Los líderes apoyarían las propuestas de presentar planes presupuestarios a la Comisión Europea para su evaluación y en castigar a los países que no apunten a un equilibrio fiscal.
Bruselas. Los líderes de la Unión Europea buscaban un acuerdo este jueves sobre las maneras de reforzar la disciplina presupuestaria y la coordinación de las políticas económicas entre los 27 estados miembros para contener una crisis de deuda de la zona euro.
Diplomáticos dijeron que los líderes manifestaron su acuerdo en la cumbre sobre las propuestas de presentar planes presupuestarios a la Comisión Europea para su evaluación y en castigar a los países que no apunten a un equilibrio fiscal.
Además, los líderes enfrentaban la presión de acordar un impuesto que recaude dinero de los bancos acusados de la crisis económica y los llamados a que Europa publique los resultados de las llamadas "pruebas de resistencia", que comprueban la liquidez de los bancos.
Había divisiones en ambos temas.
La UE, que representa a más de 500 millones de personas, acordó una red de seguridad de 500.000 millones de euros (US$617.000 millones) para ayudar a los países de la zona euro que tengan problemas, y un mecanismo de ayuda de 110.000 millones de euros para la fuertemente endeudada Grecia.
Sin embargo, a pesar de las reiteradas negativas, los líderes nacionales y la Comisión Europea no han conseguido calmar las preocupaciones de que España seguirá los pasos de Grecia en la búsqueda de una ayuda financiera.
"Creo que Europa sigue en una situación frágil en lo que se refiere a las finanzas públicas", dijo el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, a su llegada a la cumbre de un día en Bruselas.
"Creo que necesitamos demostrar liderazgo y determinación sobre Europa (...) y coordinar las medidas necesarias", agregó.
Las preocupaciones llevaron a que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, propondrá acelerar la presentación de las propuestas de reforma a las normas presupuestarias de la unión.
Las propuestas, que se presentarán el 30 de junio, se focalizarán en una temprana coordinación presupuestaria y ofrecerán detalles sobre las formas de asegurar que las reglas presupuestarias de la UE se reflejen en las leyes nacionales, dijeron fuentes de la UE.
"La comisión acelerará su trabajo sobre la gobernabilidad económica", agregó un enviado de la UE.
Diferentes visiones. El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que preside el Eurogrupo de ministros de Finanzas de países que utilizan la moneda única, reconoció en un periódico que España tenía problemas, pero dijo que no sería un tema específico a tratar en la agenda de los líderes.
Es previsible que se produzca una demostración de unidad en la cumbre, que revisará las conclusiones de un grupo de trabajo establecido para evaluar las reformas diseñadas para evitar que crezca la deuda, aumentar la cooperación y crear un mecanismo de ayuda permanente para países con problemas de deuda.
No se realizará un acuerdo formal sobre cómo profundizar la coordinación de políticas, pero cualquier señal de divisiones podría aumentar el nerviosismo de los mercados, que ha ayudado a presionar a la baja el euro y las acciones en todo el mundo este año.
Los líderes están de acuerdo en líneas generales en la necesidad de una mayor coordinación de la política económica, o "gobierno económico", y en la necesidad de una regulación financiera más estricta, pero no todos coinciden en cómo actuar al respecto.
Las diferencias continúan entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que lideran las mayores economías de la zona euro de 16 países, pese al acuerdo en algunos temas en un encuentro mantenido el lunes.
Alemania quiere una disciplina presupuestaria más estricta y aboga por realizar cambios en el tratado de la UE si es necesario para imponer sanciones más duras a los países que no cumplan los objetivos presupuestarios. Francia ha eludido el rigor buscado por Alemania.
Sarkozy cedió esta semana a algunas de las demandas alemanas, pero diplomáticos de la UE dicen que queda mucho camino por recorrer para convencer a los mercados y superar la crisis.
Reino Unido, por ejemplo, es hostil a partes claves de la iniciativa hacia una mayor supervisión presupuestaria, y dice que no permitirá que sus planes sean sometidos a la Comisión Europea para ser revisados antes de pasar por el Parlamento nacional.
El primer ministro británico, David Cameron, que asistía a su primera cumbre de la UE, dejó claro que mantendría su posición, pero dijo tras hablar con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, que quería ayudar a Europa a reforzar su crecimiento económico.
"Nosotros por supuesto siempre defendemos nuestros intereses nacionales al igual que hacen otros, y nuestras líneas rojas nacionales, pero sabemos lo importante que es que haya en Europa crecimiento y confianza y que, creo, es el tema más importante de la agenda", declaró Cameron.