Ante el anuncio del presidente de la República, Nicolás Maduro, especialistas analizaron la viabilidad de la política dentro de un marco teórico y económico.
Destacados académicos analizaron la viabilidad, en este momento, de la aplicación de una política de sustitución de importaciones.
Ante el hecho concreto de la propuesta referida por el primer mandatario nacional, Nicolás Maduro Moros, los analistas se pasearon por varios escenarios para observar los pro y los contras para el logro de ese objetivo, el cual se ha planteado, en reiteradas oportunidades, durante la historia económica del país.
Son varios los aspectos que se tienen que ejecutar para que ese plan llegue a feliz término.
“La propuesta del sistema crawling peg (minidevaluaciones periódicas) sería conveniente en estos momentos”, acotó Alfredo Ordóñez, coordinador del postgrado Economía Internacional de la UCV, debido “a que es una forma de realizar devaluaciones progresivas y controladas. Al mismo tiempo, el mercado decidirá cuál es la tasa ideal”, subrayó.
Ante el mismo planteamiento, el economista Víctor Álvarez señaló la importancia de avanzar hacia una nueva política cambiaria que “ fije el precio de la divisa en un nivel que exprese la verdadera capacidad del aparato productivo nacional y evite el fenómeno de la sobrevaluación que ha causado el sesgo anti exportador y pro importador de la economía venezolana. Es así, como será posible sustituir importaciones por producción nacional”.
Además del tema cambiario, los académicos argumentaron que el viraje debe estar orientado hacia lo estructural, específicamente en la consecución de una política de desarrollo industrial que tenga diversidad en investigación y desarrollo, así como una adecuada orientación en materia tecnológica, cuestión que será clave para esa política.
“Para que tenga éxito, las universidades , el Estado y las empresas deben apostar a un modelo educativo desde la perspectiva productiva”, señaló Ordóñez, lo que para Álvarez, a su vez, “es reactivar la industria manufacturera al 95% de su capacidad instalada, tecnificarla completamente a través de inversiones y reformar la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación”.
La Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (Oecd), cataloga a una nación desarrollada en el campo industrial si su manufactura representa al menos el 20% del Producto Interno Bruto (PIB), según estudios.
“La política de sustitución de importaciones no es algo fallido, ni se quedó en el tiempo. Hay países como Brasil, México y Costa Rica que han tenido resultados notables a través de una política coherente en el campo industrial”, enfatizó el especialista en desarrollo, Eduardo Ortiz.
Para el 2010, las exportaciones en manufacturas realizadas, por ejemplo, en Brasil obtuvieron un porcentaje de 36,4% sobre el total. En tanto, en Colombia representaron 22,1%, en Costa Rica 60,2% y en México 74,7%, esto según el Anuario Estadístico de la Cepal.
Por su parte, para el exministro Gustavo Márquez, se debe iniciar un modelo “endógeno” en donde se apueste a tres grandes locomotoras, como Pdvsa, no desde el punto de vista de enclave sino desde la generación de diversificación industrial. La otras serían la agricultura y el turismo”, señaló Márquez.
A su vez, el economista Humberto García Larralde manifestó que “el modelo sustitución de importaciones en estos tiempos, es totalmente inviable”.
Agregó que se debe apostar a un modelo que incentive a la empresa pero desde el punto de vista de la competitividad.
Opina que ciertamente “se debe reactivar la economía a través de las exportaciones”, indicó el académico, al mismo tiempo que señaló: “la industrialización funcionó en el país hasta la década de los 70 en el siglo pasado”.
Los primeros cimientos. En América Latina existen experiencias desde el siglo XIX sobre industrialización endógena. Al término de la Segunda Guerra Mundial, las naciones de la región se concentraron en cómo producir productos con mayor valor agregado, para abastecer la demanda interna y, luego, competir con el resto del mundo. Es así, como en 1949, de la mano del economista cepalino Raúl Prebish, quien en su trabajo El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas, evidenció, junto a Hans Singer, el deterioro continuo de la relación real de intercambio entre el centro, constituido por el mundo desarrollado, y la periferia representada por el subdesarrollo. “Lo que evidenció la teoría Prebish-Singer, es que la demanda de los productos manufacturados crecía de forma más vertiginosa que los productos primarios. Ante la dependencia, se planteó la industrialización a través de la sustitución de importaciones”, señaló el economista Eduardo Ortiz.
Según el texto Las Dimensiones Económicas de la Globalización, realizado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), los productos básicos industriales o materias primas, excepto el petróleo, representaron para el comercio internacional menos de la tercera parte de lo que significaban para 1920.
Intervención de los precios petroleros. Ante el dilema: “precios petroleros bajos convoca a la política sustitución de importaciones”, todos los analistas expresaron que el dilema planteado es correcto bajo premisas históricas y económicas.
En el trabajo sobre Sustitución de Importaciones realizado por el profesor de la UCV, Eduardo Ortiz, el autor argumentó que el proceso industrial es anterior al planteamiento cepalino, es más, “en Venezuela comienza en 1922 con el descubrimiento de petróleo en el campo La Rosa en la Costa Oriental del Lago, y es en ese punto donde se inicia otro sistema político-económico en Venezuela”, comentó, a su vez, el profesor
Alfredo Ordóñez. Entre las administraciones de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, por ejemplo, el producto industrial creció en 6,5% en promedio, a su vez, la inversión bruta fija para el sector registró en ese período de tiempo 15%”, refiere el texto. Ya para 1974, la tendencia alcista de la participación industrial en el PIB se estaba agotando por el incremento del precio petrolero, que pasó de 3,71 dólares el barril a 10, 53 dólares el barril, debido a la guerra de Yom Kippur.
“Los petroestados desplazan algunas políticas a razón de la conveniencia de los aumentos de los precios petroleros. Esto dilató con frecuencia a otros sectores económicos, ¿quién dijo que cuando los precios petroleros suben se abandona la agricultura? ”. La política se debe ejecutar a través “de un proceso de aprendizaje. Imitando, creando e innovando, como en los casos de Corea y Taiwán”, finalizó el catedrático Eduardo Ortiz.