Por Matt Symonds, editor general de MBA50.com y co-autor del bestseller "Getting the M.B.A. Admissions Edge", una guía de admisiones patrocinada por Goldman Sachs y McKinsey.
¿Está cambiando el panorama de los cursos de posgrado de dirección de empresas multinacionales? Aunque ha aumentado el número de matriculados en el GMAT -Graduate Management Admission Test, examen de admisión para estudios de posgrado en Gerencia-, la demanda de programas MBA ha perdido fuelle en los últimos años y muchas escuelas han informado de un descenso de solicitudes.
Asimismo, el perfil de los examinados ha variado considerablemente de cinco años para acá. En lugar de profesionales con al menos cuatro o cinco años de experiencia laboral, los que se presentan ahora al examen son mucho más jóvenes y cuentan con escaso bagaje laboral, si es que lo tienen. No obstante, estos alumnos no persiguen el MBA tradicional, sino que forman parte de un movimiento en expansión de jóvenes estudiantes que se decantan por el Master in Management (MiM).
Aunque el concepto máster sin experiencia laboral previa no es nuevo, en los últimos años se ha disparado el interés en estos programas hasta tal punto que han eclipsado al MBA en numerosos países del mundo. Según el Graduate Management Admission Council, Europa y Asia han sufrido los cambios más drásticos —en Europa, el 44% de los alumnos del GMAT solicitaron un programa de máster el año pasado, un fuerte incremento respecto al 23% de 2008. Esta tendencia empieza a acentuarse ahora en Latinoamérica, donde las solicitudes de MBA están cediendo terreno a los cursos de máster.
Pero ¿por qué le atrae tanto estos programas a la actual generación de estudiantes de Management? ¿Y qué beneficios les reportan que no les proporciona un MBA? El primer atractivo, y quizá el más obvio, de cursar un máster sin experiencia previa radica en el costo. Muchos programas MiM de un año cuestan entre 30.000 y 80.000 dólares (alrededor de 22.000 a 60.000 euros), un precio considerablemente inferior a la mayoría de los programas MBA, en especial, a los de dos años. De igual modo, el costo de oportunidad de renunciar a 12 meses de salario en los inicios de la carrera profesional también resulta notablemente inferior.
Roland Siegers es el director general de la CEMS —una red global constituida por 28 instituciones, incluida la brasileña Escola de Administração de Empresas de São Paulo (FGV-EAESP), que se anexionó en 2008. Estas escuelas ofrecen de forma conjunta un Master in International Management (MIM).
Siegers considera que haberle dado prioridad al rendimiento de la inversión de los programas MIM, sobre todo en países con economías en rápida expansión como Brasil, ha contribuido a multiplicar la demanda.
"Nos hallamos en un punto de inflexión donde los mercados de MBA están saturados y se cuestiona la propuesta de valor, sobre todo en aquellos países con salarios medios más bajos", afirma el director. Y concluye: "La propuesta de valor de un grado respaldado por un máster quizá resulte muy atractiva para las familias latinoamericanas, ya que desean ver un rendimiento más rápido del dinero que han invertido en educación en lugar de esperar para cursar un MBA".
La alianza CEMS se fundó hace 25 años con la colaboración de cuatro centros académicos europeos. Hoy día, sus 28 instituciones reciben a más de un millar de alumnos cada año procedentes de 67 países, superando así a programas MBA de escuelas tan prestigiosas como la Harvard Business School o INSEAD.
Si las actuales presiones económicas y un mercado laboral inestable facilitan que los alumnos continúen formándose recién acabada la carrera universitaria, esta nueva tendencia cuenta también con el favor de los empresarios. En su esfuerzo por ser competitivos en un marco internacional, muchas empresas, no solo las multinacionales, prefieren contratar a licenciados sin experiencia previa, pero con buen conocimiento de las prácticas comerciales internacionales y con capacidad de desenvolverse en distintos mercados y sectores.
Como respuesta, numerosas escuelas han diseñado programas de máster especializados en un sector determinado. Como ejemplo, la mexicana EGADE ofrece programas de máster adaptados a sectores como las finanzas, la gestión de producción y el marketing, que combinan los conocimientos técnicos en materia de gerencia con formación enfocada específicamente en ese sector.
En Europa, las instituciones han ido un poco más lejos: han desarrollado programas de máster que no se limitan a formar a los estudiantes para un trabajo en concreto, sino que también los conecta con empresas potenciales mediante unas prácticas. El programa MiM, puesto recientemente en marcha en la ESMT berlinesa, una de las escuelas de negocios más prestigiosas de Alemania, está pensado para licenciados en Ciencias, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas. Con el apoyo de empresas como McKinsey, Bosch y Siemens, los alumnos tienen la oportunidad de completar un período de prácticas de hasta seis meses, además de pasar un mínimo de cuatro meses en otro país, dos meses en un proyecto de campo en equipo y otros cuatro meses optativos trabajando en investigación aplicada con una empresa colaboradora.
Menos tradicional, la EMLYON gala ofrece un máster especializado en Gestión del Deporte y el Entretenimiento que, con el apoyo de varias marcas deportivas punteras como Salomon, North Face y Rip Curl, además de enseñar los entresijos de la industria del deporte, también permite adquirir conocimientos laborales, ya que los alumnos se involucran en cada una de las fases de diseño, producción y marketing. Los participantes aprenden los fundamentos de la gestión en las instalaciones de la EMLYON, después viajan a los Alpes franceses durante cinco meses de especialización y prácticas y completan el curso en el campus que la escuela tiene en Shanghái.
"Las empresas que funcionan en el marco de estos entornos internacionales altamente competitivos necesitan directores y gerentes que adapten sus conocimientos a la idiosincrasia de cada mercado", explica Patrice Houdayer, vicepresidente de los programas de máster de la EMLYON.
El Master in International Management de la CEMS también tiene una visión internacional, pues exige que los alumnos estudien al menos en una institución asociada extranjera. Así, los matriculados en la FGV brasileña conocen otras culturas, mientras que los estudiantes de otros países hacen lo propio en Brasil. Este requisito les ayuda asimismo a perfeccionar su dominio de la lengua extranjera.
Aunque el inglés continúa dominando los negocios internacionales, la influencia de las economías emergentes en los mercados globales ha propiciado que cada vez más empresarios prefieran contratar a quienes hablan varios idiomas y pueden trabajar con soltura en el seno de otras culturas. Teniendo esto en cuenta, la CEMS garantiza que al completar el programa, sus alumnos hablan una media de tres idiomas. Brian Rolfes, socio de contratación mundial de McKinsey, afirma que tales destrezas se antojan esenciales en todos los universitarios. Y argumenta: "Comprender los matices culturales y tener la capacidad de conectar con los compañeros, los clientes y la comunidad de un modo afable es lo que distingue a nuestros asesores. Y esa habilidad solo se adquiere hablando el idioma con fluidez".
A pesar del último informe del GMAC que señala que el descenso en las solicitudes de MBA empieza a estabilizarse, nada indica que se esté perdiendo interés en los programas MiM. Parece que, tanto para empresarios como para jóvenes profesionales por igual, el programa MiM supone una herramienta clave para que las personas con ambición se destaquen del resto y entren con pie firme en la dirección y administración de empresas multinacionales.