Hasta marzo de este año el 42,1% del presupuesto familiar era destinado al alimento, y otro 11% a productos del cuidado personal. Lo que significa que más de la mitad (53%) del ingreso por hogar se destina a lo básico, ni más ni menos.
El consumidor racional que definió Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, en el foro Tendencias de Consumo 2012, está reaccionando ante dos rubros específicos: el alimento y la apariencia en Venezuela
Hasta marzo de este año el 42,1% del presupuesto familiar era destinado al alimento, y otro 11% a productos del cuidado personal. Lo que significa que más de la mitad (53%) del ingreso por hogar se destina a lo básico, ni más ni menos.
El resto del presupuesto es para la salud (8,6%), vestido y calzado (7,6%), transporte (5,3%), telecomunicaciones (7,6%), recreación (2,2%) y otros.
La reacción es elemental, dice León, ante un país en donde el desabastecimiento es la norma, que está en año electoral y que la inflación se dispara de un momento a otro.
"Lo que está ocurriendo y seguirá pasando es que el consumidor actúa bajo un contexto sombra; es decir, reacciona según lo que está viviendo. Tiene un chip que le dice que puede comprar más es cierto, pero su forma de compra está definida por la racionalidad del contexto país. No importa que haya incremento de plata, ni de confianza, la racionalidad se mantiene", explica el presidente de Datanálisis.
Su análisis parece lógico en un país donde recientemente se acaba de aumentar el salario, y el aumento del consumo se proyecta en apenas 6,5% en lo que resta de año. El nivel de compra no está alineado con el poder adquisitivo de los últimos meses, una tendencia que solo cambiará según como vaya la situación.
"El futuro aumentará mucho las expectativas del consumidor, pues si lo perciben positivo podríamos estar viendo una confianza general que crezca en los próximos meses, estimulando la demanda en Venezuela".
Actualmente, al no ser muy buena la perspectiva, el gasto se contrae, o más bien no es tan alto como correspondería, dice León.
"El consumidor te dice: todo va a subir y preguntamos ¿por qué lo percibe así? Porque todo sube, es la respuesta, es su percepción de la situación. Por lo tanto espera comprar solo lo que necesite su familia, a menos que cambien la perspectiva", refiere el vocero de la firma Datanálisis.
Otra de las respuestas respecto a la inflación es que, la población siente que cada vez que el sueldo aumenta suben los precios de alimentos. No importa si tiene más dinero o no, en la mente del consumidor ya está instalado el chip de la inflación y el desabastecimiento. "Aparece una jerarquizacion de gastos y lujos", dice León.