Para ponerle la lupa a este tema del que poco se habla un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), analizaron 18 estudios que han explorado los niveles de CO2 a los que están expuestos los seres humanos, así como sus impactos en la salud tanto en humanos como en animales.
Del dióxido de carbono – CO2 - se habla mucho. Pero casi nunca sobre lo que implica para los humanos respirarlo. Y mucho menos, lo que significa respirarlo cuando se acumula en espacios cerrados, como oficinas o cuartos. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Sustainability, indica que cada vez hay más evidencia que apunta a que el CO2 en espacios cerrados estaría afectando nuestra salud, incluso nuestra capacidad cognitiva.
Para ponerle la lupa a este tema del que poco se habla un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), analizaron 18 estudios que han explorado los niveles de CO2 a los que están expuestos los seres humanos, así como sus impactos en la salud tanto en humanos como en animales.
Allí encontraron una primera pista que deja un sinsabor. A pesar de que siempre se ha creído que se necesita una concentración de 5.000 partes por millón (ppm) de CO2 para que este tenga un impacto en nuestra salud, nuevos datos indican que, si la concentración simplemente alcanza los 1.000 ppm, ya es perjudicial. Incluso si se respira por pocas horas.
Lo impresionante, apuntan los investigadores, es que la mayoría de los lugares interiores que solemos habitar, como oficinas, aulas de clases y habitaciones, tienen una concentración de CO2 por encima de los 1.000 ppm.
En uno de los estudios que analizaron, por ejemplo, encontraron que la capacidad cognitiva de los empleados disminuía en un 50% cuando estaban expuestos a un ambiente con una concentración de 1.400 ppm de C02 que cuando con una concentración de 550 ppm.
Por su parte, otra de las investigaciones analizadas, y realizada en animales, encontró que tras estar expuestos unas pocas horas a una concentración de 2.000 ppm de CO2, las venas de estos se inflamaban.
“También hay evidencia tentativa que sugiere que la exposición prolongada a niveles entre 2,000 y 3,000 ppm está vinculada a efectos que incluyen estrés, calcificación renal y desmineralización ósea”, explica el periódico The Guardian.
¿Pero qué tanto debemos preocuparnos frente a estos datos? El doctor Michael Hernke, coautor del estudio se lo explicó de la siguiente manera al periódico inglés. “Hay suficiente evidencia para preocuparse, pero no suficiente para alarmarse. Sin emabrgo, no hay tiempo que perder ".