Desde 2014, los tenedores de la deuda han mantenido sus títulos, no ha habido entradas ni salidas volátiles.
Venezuela no atraviesa una crisis de solvencia, sino un problema de liquidez, por lo tanto el riesgo de default es bajo, porque al país y, en especial, a su primera fuente de ingresos, Petróleos de Venezuela (Pdvsa), le resultaría mucho más costoso incumplir sus compromisos financieros que honrarlos, aun cuando, eso signifique un alto precio político.
El diagnóstico es del economista y consultor, Ramiro Molina, quien considera que las firmas calificadoras de riesgo y las bancas de inversión internacionales atribuyen un riesgo excesivo a los bonos de la República y Pdvsa.
El analista explica que este es un fenómeno histórico. Desde que se califican los títulos emitidos por los denominados países emergentes, Venezuela ha sido tratada como una emisora de riesgo muy elevado, incluso a veces excesivamente elevado, a pesar de que no posee un historial de incumplimiento y ha contado con una fuente de ingresos confiable para cubrir sus compromisos.