto económico, a menos que el "abismo fiscal" sea evitado.
Se espera que esa sea la principal prioridad del Congreso, que se reunirá pronto, aunque pocos esperan algo que se parezca a una resolución permanente del problema.
"Lo mejor que podía haber pasado es lo que pasó", comentó Robert Manning, presidente ejecutivo de MFS Investment Management. "No creo que haya una gran negociación, sólo pequeños ajustes que patearán el problema para adelante", agregó.
Los mercados reaccionaron negativamente, como muchos temían si la elección garantizaba un mayor rencor partidista.
El promedio industrial Dow Jones y el índice S&P 500 caían cerca de un 2 por ciento casi tres veces el declive promedio de un día después de los comicios, según Bespoke Investment Group.
"Acabamos de enviar a los mismos tipos a Washington. ¿Qué aprendieron en los últimos dos años que les permitirá actuar en forma diferente en los últimos dos meses?", cuestionó Phil Orlando, estratega jefe de mercados para acciones en Federated Investors.
Por ahora, sus pares prevén volatilidad en el mercado mientras los inversores reaccionan a titulares opuestos sobre la posibilidad de una solución.
"La confianza positiva se convertirá en preocupaciones sobre el abismo fiscal y la crisis de deuda en curso en la zona euro", sostuvo Martin Sass, presidente ejecutivo de la administradora de dinero de Nueva York MD Sass.
BONOS DEL TESORO Y FED
El analista de Citigroup Steven Englander concordó en que los mercados sentirán pánico hacia fin de año si es que parece que no habría un acuerdo inminente para evitar el "abismo fiscal".
Si eso pasa, los inversores podrían pensar dos veces antes de comprar deuda del Gobierno a bajas tasas de interés. Ello presionaría a la economía, ampliaría el déficit, afectaría al dólar y aumentaría la posibilidad de que grandes agencias de calificación del crédito rebajen la nota de Estados Unidos.
El mercado reaccionó negativamente luego de que Washington no alcanzó acuerdos para ayudar a los bancos, en el 2008, y para elevar el techo de endeudamiento en el 2011, un escenario que podría repetirse.
La estratega de Oppenheimer Funds Lori Heinel dijo que hacia fin de año serán comunes oscilaciones diarias de entre 100 y 200 puntos en el promedio industrial Dow Jones.
"El presidente comenzó su mandato con la economía en recesión. No creo que quiera presidir una recesión en su segundo mandato", comentó Jeff Applegate, presidente de inversiones de Morgan Stanley Wealth Management.
El administrador de fondos de cobertura Whitney Tilson, que apoyó a Obama, dijo que era optimista sobre un acuerdo.
"Esta fue una victoria para los moderados. Espero que ambos partidos reconozcan esto y se muevan uno hacia el otro -al centro- para lidiar con los problemas (...) que enfrenta nuestro país", sostuvo.
El fin de la campaña presidencial acabará con preguntas a corto plazo sobre regulación y política monetaria, pero algunos inversores seguían preocupados sobre los impuestos y la salud económica.
Aunque los mercados llegaron a la noche esperando que Obama ganara, la mayoría de los operadores e inversores respaldaron a Romney, quien recaudó más dinero en Wall Street que su contrincante.
Una cosa que quedó un poco más clara tras el triunfo electoral de Obama fue el futuro de la política de la Reserva Federal. Romney había prometido que reemplazaría al presidente de la Fed, Ben Bernanke, cuya política monetaria moderada ha ayudado a impulsar ganancias tanto de los precios de bonos como de las acciones estadounidenses en los últimos años.
"Esto fue una especie de voto en favor de Ben Bernanke y sus políticas, dado que Romney dejó en claro que no concordaba con esa postura", opinó Tom Luster, de Eaton Vance.
"Claramente, hay un apoyo público por lo que él (Bernanke) está haciendo", agregó.