Mientras países como Australia y Estados Unidos superan el 15% en su matrícula no presencial, Chile no logra llegar al 3%. A continuación, te mostramos cifras respecto a la educación superior en línea en este país y la importancia de la acreditación tanto de las instituciones como de sus programas.
La realidad es que la educación superior en línea ha tomado fuerza. Esta alternativa no presencial está presente en todo el mundo a través de diferentes programas que se transforman en una oportunidad para aquellos profesionales que buscan potenciar sus conocimientos y habilidades, esta vez, a distancia y frente a una pantalla. Las barreras geográficas ya no existe.
Sin embargo, cabe destacar que existen países que evidentemente están más avanzados en esta materia. Por ejemplo, Brasil alcanza un 17,1% de matrículas online, Australia el 16,4%, Estados Unidos un 15%, mientras que Chile logra sólo el 2,9% de matrícula no presencial del total del sistema educativo.
Educación superior online en Chile
Las instituciones que ofrecen programas en línea se ha mantenido relativamente estable durante los últimos años. Si analizamos desde 2014 a 2018, ha aumentado de 15 a 23 centros de educación incluyendo universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica.
“En Chile tenemos un sistema de educación superior que hace dos o tres años dejó de crecer, aproximadamente de 1 millón 188 mil alumnos de pregrado se han mantenido. El único subsegmento de la educación superior que ha crecido rápidamente es el de la educación online que las organizaciones declaran como programas no presenciales, y este ha duplicado su matrícula durante los últimos cuatro años. El 2018 alcanzó del orden de unos 35 mil estudiantes”, señala Gonzalo Tomarelli, rector de IPLACEX.
Concretamente, en cuatro años el número de programas en línea aumentó de 140 a 353, concentrándose en cuatro instituciones más del 80% de las matrículas de acuerdo a la Base Matrícula Histórica del Sistema de Información de Educación Superior (SIES).
Si realizamos un perfil del profesional que entra a estudiar en estos programas no presenciales, las cifras apuntan a que la edad promedio es de 35 años, 95% de los alumnos trabajan y 54% son mujeres.
Para Tomarelli parece evidente que el crecimiento que se observa en los últimos cuatro años es algo que va a continuar. “Mi expectativa es que Chile debiera alcanzar del orden del 10% de aquí al 2025 y en ese punto deberíamos tener por lo menos unos 100 mil estudiantes matriculados en programas online”, asegura.
Agrega: “Es algo muy rápido y, además, las barreras geográficas ya no existen. No se trata de traer un programa online a Chile, sino qué estudiantes chilenos van a empezar a tomar programas de postítulo y de posgrado en instituciones del exterior pero online. La internalización de los programas de estudios es una cosa que va a venir de la mano con el incremento de la matrícula en programas online”.
Ahora bien, la acreditación tanto de las instituciones como de los programas es fundamental. En Chile, el 91,4% de las universidades están acreditadas y el 64,6% de los programas que ofrecen. Si nos enfocamos en lo netamente no presencial, sólo el 16,1% de los programas online están acreditados.
Los criterios de aseguramiento de la calidad más básicos son igualmente aplicables a los programas online y a los presenciales, dice el rector de IPLACEX. Sin embargo, es bueno que existan algunos estándares o criterios particulares para los programas a distancia. En Chile ya han habido avances en la materia. Desde diciembre están en vigencia criterios complementarios para instituciones que ofrecen programas online en la Comisión Nacional de Acreditación, y que deben cumplir con los criterios tradicionales y los nuevos.
Asegurando la calidad
En el seminario internacional “Estándares de acreditación para la educación superior online: La experiencia norteamerica”, estuvo presente la directora ejecutiva de la Distance Education Accrediting Commission, Leah K. Matthews, quien cuenta con casi 25 años trabajando en diversas áreas de la educación superior.
En dicha instancia, se centró en exponer los puntos en que deben enfocarse las instituciones para asegurar la calidad. En definitiva, las universidades deben centrarse en la calidad de los resultados, en adoptar nuevos modelos de verificación del aprendizaje y en los programas en línea que requieren estándares de calidad modernos.
Respecto a la situación estadounidense, asegura que la educación a distancia está abarcando más terreno que el tradicional. “Creo que esa tendencia va a expandirse a otros países que están avanzando en la educación a distancia”.
Sobre los principales obstáculos que impiden a estas nuevas metodologías expandirse con mayor rapidez en la región. Matthews responde que “hay que asegurar que la tecnología sea apropiada y accesible, que no sea tan costosa. Tener programas muy costosos no va a funcionar para la población en general. Tenemos que preocuparnos de incluir al docente con respecto al conocimiento y a la historia de la enseñanza, ellos pueden aportar para usar las tecnologías de manera efectiva. Cuando unes estos puntos con el nuevo diseño instruccional para desarrollar un curso o una carrera online, puedes lograr cosas muy especiales para los estudiantes”.
Otro de los puntos es la decisión de tomar o no un programa online: ¿es lo mismo que un programa presencial? “Hay mucha evidencia que muestra que el resultado es el mismo, y eso es porque la educación a distancia y su tecnología tiene datos respecto a cómo los estudiantes estudian y progresan, rastrea todo, registra todo, cuán seguido ingresan, con qué frecuencia estudian, las competencias que van adaptando y logrando por medio de pruebas”, dice la experta
Agrega, entonces, "que en una clase tradicional los estudiantes permanecen sentados pasivamente, tomando apuntes, saliendo y entrando, y los profesores no saben qué está pasando por la cabeza del estudiante en el proceso; en cambio, el sistema en línea se involucra en el aprendizaje de los alumnos, en todo el desarrollo, es un montón de información ahora. Creo que vamos a ver que esto es más importante que un examen al final del proceso tradicional”.
¿En qué fijarse al momento de elegir un programa online?
Para la directora ejecutiva de la DEAC, buscar un curso o programa en una universidad es un tema preocupante. Y es que “las instituciones toman tu dinero, prometen certificaciones que no tienen valor, es muy importante crear una estrategia para ver que hay estándares de acreditación que deben ser aprobados a nivel gubernamental”.
Este elemento debería ser la primera pregunta que debe hacerse un profesional al momento de investigar respecto a las alternativas posibles a cursar en línea: la acreditación. Luego, la información clave debería estar disponible donde se tienden a describir los objetivos, estrategias de aprendizaje, las carreras, los resultados de los programas, entre otros.
Y la tercera, el estudiante se debe preguntar si tiene la aptitud y la actitud: ¿puedo dirigir y motivarme para hacer cursos en línea?, ¿estoy cómodo con la tecnología?, ¿ocupo datos o aplicaciones por internet para acceder a conocimientos? “Entonces, combinar actitud con aptitud ayuda a predecir el éxito en los estudios online”, concluye Leah K. Matthews.
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