OSE, el Organismo estatal responsable del abastecimiento de agua potable en el país sudamericano, planteó hacer más obras, pero únicamente le autorizaron un trasvase y un embalse en el río San José.
Los más optimistas dicen que, quizás, el 27 de junio llueva en algunos lugares de la cuenca del río uruguayo Santa Lucía, aunque –de ocurrir– será absolutamente insuficiente para revertir una situación que ha llevado a que la represa de Paso Severino –la principal fuente de abastecimiento de la zona metropolitana– esté arañando los 3 millones de metros cúbicos, su mínimo histórico.
Partiendo de estos pronósticos nada alentadores, el gobierno de Uruguay, encabezado por Luis Lacalle Pou, declaró la “emergencia hídrica”, resolvió la realización de algunas obras y dispuso la exoneración de impuestos al agua embotellada.
La decisión se tomó tras una larga e intensa reunión en la que los principales jerarcas de OSE (Obras Sanitarias del Estado, organismo estatal responsable del abastecimiento de agua potable enUruguay) expusieron un estado de situación “muy crítico” que llevó al Poder Ejecutivo a empezar a tomar como “escenario base” la inexistencia de lluvias para las próximas semanas.
Además de Lacalle Pou y los jerarcas de OSE, en la reunión también estuvieron los ministros de Ambiente, Salud Pública, Economía y Defensa así como el secretario y el prosecretario de la Presidencia, y el director de la OPP.
Obras y agua salada
Uno de los ejes de la reunión transitó por un análisis acerca de hasta cuándo durarían las reservas disponibles, los plazos en que quedarían operativas algunas obras y la necesidad de aumentar la sal en el agua.
Según supo El Observador a partir de fuentes del gobierno, OSE planteó que era necesario aumentar los cloruros y el sodio para evitar que Paso Severino se quede sin reservas, algo que se acordó pese a que inicialmente el Ministerio de Salud Pública (MSP) estaba reacio a aceptar ya que sus autoridades eran partidarias de mantener los máximos tal y como están.
La norma establece actualmente como máximo excepcional que haya 720 miligramos de cloruros y 440 miligramos de sodio por litro de agua. Antes, el máximo de los cloruros eran 280 miligramos por litro, mientras que de sodio eran 200 miligramos por litro, aunque el agua que daba OSE solía estar bastante por debajo de estos máximos.
Lacalle Pou dijo en conferencia de prensa que los técnicos del MSP evaluarán en los próximos días de cuánto podrán ser los nuevos máximos para que el agua “siga siendo bebible" .
“Seguramente se eleven las cifras. Básicamente es una regla de tres: esta calidad de agua da para tantos días, x para 30 días, etcétera. Insisto, los cálculos los estamos haciendo en base a que no vaya a llover”, agregó ante una consulta específica de El Observador.
Enrabada a la discusión sobre la calidad, el gobierno analizó y dispuso la realización de dos obras para tomar agua dulce del río San José, aunque las autoridades de OSE plantearon que era necesario realizar más y también tomar agua dulce del Río de la Plata y transportarla, algo que –por el momento– no fue tomado en cuenta.
Este martes comenzará a construirse una represa precaria que permitirá contener el agua dulce y funcionará como una barrera contra la intrusión salina sobre el río San José. El lugar elegido es el paraje Buschental, pocos kilómetros aguas arriba de la desembocadura del brazo menor del río San José en el Santa Lucía (arriba del parador Tajes).
Como segunda obra, y de mayor porte, se construirá una tubería de trasvase desde el río San José al Santa Lucía. Esta será de 13,5 kilómetros y conectará la captación desde Paso Valdéz (en el cruce de la ruta 45 entre Libertad y Villa Rodríguez) hasta Paso Belastiquí.
De acuerdo con un proyecto presentado a Lacalle Pou, la idea es aprovechar la ventaja de que el terreno es en línea recta y construirla al margen de un camino vecinal rural a medida que vayan llegando los tubos de 1.200 milímetros (que se comprarán en Brasil y Argentina).
El presidente señaló que esta última obra tendrá un costo de US$ 20 millones y que tardará aproximadamente un mes en estar pronta.
A su vez, defendió que se realizara ahora y no previamente debido a que por la sequía el río tenía un caudal tan bajo que “no estaba disponible para extraer agua”.
Agua embotellada
Sabiendo que la calidad del agua que saldrá de las canillas empeorará en la medida en que no llueva, el gobierno también dispuso exonerar de impuestos (mediante decreto y proyecto de ley) al agua embotellada, una medida con la que esperan baje el precio, y que supondrá una pérdida de US$ 10 millones en la recaudación.
Actualmente, el agua embotellada tributa por la tasa superior del IVA (22%) y por un adicional del Imesi (10,5%, por litro).
Los precios continuarán siendo monitoreados por la Unidad de Defensa del Consumidor del Ministerio de Economía, que desde hace varios meses publica los montos de referencia.
El último informe, publicado el viernes 16 de junio, señala que las botellas de entre 2,25 y 2,5 litros de agua sin gas tenían un precio promedio de $62,6 (US$ 1,6), ya que el mínimo al que se estaba vendiendo era $49 (US$ 1,2) y el máximo $82 (US$ 2,2).
Los bidones (de entre 6 y 6,25 litros) costaban $99 (US$ 2,5) los más baratos y $150 (US$ 3,8) los más caros, por lo que el promedio era de $124,5 (US$ 3,2). Pese a los pedidos de la oposición, el Ejecutivo rechazó realizar descuentos en la tarifa de OSE aunque está evaluando y no descarta aumentar "el universo de gente que reciba agua gratuita", dijo Lacalle Pou.
Actualmente, el Mides está dando un subsidio de dos litros diarios de agua embotellada para la población vulnerable, una medida que alcanza a 21 mil personas (embarazadas, niños menores de dos años e integrantes del programa de enfermedades crónicas del ministerio) que están comprendidos en el programa Asignaciones Familiares - Plan de Equidad (Afam-pe) o tienen Tarjeta Uruguay Social.