La lectura plana del gasto del consumidor se conoce luego de 10 meses consecutivos de alzas, dijo el Departamento de Comercio el lunes, y se registra luego de una revisión a la baja del gasto en abril a un 0,3%.
Washington. El gasto de los estadounidenses en consumo no registró cambios en mayo por primera vez en casi un año, reflejando probablemente un desplome en las ventas de autos, mostraron cifras del gobierno que también apuntaron a un alza en las presiones de la inflación subyacente.
La lectura plana del gasto del consumidor se conoce luego de 10 meses consecutivos de alzas, dijo el Departamento de Comercio el lunes, y se registra luego de una revisión a la baja del gasto en abril a un 0,3%.
Las previsiones del mercado eran que el gasto del consumidor, que representa cerca del 70% de la actividad económica de Estados Unidos, subiera apenas un 0,1% en mayo tras una cifra reportada originalmente para abril del 0,4%.
"Vamos a recortar las cifras de consumo y del PIB (crecimiento del Producto Interno Bruto) para el segundo trimestre. Eso representa un par de décimas de punto. Fue un pequeño impacto a los consumidores por los mayores precios de la energía y los problema en la cadena de suministro", dijo Stephen Stanley, economista jefe de Pierpont Securities.
"Veremos un buen repunte del PIB en el tercer trimestre por la producción plena en el sector de la industria automotriz, que quedó un poco rezagada en el segundo trimestre", agregó.
Al ser ajustado por inflación, el gasto se redujo 0,1% en mayo, en su segundo mes consecutivo de baja.
El gasto en bienes duraderos disminuyó 1,5% tras permanecer estable en abril.
El mes pasado, el gasto probablemente estuvo contenido por un brusco descenso en las compras de vehículos motorizados debido a las interrupciones en la producción automotriz dada la carencia de repuestos tras el terremoto y tsunami de Japón en marzo, que dejaron algunos modelos sin inventarios.
Las ventas de vehículos motorizados tocaron en mayo su tasa más baja desde septiembre.
La débil lectura de mayo sugiere que el gasto del consumidor, que ha sido golpeado por los altos precios de la gasolina, será mucho más flojo en el segundo trimestre que la tasa anual del 2,2% registrada en los primeros tres meses del año.
Mientras el informe encaja con otros datos que ilustran la pérdida de impulso en la economía, la baja en los precios de la gasolina debería empujar el gasto y por tanto el crecimiento en el tercer trimestre.
Los precios de la gasolina han descendido con fuerza desde su máximo de 4,02 dólares por galón a principios de mayo.
Pese al retroceso de los combustibles, las presiones de la inflación subyacente continúan traspasándose.
El índice de precios del gasto en consumo personal (PCE por su sigla en inglés) subió un 0,2% tras un alza del 0,3% en abril. Si se compara con mayo del año pasado, el índice se elevó un 2,5% en 12 meses, la mayor subida desde enero del 2010, tras un alza del 2,2% en abril.
El índice PCE subyacente -que excluye alimentos y energía- se elevó un 0,3%, el mayor avance desde octubre del 2009, tras subir un 0,2% en el mes anterior.
El índice PCE subyacente, que es observado de cerca por la Reserva Federal, subió un 1,2% en 12 meses hasta mayo, el mayor avance desde agosto.
El índice trepó un 1,1% interanual en abril y a la Fed le gustaría que estuviera cerca del 2%.
Los ingresos crecieron 0,3% el mes pasado, levemente por debajo de las expectativas de un alza del 0,4%. En abril, también aumentaron 0,3%.
"No es tan significativo porque en términos del gasto ya sabíamos el tema de los vehículos y sobre el resto del sector de bienes de las ventas minoristas", dijo Alan Levenson, economista jefe de T.Rowe Price en Baltimore.
"Implica que hemos tenido un moderado crecimiento de los ingresos subyacentes, basados en la expectativa de que la recuperación del mercado laboral va a continuar y por el lado del gasto, tuvimos una interrupción, de nuevo por los vehículos", agregó.
Tras los datos, los futuros accionarios en Wall Street subían y el dólar se mantenía con pequeños cambios, al tiempo que los precios de los bonos del Tesoro bajaban, lo mismo que los futuros del petróleo, que profundizaron sus bajas.