El objetivo, privilegiar la comodidad del paciente y su calidad de vida. Además, la modalidad disminuye costos porque las personas reciben sus tratamientos para el cáncer sin tener que pasar la noche en una clínica.
Mucha gente sigue creyendo que tener cáncer significa internarse en un hospital y esperar la muerte. Nada más alejado de la realidad. En otras partes del mundo, los pacientes van a su tratamiento las horas que estos duran y luego se retiran a seguir trabajando.
“Esta es la tendencia a nivel mundial, la oncología ambulatoria”, asegura el doctor Roberto Hidalgo Maruri, oncólogo clínico formado en la Universidad Autónoma de Barcelona, quien implementa la técnica en Guayaquil.
El objetivo, privilegiar la comodidad del paciente y su calidad de vida. Además, la modalidad disminuye costos porque las personas reciben sus tratamientos para el cáncer sin tener que pasar la noche en una clínica.
“El paciente con cáncer es alguien que, de por sí, se deprime. Lo que pretendemos es evitar que viva esa depresión y que siga su vida cotidiana”, detalló el galeno y agregó que la oncología ambulatoria se aplica en todas las etapas del cáncer.
Hidalgo explica que para estos efectos emplean unas bombas ambulatorias que van ajustadas al cinturón o la cartera, en las que se dosifica la medicación, se programa para 48 o 72 horas y el medicamento sigue suministrándose mientras el paciente trabaja. “Con los medicamentos actuales la toxicidad se ha reducido muchísimo, de tal manera que el paciente no tiene los estragos que sufría en el pasado”, señaló el especialista.
"El 90% de los pacientes deben ser manejados ambulatoriamente aunque todavía no esté aceptado este concepto", agregó Hidalgo Maruri.