Los años de la infancia son determinantes para formar personas emocionalmente sanas.
Muchas personas piensan erróneamente que los niños no se dan cuenta de si algo anda mal en casa, o de los gritos y las peleas, o de los comportamientos de la gente a su alrededor.
Son muchos los estudios que comprueban que aunque un bebé todavía no pueda expresarse a través del lenguaje, percibe todo lo que hay a su alrededor y esos sentimientos dejan huella en su mundo interno.
Por eso, es muy importante tener en cuenta que los años de la infancia son determinantes para formar personas sanas emocional y mentalmente.
Durante la niñez que los padres y quienes rodean a los niños deben estar más alertas para proporcionales un ambiente propicio para su salud mental, lleno de positivismo y afecto.
¿Qué se puede hacer para que como padres se haga sentir bien a los hijos? Expertos coinciden en este decálogo:
1. Jugar con su hijo(a), leerle cuentos, cantar canciones juntos. Hacer cualquier actividad que sea divertida y les permita compartir.
2. Reconocer cuando el hijo(a) se porta bien y decirle que está orgulloso(a) de él o ella.
3. Eliminar la combinación de la televisión, el tablet o el celular o móvil a la hora de la comida. Enseñarles que el momento de cenar, almorzar o desayunar es un instante para compartir.
4. No poner un televisor en la habitación del niño(a). Limitar el tiempo que pasan jugando video juegos y no creer que es una solución prender la televisión y dejar al (la) bebé sentado (a) viendo cualquier cosa. La televisión no es una niñera. Por cierto, hay evidencia que las pantallas interfieren con el sueño.
5. Promover que el (la) hijo(a) juegue con niños de su misma edad. Invitarlos a casa o asegurarse de que siempre están supervisados por un adulto.
6. Escuchar a tu hijo(a) y razonar con él o ella. Por ejemplo si quiere hacer algo que usted no cree conveniente, explicarle el por qué y cuáles serían las consecuencias de hacer lo contrario.
7. Diseñar rutinas para dormir y de esa manera promover que descansen lo suficiente.
8. Motivarlo(a) a aprender de sus errores.
9. Hacerlo (a) sentir bien acerca de sí mismo(a), aplaudiendo sus logros y siempre prestándole atención a sus emociones: felicidad, tristeza, enojo. En el caso del enojo, enseñarle a canalizar estos sentimientos sin comportamientos destructivos como romper juguetes o pegarle a alguien.
10. Darle un buen ejemplo. Evitar tener discusiones y reacciones que no se quieran que sus hijos(as) copien. Ser consciente de que hay un tiempo para hablar o argumentar entre adultos y no hacerlo enfrente de ellos si se piensa que pueden herirse sus sentimientos.