Así lo ha advertido la entidad en el acta de su última reunión de política monetaria, celebrada la semana pasada y publicada este martes.
El Banco Central de Brasil continuará apostando por una política monetaria contractiva para reanclar las expectativas inflacionarias, que juegan un papel "fundamental" en la dinámica de los precios en los próximos meses, ya que un mayor deterioro podría dar lugar a un ciclo de ajuste de las tasas más prolongado.
Así lo ha advertido la entidad en el acta de su última reunión de política monetaria, celebrada la semana pasada y publicada este martes. En dicho encuentro, el banco volvió a apostar por un incremento de 50 puntos básicos en las tasas, hasta el 11,25%.
Previsiblemente, el organismo central volverá a elevar la tasa en su próxima reunión, la última del año. Si bien, el ritmo de los ajustes futuros y la magnitud total del ciclo de ajuste estarán determinados por el firme compromiso de alcanzar la meta de inflación y dependerán de la dinámica de la inflación.
En la actualidad, el comité considera que el escenario macroeconómico requiere una política monetaria más contractiva, debido a factores como una actividad económica resiliente, presiones en el mercado laboral, una brecha de producción positiva, un aumento en las proyecciones de inflación y expectativas desancladas.
Por este motivo, ha considerado "apropiado" un aumento de 50 puntos porcentuales, "dadas las condiciones económicas actuales y las incertidumbres futuras", lo que han destacado que refleja el compromiso con la convergencia de la inflación hacia la meta, y que es "esencial" para seguir construyendo credibilidad.
"Esta decisión es consistente con la estrategia para la convergencia de la inflación a un nivel cercano a su meta durante todo el horizonte relevante para la política monetaria", recoge el acta.
A corto plazo, según el banco, el escenario de inflación es "más desafiante" y algunos de los riesgos están sesgados al alza, como las expectativas de inflación, la resiliencia de la inflación de servicios y una conjunción de políticas económicas internas y externas con un impacto inflacionario, por ejemplo, a través de una moneda persistentemente más depreciada.