En los condados con una alta concentración hispana, la probabilidad de morir por un ataque cardiaco o un ictus es un 60% mayor que en zonas con poblaciones más diversas.
Las comunidades de EE.UU. con una alta densidad de población hispana tienen mayores tasas de muerte por enfermedad cardiovascular, como ataques cardiacos o ictus, que otros vecindarios más diversos. Así concluye un nuevo estudio publicado en el Journal of the American Heart Association. Además, la mortalidad por estas causas aumenta en toda la comunidad, tanto para los hispanos como para los blancos no hispanos.
En realidad, los hispanos tienen tasas de mortalidad cardiovascular más bajas que los blancos no hispanos (244,8 frente a 189,0 por cada 100.000 habitantes), a pesar de que su bajo estatus socioeconómico se relaciona con una mala salud. Este fenómeno se conoce como paradoja hispana o paradoja epidemilógica latina. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que la salud cardiovascular se resiente en entornos donde la comunidad latina es mayoría.
“Este hallazgo desafía las nociones sobre el efecto protector de los enclaves culturales entre los hispanos, la llamada 'paradoja hispana”, explica Fátima Rodríguez, cardióloga en la Universidad de Stanford y autora principal del estudio.
Los hispanos son uno de los grupos étnicos más grandes y de más rápido crecimiento en EE UU. Representan aproximadamente el 17% de la población, una cifra que se espera llegue al 30% para 2050. Experimentan una carga desproporcionada de factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular, incluida obesidad, presión arterial alta y diabetes tipo 2.
Para comprender la relación entre densidad de población hispana y mortalidad por enfermedades cardiovasculares, los investigadores analizaron datos de 715 condados del país, con registros de 4.769.040 muertes, incluidos 382.416 hispanos y 4.386.624 blancos no hispanos.
El código postal importa
En general, los condados con mayor población hispana soportan peores situaciones económicas, falta de acceso a servicios de salud de calidad y barreras idiomáticas. Las cifras señalan que el número de muertes por enfermedades cardiovasculares en hispanos en estos territorios es un 60% mayor (215,3 frente a 134,2 por cada 100.000 habitantes).
“El código postal importa. Los resultados no son tan sorprendentes si se tiene en cuenta que esta población también tiene más probabilidad de contar con escasos ingresos, niveles de educación más bajos y menos médicos de atención primaria disponibles”, añade Eduardo Sánchez, director médico de prevención de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).
Además, entre los habitantes de estos condados –situados en el suroeste, el sur de Florida y en algunas regiones del noreste– hay más personas sin seguro médico, con un dominio limitado del inglés y que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Ahora los autores se plantean averiguar en futuros estudios si estos hallazgos son consistentes en diferentes subgrupos hispanos, y “desentrañar aún más qué factores del vecindario e individuales se pueden mejorar para reducir los factores de riesgo cardiovascular y la mortalidad”, concluye Fátima Rodríguez.