En en el análisis de DNA Human Capital, destacó el caso de Argentina con la mayor proporción de “ejecutivos mentirosos”, seguido de Colombia y Perú.
En 2005 el empresario estadounidense Seth Godin, reconocido por ser uno de los teóricos del marketing más importantes del siglo XXI, publicó el libro “All marketers are liars” (“Todos los vendedores son mentirosos”) en el cual aseguró que las personas han mentido desde sus orígenes para obtener propósitos específicos, lo que se aplicaría directamente a las ventas.
¿Pero, qué hay de cierto que los ejecutivos comerciales son mentirosos?
Según un estudio recientemente publicado por la multinacional DNA Human Capital, las razones para tildar a los ejecutivos comerciales de mentirosos serían más que suficientes de acuerdo a las respuestas entregadas por 2.268 hombres y 1.512 mujeres dedicados a las áreas comerciales de empresas en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú.
Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital, explicó que “en todas las preguntas, más del 50% de los ejecutivos de venta de cada país respondieron afirmativamente".
Argentina lidera
En en el análisis destacó el caso de Argentina con la mayor proporción de “ejecutivos mentirosos”, seguido de Colombia y Perú. Por el contrario, el estudio indicó que los ejecutivos de las áreas comerciales de Brasil y Chile demostraron ser los más fiables de la lista.
“Hay perfiles más estructurados y que prefieren ser más directos a lo que es el producto, como puede ser el caso del chileno. Ellos invierten tiempo en hablar bien del producto. Se restringen a lo establecido (…)”, explicó Arruda.
Si bien lo anterior podría llevar “a perder el brillo del producto y con ello perder la venta”, se tornan más responsables y capaces de mantener al cliente por más tiempo.
En Colombia, Brasil y sobre todo Argentina, son más comerciales en el sentido de conseguir la venta. “Son más de discurso, de ‘ponerle color’, crear conversaciones, y en ese contexto pueden llegar a adornar mucho las características del producto”, agregó Arruda.
En términos generales, las respuestas obtenidas se mantuvieron entre 50% y 90% en preguntas relacionadas a la función comercial, por ejemplo, si él o la ejecutiva mintió alguna vez para vender, si entregó algo de dudosa calidad, si el producto no era tan bueno como parecía.
También, si alguna vez ocultó si éste presentaba alguna debilidad, dio plazos de entrega que sabía que no cumpliría o inclusive ofreció servicios de post venta inexistentes.
Para el experto, al final del día más allá de ocultar los problemas o debilidades de un producto, o un servicio, la empresa debería mejorar ese producto, mejorar esa debilidad. Así el vendedor tiene más argumentos para vender más.
Como cierre, Arruda concluyó que para lograr la satisfacción de clientes son esenciales la transparencia y la honestidad.
“En el estudio percibimos que la herramienta de mentir u ocultar información del producto te pueden ayudar en el corto plazo, a cerrar la venta, a llegar a la meta mensual, pero si piensas en la relación con el cliente, te jugará más en contra que a favor (…)”, finalizó.
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