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Las tierras raras son una oportunidad para el Biobío
Jue, 12/09/2024 - 08:00

Juan Ignacio Guzmán

Juan Antonio Guzmán GEM
Juan Ignacio Guzmán

CEO de GEM Mining Consulting y profesor del MBA para la Industria Minera (MBAMIN) de Ingeniería Industrial U. de Chile

La reciente decisión de CAP de cerrar Huachipato ha generado debate en la región del Biobío. Mientras desde el gobierno califican la medida como "irresponsable", la realidad económica de la empresa demuestra lo contrario. CAP, al enfrentarse a pérdidas financieras en Huachipato, tomó una decisión económicamente racional: cerrar una operación que no es rentable. Esta medida, sin embargo, tiene profundas repercusiones para la región del Biobío, donde Huachipato representa no solo una fuente directa de empleo, sino también el motor de una cadena económica más amplia.

En este contexto, el impacto en la economía local es inevitable. Con el aumento del empleo informal y la dependencia histórica de Huachipato en la región, se pierden 2 mil empleos directos y la verdadera preocupación radica en las consecuencias económicas y sociales que esta decisión podría desencadenar en la región. 

A pesar de esto, esta crisis también presenta una oportunidad única para reorientar la economía de la región hacia un sector con potencial de crecimiento a futuro: la minería y manufactura de tierras raras. Distintas empresas llevan al menos 10 años explorando esta oportunidad y la empresa a cargo del proyecto aun se encuentra en etapa de evaluación. No obstante, de la histórica oposición social, este podría ser el momento ideal para revaluar el proyecto con una nueva perspectiva.

La producción de tierras raras no solo ofrecería una alternativa económica para la región, sino que también permitiría a Chile posicionarse en una industria emergente a nivel global. Sin embargo, para que esto suceda, es fundamental que el gobierno, las comunidades locales y las empresas se unan en un diálogo constructivo para evaluar el proyecto considerando todas las aristas, no solo en términos económicos, sino también considerando los impactos ambientales y sociales.

La legislación chilena actual pone una carga excesiva sobre las empresas para obtener permisos secuenciales, un proceso lento e ineficiente. En lugar de mantener proyectos en un limbo interminable, necesitamos una mesa de trabajo donde todas las partes puedan dialogar y llegar a acuerdos o desacuerdos rápidamente.

El cierre de Huachipato puede convertirse en el inicio de una transformación económica para la región del Biobío. Aprovechemos esta coyuntura para fomentar un crecimiento sostenible que beneficie a todos los actores de la región y el país.

La palabra clave aquí es colaboración. Solo mediante un esfuerzo conjunto podremos convertir esta crisis en una oportunidad para el desarrollo y la prosperidad regional.