Para el gobierno boliviano, la agencia no ha considerado aspectos positivos con los que cuenta actualmente el país como la estabilidad de precios, el crecimiento económico o la buena situación del mercado laboral.
El Gobierno de Bolivia ha señalado que no comparte el criterio de Fitch Ratings para rebajar la calificación crediticia de Bolivia a "CCC" desde "B-" porque considera que la agencia tiene una visión "muy sesgada" y obvia considerar varios factores importantes.
En concreto, la viceministra del Tesoro y Crédito Público de Bolivia, Juana Jiménez, se ha referido a los bloqueos políticos por parte de ciertos grupos "tendenciosos" que están teniendo un efecto perjudicial para la economía.
"Creemos que la evaluación debería ser más equilibrada y considerar otros elementos adversos que han estado incidiendo en el acontecer y hechos económicos de nuestro país", ha lamentado la viceministra en una entrevista televisiva emitida este miércoles.
Las expectativas para la economía boliviana, que se encuentran en terreno negativo, son un factor relevante para Fitch Ratings, algo que tampoco ha gustado al Gobierno de Luis Arce, ya que cree que las perspectivas negativas son fruto de análisis malintencionados y tendenciosos, cuyas consecuencias se llegan a magnificar.
Para el ministro de Economía de Bolivia, Marcelo Montenegro, que también se pronunció al respecto de esta cuestión en la noche del martes, la agencia no ha considerado aspectos positivos con los que cuenta actualmente Bolivia como la estabilidad de precios, el crecimiento económico o la buena situación del mercado laboral.
La rebaja de la calificadora ha estado motivada por la disminución significativa de las reservas internacionales a niveles muy bajos, lo que aumenta los riesgos para la estabilidad macroeconómica y la capacidad de servicio de la deuda de Bolivia.
Además, la división política y la próxima celebración de elecciones presidenciales en 2025 están complicando la aprobación de préstamos externos para apuntalar las reservas.
Ante la posibilidad de impago de la deuda, el ministro ha asegurado que "de ninguna manera" Bolivia ha dejado o va a dejar de pagar la deuda externa, sino que se seguirá abonando de forma puntual. "Consideramos que el nivel de deuda externa no es un problema que a los inversores les llame mucho la atención", ha afirmado.
Por el lado positivo, Fitch Ratings ha señalado que el sector bancario se ha mantenido resistente a pesar de las presiones macroeconómicas más amplias. El colapso del Banco Fassil, el cuarto banco más grande del país en 2023 no tuvo amplios efectos de contagio al resto del sistema bancario.
Entre los factores que podrían conducir a un empeoramiento de la nota de solvencia del país se encuentran el agotamiento de las reservas de moneda extranjera utilizables o ciertos ajustes políticos desordenados que pongan en peligro la estabilidad macro financiera y socaven la capacidad del país para pagar el servicio de la deuda.
Por el contrario, el mejor acceso a fuentes de financiación, la estabilización de la relación entre deuda pública y PIB o la mejora de la flexibilidad financiera podrían hacer que la calificación vuelva a niveles superiores en los que estaba antes.