Un estudio publicado en el Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos demostró que el aumento de esas instituciones estaría relacionado con la disminución de ligadura de trompas, esterilizaciones o abortos asistidos.
Un gran número de hospitales norteamericanos se han adherido a sistemas de salud basados en la fe católica durante los últimos 20 años. Esa fusión entre propietarios seculares y redes de la iglesia estaría afectando los derechos reproductivos de sus usuarias, al prohibirles ciertos procedimientos médicos. Así lo reveló una investigación publicada éste mes en el Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos.
Los investigadores se fijaron en los servicios ofrecidos por 1002 hospitales al pasar de dueños seculares a católicos, y viceversa. Con base a esos datos, crearon un modelo de diferencias entre años donde se pudiera comparar los procedimientos disponibles y los prohibidos por las pautas religiosas.
El resultado fue evidente: la tasa anual de abortos hospitalarios en cama tuvo una reducción del 30 %, mientras que las ligaduras de trompas o las esterilizaciones disminuyeron en un 31 %, según el cálculo de los expertos.
Esta última cifra fue la más preocupante para los autores porque representa una gran reducción, casi 10.000 procedimientos menos cada año. Es decir, un impedimento en las formas de anticoncepción para las mujeres, especialmente las mujeres negras e hispanas pues son el grupo que más accede a las esterilizaciones para control de natalidad.
El problema es que prohibir esas opciones obliga a las mujeres a “someterse a prácticas menos eficaces y más incómodas”, señalaron los autores David Slusky y Donna Ginther, adscritos a la Universidad de Kansas y la profesora de de la Universidad de medicina en Rochester (Nueva York), Elaine Hill.