Los expertos tienen visiones encontradas sobre los efectos que tendría una eventual crisis económica en Argentina en el mercado de Uruguay, sin embargo la preocupación existe.
Los anuncios de inminente crisis económica en Argentina, sumada a su cepo cambiario, las restricciones tributarias y un tratado de intercambio de información con ese país, generan incertidumbre entorno a la evolución del mercado inmobiliario uruguayo. Los datos de 2011 muestran una desaceleración en el sector de la construcción y los operadores ven una menor actividad. Sin embargo, las visiones de los expertos son encontradas sobre el impacto de la crisis y el cambio de las reglas de juego sobre los precios del sector.
“Las condiciones macroeconómicas están dadas para que haya un ‘parate’ en la compra y una moderación en el alza de precios”, dijo el economista Jorge Caumont. “Esa moderación, más tarde o más temprano va a llevar a la baja”, aseguró.
Por su parte, el Contador Juan Carlos Protasi, director de la Revista Portfolio y ex presidente del Banco Central, destacó que la situación del mercado inmobiliario está ligada a la coyuntura argentina, que según sostuvo es “insostenible”. Y explicó que “en una economía que está en recesión, con inflación alta y tipo de cambio atrasado”, una corrección de la moneda es inevitable.
Según Protasi, los inversores están expectantes ante ese escenario. Asumir una devaluación por parte de Argentina lleva a prever precios más bajos.
“Cuando eso pase, los capitales van a empezar a salir de Uruguay, encontrando oportunidades mejores en la vecina orilla”. El experto aseguró que por más resistencia que haya por parte de los operadores inmobiliarios, “los precios, en términos reales, van a tener que bajar”.
En cifras. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la construcción mostró una importante desaceleración durante el último año.
En 2011 se construyeron 580.000 metros cuadrados en Montevideo, 9,7% por debajo del año anterior. Sin embargo, la base con la cual se compara tiene la particularidad de ser el año con mayor volumen de construcción desde 1997.
Pero a pesar de esa caída en los niveles de construcción, el precio del metro cuadrado promedio en compraventas aumentó 22,9% medido en dólares respecto al promedio del año anterior. Un aumento similar (21,9%), tuvo lugar al valuar las operaciones en moneda local.
Por otra parte, el volumen de de compraventas aumentó 16,7% en la primera mitad del año, informó El País el mes pasado, tomando como base la recaudación de la Dirección General Impositiva por el cobro del Impuesto a las Transmisiones Patrimoniales.
Incertidumbre. El escribano Carlos Falco del departamento de negocios inmobiliarios de Ferrere Abogados, comentó que “algunas de las señales no han sido interpretadas de forma adecuada por el mercado”. El tratado de intercambio de información con Argentina y la obligación de informar la identidad de los accionistas de las sociedades anónimas generó incertidumbre en los posibles compradores.
“Son temas que generan temor y a pesar de que existen estructuras legales adecuadas para solucionar los posibles inconvenientes, todo ruido hace al inversor asumir una actitud de expectativa”, aseguró.
Hoy en día, los asesores jurídicos deben “dedicar mucho tiempo” a “explicar a los inversores el verdadero alcance de estas nuevas reglas de juego, para tranquilizarlos y que entiendan que el horizonte no es tan negro como parece”.
Para Falco, el cambio en los precios “es imposible de predecir”, porque todavía “hay mucho que desde el gobierno uruguayo se puede y debe hacer al respecto”. La manera en la cual la DGI aplique el tratado con intercambio de información con Argentina –pendiente de aprobación en el Parlamento uruguayo–, será una de las claves. Pero aseguró que ese documento, “en su letra chica no es tan grave como en su título”.
Para el escribano John Leaman, responsable de real estate en Guyer & Regules, es difícil ser categórico sobre lo que puede pasar. El experto reconoció el enlentecimiento del sector y coincide que las dificultades que encuentran los argentinos y el acuerdo de intercambio de información generan “dudas y miedos de invertir en nuestro país”.
Sin embargo, señaló que la situación del vecino país puede generar beneficios en el mediano plazo. “Yo creo que si Argentina sigue por la pendiente en que se encuentra, va a haber más de un argentino que se va a venir a vivir a Uruguay. Y lo mismo podría decirse a nivel empresarial”, manifestó.
Optimismo. El analista inmobiliario Julio Villamide es optimista respecto a la evolución del sector. Según sostiene, los precios no solo tienen margen para mantenerse sino que pueden llegar a tener un “leve alza”.
Para él, los temores “son razonables”, pero considera que los economistas no tienen en cuenta variables intrínsecas al mercado inmobiliario que son fundamentales para comprender las decisiones de compraventa e inversión. “Vamos a tener una caída en los niveles de actividad, que ya estamos viendo con datos del primer semestre, bastante menor que la de 2009”, pero eso no se trasladará a los precios.
Villamide considera fundamental que en el mundo “pos Lehman Brothers”, los inversores “no tienen mejores cosas que hacer con su dinero”. Según sostuvo, “el refugio en los ladrillos no se da solo en Uruguay, es mundial”. Si bien no existe voluntad de comprar, tampoco la hay de vender.