Sus viejos callejones, barrios señoriales y calles estrechas hacen de la segunda ciudad de Portugal un destino que debe ser visitado.
Oporto es una de las pocas ciudades de Europa que se mantiene auténtica, con su personalidad intacta y nada que explicar a los turistas en busca de la restauración y perfección de los grandes polos turísticos. Es atractiva, sincera y una de las más ‘cool’ de Europa.
Es la segunda ciudad en importancia en Portugal luego de la capital, Lisboa. Sobre la ribera del río Duero, la marítima Oporto no para de cosechar halagos y fans, como un lugar amigable donde divertirse y llenarse de historia en un ambiente relajado.
Sus rincones, su ambiente de otra época en un híbrido con las costumbres de la actualidad. La ciudad, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad, es un excelente plan para quedarse al menos dos días. Paseos por el río, excelente gastronomía, vinos maravillosos y un aire bohemio que sobrevuela todo, son algunos de los placeres a darse en esta urbe.
Un clásico de Oporto, imperdible, es el tranvía. Una vueltita en este medio de transporte que hoy ya funciona más que nada para los turistas es una obligación. Para chuparse los dedos es la pastelería local, con los pasteis de Belem como buque insignia; además para los golosos hay pastelerías por todos lados y se pueden encontrar verdaderas delicias. Para hacer un break de las caminatas, no se puede dejar de ir al café Majestic, donde JK Rowling empezó a escribir Harry Potter. Su interior es de ensueño, una perfecta inspiración para una escritora de ese porte. Si bien uno puede enfrentarse a colas para entrar, vale la pena ir a tomar un café o un tentempié a este mítico lugar.
El arte contemporáneo también habita la ciudad. Su símbolo mayor se puede observar en la Casa de la Música, espacio diseñado por el famoso arquitecto Rem Koolhaas, y es el lugar donde se realizan los conciertos y sede de la Orquesta Nacional de Oporto.
Uno de los mayores atractivos de la ciudad es su historia y edificios históricos, como la famosa Estación de San Bento, de principios del siglo XX, que se construyó sobre los restos de un convento, el San Bento del Ave María. Sorprende su interior de más de 20 mil azulejos pintados a mano, que cuentan la historia de Portugal. Otro de los imperdibles es el Puente Don Luis I, un enorme puente de hierro que cruza el Duero y es uno de los símbolos del skyline de la ciudad. Junto al puente se encuentra otro de los emblemas: la Torre de los Clérigos, con sus 76 metros de altura y 200 escalones, es el lugar donde obtener las mejores panorámicas de Oporto y de paso hacer un poco de ejercicio.
Luego de cruzar el puente es obligación visitar Vila Nova de Gaia, localidad famosa por sus bodegas de vino Oporto, el tan buscado por su denominación de origen. Aquí es un buen plan visitar una bodega y degustar sus vinos y maridajes.
En el bellísimo centro histórico se encuentra otro punto obligatorio en la recorrida: la librería Lello e Irmão, famosa por su increíble diseño interior, al punto que se paga una entrada de unos 4 euros para permitir sacar fotografías. Muchos van por los libros, pero en tiempos de redes sociales todos se quieren sacar una foto en su escalera central. Y hablando de Harry Potter, se dice que JK Rowling se inspiró en estas escaleras para su novela.
En cuanto a estilo arquitectónico, otro imperdible es la barroca iglesia de San Ildefonso del siglo XVIII, donde se encuentran otras de las maravillas artesanales en azulejos pintados por Jorge Jorge Colaço (quien pintó la estación de Sao Bento). Allí hay varios elementos a admirar, como su órgano, vitrales y su majestuosidad interior.
La catedral, por su parte, es una maravilla del siglo XII que luce tanto como un castillo, fortaleza e iglesia al mismo tiempo. Es una de las construcciones más importantes a conocer en el centro histórico.
Para los amantes de los azulejos, Oporto es el lugar ideal donde disfrutarlos, como en la Capilla de las Almas, con su fachada de más de 16 mil azulejos, blancos y azules como acostumbra a tener la ciudad.
Un lugar diferente, para salirse un poco de los edificios históricos y disfrutar de la idiosincrasia local, es el Mercado Bolhão. Inaugurado a principios del siglo pasado, es una maravilla para la vista, con su decadencia y abundancia al mismo tiempo.
El Palacio de la Bolsa fue construido sobre las ruinas de un convento y se finalizó a finales del siglo XIX. Con su Patio de las Naciones y su escalera de granito y mármol, la Sala Dorada cubierta en pan de oro, y la Sala Árabe como sus mayores atractivos, es un imperdible que remonta a los visitantes a épocas de opulencia y majestuosidad. Y si de opulencia se habla, no se puede dejar de visitar la Iglesia de San Francisco, donde se ve oro por todas partes, al mejor estilo barroco de las grandes iglesias del medioevo.
De barrio en barrio
La Ribeira es el barrio donde “sentir” Oporto, sus calles y su color, bares a orillas del Duero. Es animado, distendido y una excelente opción para tomar un descanso y disfrutar de la brisa marítima. Sin duda una de las zonas más hermosas para observar el río, el puente y Vila Nova de Gaia. Y por supuesto realizar un paseo en barco, para observar la bella ciudad desde otra perspectiva.
Para ir de compras y seguir conociendo la ciudad, está la Rua Santa Catarina, donde se encuentran tiendas, cafeterías, pastelerías en una calle peatonal. Con lo cool que se ha vuelto esta ciudad no se puede dejar de visitar la calle Bombarda, el epicentro del arte en Oporto.
Como en muchas otras ciudades del mundo que han sabido reconvertirse con los movimientos artísticos como punto de partida, esta zona corrió con la misma suerte gracias a jóvenes artistas que se fueron instalando en esta calle. La rua Miguel Bombarda se convirtió en una de las calles europeas con mayor concentración de galerías y espacios culturales y artísticos. Está situada en el corazón del llamado Barrio de las Artes, donde todo tipo de negocios de moda de diseñadores locales, tiendas de alimentos orgánicos, y mucho street art, forman este paisaje mezcla de bohemio con hipster que debe estar incluido en la visita.
Oporto para niños. No solo los adultos pueden deleitarse en una ciudad como Oporto. Si se viaja con niños, el lugar para conocer es el parque temático interactivo World of Discoveries, un museo donde se pueden ver embarcaciones de todo tipo, incluso las famosas carabelas y conocer cómo era la vida a bordo y cómo se transportaban las mercancías durante los largos viajes. También hay una recreación de un astillero naval. Al finalizar la visita, se realiza un recorrido en bote con audioguía por un canal con diferentes escenarios y simulaciones. Esta es la zona predilecta no solo de los niños sino también de los adultos.
Majestuosidad. La Catedral de la Sé está situada en el barrio de Batalha, junto a las murallas que tiempo atrás protegieron la ciudad de los invasores.
Arte. La verdadera joya de la Estación de Trenes de San Bento se encuentra en su interior: un hall decorado con más de 20.000 azulejos en los que se retrata la historia de Portugal.