Hoy suman más de 200.000 las válvulas implantadas en el mundo y en Alemania superaron a la cirugía, convirtiéndose en estándar de cuidado.
Maribel Ramírez Coronel, El Economista. Existen dispositivos de última generación que son una verdadera tecnología disruptiva. Es el caso de las válvulas aórticas artificiales que ayudan al corazón a seguir bombeando la sangre hacia el organismo cuando las originales ya demeritaron por el largo uso diario de muchos años.
Hace una década esta enfermedad de la válvula el cardiólogo cirujano lo arreglaba mediante una compleja operación a corazón abierto que implicaba conectar un corazón artificial momentáneamente mientras colocaba la nueva válvula con las manos. Hoy, gracias a una tecnología altamente innovadora, esa intervención se ha vuelto más sencilla y es factible hacerla sin cirugía gracias a la tecnología médica que ofrece mecanismos mucho más sencillos y con mucha más ágil recuperación para el paciente.
Es el caso de la válvula percutánea de Medtronic que se coloca sin necesidad de cirugía. El médico sólo introduce un catéter altamente especializado con el cual se ayuda a enroscar el dispositivo en el lugar indicado. El doctor César Moris, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Central de Asturias en Oviedo, España, dice que está intervención cardiaca hoy es inclusive más sencilla que la laparoscopía porque no requiere anestesia, sólo un poco de sedación, al grado de que el paciente puede ver su propia intervención de corazón, recuperase muy rápido e irse del hospital en unos días.
El primer disruptivo en este ámbito fue un médico francés quien creyó que algo entonces visto como imposible podía ser posible. Realizó el primer implante experimental de una válvula de este tipo en el año 2002. Unos seis años más tarde se autorizó para ser probado como último recurso en personas con enfermedad coronaria muy mayores que no podían arriesgarse a ser operados por la alta probabilidad de morir. La tecnología fue adquirida por Medtronic y muy pronto demostró un éxito rotundo al extender la vida a muchas personas mayores de 80 años. Entonces se empezó a implantar en personas con menos riesgo que sí podían ser operadas y hoy en los países desarrollados ya se aplica a nivel masivo para todo paciente con problemas en válvula aórtica.
El primer año de su lanzamiento se colocaron 50 válvulas, en el segundo 200, en el tercero 1.000 y su crecimiento sigue exponencial: en el 2015 se colocaron 75 mil de estas válvulas cardíacas en todo el mundo. Hoy ya van más de 200 mil válvulas implantadas en el mundo y, así como va, muy pronto será la terapia por excelencia para esta patología cardiovascular que es de las más frecuentes que afectan al corazón.
En Alemania el implante de la válvula percutánea ya superó a la cirugía y se convirtió en la terapia más utilizada para estos pacientes. Juan Gaspar, director de educación médica de Medtronic para América Latina, dice que considerando el acelerado envejecimiento poblacional para el 2020 se estarán colocando unas 300.000 válvulas CoreValve en el mundo.
Algo interesante es que para producirse requiere de mano de obra muy delicada pues estos dispositivos quirúrgicos son unas estructuras metálicas minúsculas que se fabrican a mano pues cada válvula requiere unas 1.500 puntadas de máxima precisión.
Un punto relevante para América Latina es que esta tecnología médica se produce en Tijuana, México donde se encuentra una de las seis plantas que Medtronic tiene en el país capitaneada por Fernando Oliveros. Es una de las principales compañías de dispositivos médicos y exporta desde México US$ 3.000 millones anuales.