El ministro de Economía argentino Sergio Massa indicó que la medida ahora aplica para los trabajadores que ganen menos de US$ 1,7 millones de pesos argentinos (US$ 4.857) al mes.
Argentina eximirá a millones de trabajadores del pago del impuesto sobre la renta a partir de octubre. Una medida que ha sido criticada porque podría profundizar el hueco fiscal del país.
Sergio Massa, ministro de Economía, indicó que los trabajadores que ganen menos de 1,7 millones de pesos argentinos (US$4.857) al mes no tendrán que pagar impuestos sobre la renta a partir de octubre, frente al umbral anterior de unos $700.000 pesos.
De acuerdo con el ministro, la medida hará que solo 90.000 altos ejecutivos y gerentes de alto rango en todo el país tengan que pagar este impuesto. Eso es menos del 1 % del total de trabajadores registrados.
"Hemos tomado la decisión de, por decreto, impulsar desde el 1 de octubre un mínimo no imponible de 1.770.000 pesos (US$4.857) . En la Argentina solo van a quedar 80.000 gerentes, jubilados de privilegio o beneficiarios de altos ingresos pagando el Impuesto a las Ganancias", aseguró Massa.
Al mismo tiempo, dijo que enviará al Congreso argentino un proyecto de ley para que el nuevo piso se ajuste de manera semestral, en conformidad con la evolución del SMVM, de manera que el cambio quede institucionalizado y, así, mantener constante el porcentaje de trabajadores que pagan este gravamen.
"Para mí, el salario no es ganancia. Es remuneración, el pago por el trabajo y esfuerzo que hace cada trabajador. Tenemos que terminar con esta locura de que un trabajador no quiera hacer horas extras para no perderla en el impuesto", aseguró Massa.
Con la inflación de Argentina por encima del 110 %, el Gobierno del presidente Alberto Fernández ha tomado varias medidas de gasto en los últimos meses para tratar de contener el impacto de los precios más altos y la caída de la popularidad, incluidos aumentos salariales para los empleados públicos, así como mayores controles de seguridad social para jubilados.
En conjunto, las medidas van en contra del reciente acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional sobre el programa de ayuda del país por US$44.000 millones, cuyo objetivo es recortar el gasto para reducir el déficit fiscal. Argentina financia este gasto en parte imprimiendo dinero, una estrategia que, a su vez, alimenta la inflación futura.
Sin dólares ni acceso a los mercados internacionales, el banco central ya ha enviado al Gobierno de Fernández casi 1,7 billones de pesos argentinos en financiamiento directo este año para los pagos, el nivel más alto desde el gasto por pandemia en 2020, según datos oficiales.