Se trata de la principal carta de presentación de la gastronomía local. Un plato popular cuyo origen se remonta a la época de la conquista española.
Hay rincones y sectores de Guayaquil donde fácilmente uno se deja atrapar por el olor a carne asada, de patacones y menestra, que se cocinan en pequeños o grandes fogones y en parrillas industriales.
Pedazos de lomo de carne, pulpa o pajarilla, acompañados de menestra –sea de fréjol o lenteja– y unos cuatro pedazos de verde –asado o frito en forma de patacón– son el manjar que degusta el habitante porteño o el visitante.
Se lo puede servir en el hogar, en la esquina de un barrio, en improvisados quioscos de metal, restaurantes y hoteles de cinco estrellas; no hay horario para comerlo ni día específico para saborearlo.
El arroz con menestra y carne asada con patacón es la carta de presentación de la gastronomía guayaquileña. Un plato popular cuyo origen se remonta a la época de la conquista española.
Cuando llegaron los europeos a América, ellos introdujeron el ganado y, a la vez, disfrutaron en la nueva tierra de lo que ellos denominaron porotos a los diferentes granos que encontraron, entre esos el fréjol y la lenteja.
Según cuenta la historiadora Jenny Estrada en sus libros 'Crónicas costumbristas Del Tiempo de la Yapa' y 'Sabores de mi tierra: Historia y tradiciones de la mesa guayaquileña', antiguamente se lo conocía como sota (10), caballo (11) y rey (12), figuras de la baraja española.
Estrada señala que el arroz con menestra era solo un plato casero, es decir, se lo servía en el hogar o a los invitados.
Esto cambió hace unos cuarenta años cuando una familia que era oriunda de Ambato –y vivía en Guayaquil– rompió esquemas en cuanto a comercializar el popular plato.
Fueron los hermanos Ramos Bautista, conocidos como los 'Chagras', quienes en la década del 70 decidieron preparar, en el desaparecido restaurante El Flamingo (9 de Octubre y Boyacá, por donde hoy queda el edificio del Banco del Austro), el plato y venderlo, señala Estrada.